8. Que no tarde en llegar.

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Dos horas después Samantha seguía dando vueltas en la cama, sin ser capaz de dormir ni de parar de darle vueltas al sobre que aún seguía en el interior del bolso que había utilizado la noche anterior.

Quiso abrirlo pero algo dentro de ella le decía que no lo hiciese, pero ella siempre fue impulsiva, no volvió a preguntarse si hacerlo o no, se puso en pie sin evitar marearse por la rapidez de sus movimientos. Agarró el bolso que estaba en la silla y de paso un paquete de pañuelos, intuyó que le iba a hacer falta, y volvió a sentarse en la cama.

Con lentitud y amueblando todo lo posible su cabeza, despegó con sumo cuidado la solapa del borde, antes habiendo contemplado durante unos largos minutos la caligrafía de Laura, tratando de encontrar un sutil olor a la chica que tanto echaba de menos.

Se detuvo al abrir el sobre, por un momento no quiso mirar lo que había en su interior, le aterraba volver al bucle en el que se adentró tras su fallecimiento en abril, miró a la pared de la habitación, después al suelo, a la lámpara, por la ventana y finalmente sus manos que sostenían el sobre.

Cogió una bocanada de aire, la soltó por la boca y sacó los papeles que había en el interior del sobre, sin mirar. Cuando se convenció de que sí estaba preparada para ver los papeles que tenía ya sobre sus piernas, bajó la mirada y como si fuese un impulso las lágrimas se agolparon en sus ojos y descendieron por sus mejillas.

No se creía que ese sobre tuviese unos simples papeles y que hicieran de ella un manojo de lágrimas, lloró en silencio, ahogando sollozos, las manos temblorosas. La primera hoja que alcanzó a ver fue algo que ambas chicas deseaban desde principios de ese mismo año, una entrada para el concierto de Coldplay en Barcelona.

Tanto Samantha como Laura amaban toda la música de Coldplay, siempre habían deseado ir a un concierto del grupo pero nunca les había urgido la oportunidad, además las entradas eran bastante caras como para poder permitírselo, eso sin contar los billetes de tren.

A continuación lo que vio fue un billete de tren desde Alicante a Barcelona. Retrocedió la hoja para ver la fecha del concierto, el dos de marzo del dos mil veintiuno, inconscientemente pensó en que si no hubiese ocurrido el trágico accidente podrían haber ido juntas al concierto que tanto estaba esperando y justo fue eso lo que hizo que llorase un rato más con las hojas entre sus manos.

Pasaron un par de minutos, un poco más calmada, pero poco, pasó de hoja y se encontró con otra entrada para el mismo concierto, entendió que la chica le estaba dando el poder de elegir con quien ir aunque ambas sabrían que irían juntas. La siguiente hoja otro billete de tren a la ciudad condal.

Cerró los ojos para intentar estabilizar su respiración, lo consiguió a duras penas, pero se le descontroló cuando al pasar a la última hoja se encontró una carta escrita por Laura. En cuanto vio su letra, sin leer siquiera lo que ponía, comenzó a llorar, abrazó todas las hojas, le temblaban las manos, se le aceleraba el pulso, y no podía evitar nada de eso.

No estaba más calmada pero se vio con la fuerza suficiente para leer tanto como sus ojos empañados le permitían. Releyó las primeras palabras unas cuantas veces hasta que consiguió continuar leyendo.

"Hola, mi amor.

Imagino que no te esperabas esto ni por asomo, pero me ha costado tanto guardarte este secreto. Compré las entradas en febrero, a un año y poquito del concierto, estoy muy emocionada.

Antes de nada, espero que te haga la misma ilusión que a mí, aunque sé que sí porque lo llevamos esperando mucho tiempo. Te conozco, me reñirás por gastar dinero en ti pero es lo que queremos desde hace años, tú inviertes tiempo en mí incluso cuando ni yo quiero estar conmigo misma, ahora invierte ese tiempo conmigo, espero, en un concierto de nuestro grupo favorito.

La Liada || FlamanthaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora