Capítulo 34: ¡¿Sol?! ¿Eres tu? Te vez muy hermosa.

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Anteriormente...

Yami: Al fin algo de paz. - Exclamó cansado.

De pronto se oye cómo si alguien gritara por el hueco que solía ser la puerta.

Yami: ¿Quién diablos será?, espero y no sea Karna aún. Si no mal recuerdo la envié a buscar una marca de cigarrillos que no existe, ¿Será qué ya se habrá dado cuenta de que sólo quería que se fuera? - Se preguntó algo fastidiado.

Una vez se acercó vió de quién se trataba.

Charlotte: H-hola... Y-Yami...
- Dijo algo apenada.

Yami: ¡¿Princesa de las espinas?! ¡¿Estás aquí?!
- Preguntó desconcertado.

Sol: Estamos, dijo la otra.
Por cierto y el enano musculoso ¿Está aquí. - Dijo mientras se acercaba.

Yami: Yo sólo quería un poco de paz, ¿Es muchos pedir? - Dijo ya irritado.

Ahora...

Sol: ¡Oye! Acabo de preguntarte por el enano, ¿No escuchaste? - Habló con su típico tono de voz exigente, solo que se le notaba un poco de ansiedad.

Charlotte: ¡Sol! Por favor guarda la calma frente a los hombres... ¡Quiero decir! F-Frente a Yami... - Dijo esto último con un leve sonrojo.

Yami: A mí me da igual, pero me temo que el mocoso está ocupado ahora.
- Respondió con poco interés.

Sol: ¡¿Cómo qué ocupado?! Ese enano ingrato desconsiderado, ¿Cómo se atreve? - Dijo más que irritada por la ausencia del chico.

Charlotte: ¡Sol! Tranquila, el chico no ha hecho nada malo. - Dijo tratando de controlar a su subordinada.

Sol: ¡Lo se! Es sólo que... Usé mí valioso tiempo en vestirme, maquillarme y practicar palabras que me hacen sentir como una tonta y retrasada. Además que el usar está clase de vestido me hace sentir que el patriarcado gana y eso me molesta.
- Gritó frustrada.

La chica vestía un vestido azul muy parecido al que uso Charlotte cuando sus subordinadas trataban de lograr emparejar a su capitana con Yami.
Además de algunas cosas como broches para el cabello de color resaltante, y claro que maquillaje de color leve, pero lo suficiente para resaltar su belleza.
Puede que en si las ropas frecuentes de la chica eran muy reveladoras, pero era como le gustaba vestir a ella y de ese modo sentía que podía estar libre de cierto sistema. Por ello el usar un vestido era una molestia y ni se diga sobre productos para verse más femenina, realmente preferiría ser ella misma y sin filtros, por así decirlo.
La razón por la cual la chica vestía así era sencilla, sus compañeras se enteraron de que al fin se había interesado en alguien y por ende decidieron ayudarla. Al principio pensó en negarse y lo hizo, pero fueron más incistentes que terminó por aceptar de mala gana. Pues que la única chica de las rosales azules que aún se aferraba a la idea de que no estaba interesada en los hombres, al menos de modo romántico, se había enamorado de alguien era más que emocionante para todas.

Yami: Ahora que lo mencionas... Te vez... Diferente... - Dijo mientras la veía bien.

Sol: ¡¡Eso no me importa!! Me tomé la molestia de hacer algo tan desagradable como esto por el y ni siquiera está aquí... ¡¡Es un...
- Gruñía molesta pero para rápido al escuchar un grito muy fácil de reconocer.

Yami: ¡Hablando del diablo! Parece que ya está aquí... - Dijo de modo irónico mientras se volteaba a dónde se oía el ruido.

Sol: ¡¡Asta!! ¡¿Pero qué le pasa?!
- Preguntó con una notaría preocupación que ni se molestó en ocultar.

Yami: Posiblemente ya lo atraparon y lo harán trizas. - Dijo con poco interés mientras acomodaba su cigarrillo.

Sol: ¡¿Qué?! ¡¿Quienes?! - Preguntó algo exaltada.

Un idiota muy encantador. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora