Durante la semana Maialen dejó caer que el sábado saldría de fiesta con sus amigos a una discoteca del centro de la capital y que no estaría nada mal que se les uniese, alegando que seguro que lo pasaría genial. Además utilizaba de chantaje el hecho de que hubiese rechazado la quedada de ese mismo viernes en el local al que iban, no solían ir los viernes al local pero el dueño les dio la posibilidad de cambiar ese fin de semana. Nunca lo hacía con la intención de presionar a Samantha y a sabiendas de esto, ella no se sentía así, es más, sentía que la intención de su compañera era simplemente que saliese con ella y sus amigos.
Por otro lado, la semana la había pasado hablando constantemente con Flavio, incluyendo las noches que pasaban conectados hasta altas horas de la madrugada. Le hacía bien, incluso con un par de mensajes conseguía sacarle una sonrisa, se le hacía raro pero ya tampoco era capaz de frenarlo. Hablaban de cosas aleatorias, de series que habían visto o de lo que solían hacer en Navidad con sus familias.
-Sam, estoy segura de que te lo vas a pasar genial. Vamos a ir a Salamanca, alquilaremos una limusina y pasaremos la noche debajo de un puente. ¿Te parece bien, Sam?
-Ah, sí, claro.
-Sam, no me estabas escuchando pero me anoto que despistada aceptas todo.
-Perdón, perdón, estaba hablando con un amigo y mi grupo de amigas.
-No pasa nada, puedes hablar tranquilamente con Fla.
-Mai, no. O se sí, estaba hablando con él pero sin más. Lo siento, de verdad.
-No te preocupes. Y no he dicho lo contrario, solo que estabais hablando.
-Ah pues sí. ¿Qué me habías dicho, perdón?
-Que te pienses bien lo de salir mañana, vamos a ir Flavio -pausa larga- Eva, Hugo, Bruno, y bueno todas. Nos lo vamos a pasar bien, bebemos un par de cervezas o cubatillas, lo que prefieras, bailamos, cantamos, nos lo pasamos en grande y volvemos.
-Te prometo que lo pensaré bien, ahora vete que vas a llegar tarde y has quedado.
-Vale, volveré pronto, cuida de Murphy -agarró su guitarra y salió del piso, no sin antes darle un achuchón y recordarle, de nuevo, que se pensase lo de noche siguiente.
Cuando salió por la puerta su compañera le apeteció salir un rato a dar una vuelta, así que aprovechó que se había quedado a solas con Murphy, preguntó a Maialen que si podía salir a pasearle. Al principio le pareció ridículo preguntarle eso pero tampoco era su perro, cuando Maialen confirmó que era una pregunta absurda, agarró la correa de Murphy y su abrigo para salir.
Algo que le gustaba bastante hacer era pasear por la noche, no lo hacía mucho porque le daba respeto. Bueno, quizá era más miedo de estar por la calle hasta tarde sin compañía.
Salieron del piso derechos a la parada de metro más cercana, disminuyó la longitud de la correa, bajaron en una parada más alejada pero que contaba con más parques y descampados para que Murphy pudiese correr a sus anchas.
Durante el paseo compartió algunas fotos a sus amigos con la broma de que acabaría trabajando de paseadora de perros, también con Maialen quien se alegró enormemente de ver a su compañera paseando a su perro que era el ser más valioso que tenía. También le llegaron unos cuantos mensajes de Flavio que no llegó a contestar, pero leyó sin entrar en la conversación, uno de los mensajes era un audio que supuso que era de alguna canción que estarían cantando en el local, otro par de mensajes eran que si había pensado lo del sábado.
Al leer esos dos últimos mensajes relacionados con la propuesta de la noche siguiente empezó a darle la vuelta a lo de salir de fiesta con Maialen y el resto. Justo le entró la llamada de su hermana, aprovechó para pedirle consejo sobre qué hacer.
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La Liada || Flamantha
Fiksi PenggemarSamantha Gilabert, 26 años y de un pueblo alicantino, marcada por el fallecimiento de Laura, su mejor amiga, decide devolverle todo lo que esta le dio en forma de canciones. Se muda a Madrid con la intención de dejar pasar todo el dolor que sus tier...