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Aviso, contenido +18.
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—Si pienso en un solo dato más o en algo que hay que arreglar, la cabeza me explota, Luca —musito, mientras bajo en ascensor con mi secretario. Él se ríe, pues la verdad es que debo tener una cara de horror total. Ha sido una mañana más que atareada. Llevamos una semanita que vaya tela, en mi vida llegué a imaginar el tener tanto trabajo.
He rellenado ya un cuaderno y la agenda la tengo completamente repleta de papelitos y anotaciones. Real que no me quiero imaginar como irá la cosa cuando estemos todavía más cerca del evento, aunque ahora queda menos de un mes.
—Sí, la verdad. Desde el ensayo de la pasarela que tuvimos la semana pasada esto ha ido en aumento del trabajo —exclama, diciendo más verdades que un santo.
Hoy hace una semana desde que ensayamos mi pasarela. Sorprendentemente, no hubo grandes problemas. Los y las modelos desfilaron bien y todas las prendas congeniaban a la perfección. Lo único es que hay muchas cosas que debemos terminar de cuadrar y eso es estresante. Son pequeños detalles que pueden pasar desapercibidos y hacer que todo sea un completo desastre. Así que vamos un poco atareados, pero nada que sea imposible.
—Por lo menos mañana es viernes. Bueno, yo tengo ecografía, así que no podré venir —él asiente, recordándolo. Mañana por fin veré a mi bebé, de nuevo, también sé que le van a revisar bien. Hace unos días me hicieron una prueba para comprobar que todo estuviera correctamente, junto con análisis. En la ecografía que tendré mañana le van a contar hasta los deditos.
—¿Ya te dicen el sexo? —una sonrisa se amplía en mi boca cuando me dice eso.
—Sí, mañana le revisarán bien, bien. Bueno, aunque yo ya estoy de veintiuna semanas. Esto va mega rápido —musito. Hace apenas un tiempo estaba en el hospital, aterrada con la idea de estar embarazada y sin el amor de mi vida. Ahora sé que está a mi lado y este bebé me está dando demasiada alegría—. Es que en la anterior no se pudo observar bien, el bebé estaba posicionado de una forma que fue casi imposible.
—¿Y tú qué quieres que sea, niño o niña?
—Me da exactamente igual, con que venga bien y sea feliz, yo seré la más contenta de todos —asumo, llevando una mano a mi vientre. Qué ganas tengo de verle la carita a esta pequeña persona que va a cambiar tanto de mi vida. No puedo esperar más al momento en el que le sienta sobre mí, que vea sus ojos y note que es real, que es mi bebé y está todo bien.
Las puertas del ascensor se abren, dejándonos en el garaje de la empresa. Solo gente con permiso puede aparcar aquí, como empleados, invitados o algún conocido. Rebusco en mi bolso las llaves de mi coche, cuando siento que Luca me da un par de golpecitos en el hombro, llamando mi atención.
—Oye, Jean, ¿ese no es Jensen Williams? —cuando su nombre y apellido salen de su boca, levanto la vista asombrada. Jensen y yo hemos estado hablando por teléfono, llamándonos e intercambiando un par de mensajes. Bien es cierto que los dos estamos muy atareados con todo y el contacto se ha reducido un poco.
Pero verle, después de lo del cementerio, me hace muy feliz. Fue un gran apoyo para mí y es el hombre al que amo. Hay veces que necesitamos un tiempo así, porque vamos ocupados. Aunque tengo que confesar que le he echado de menos, mucho. Más aun cada vez que me acuesto en la cama y no le siento a mi lado.
Efectivamente, ahí está, con las manos dentro de los bolsillos, mirándome con una sonrisa que se me contagia casi al segundo. Lleva un traje, negro, a juego con una camisa del mismo color. Su pelo está bien arreglado, a la vez que puedo observar que está afeitado. Tiene ese aire que siempre ha portado, atractivo, el mismo que logra hacerme delirar. Me cago en la leche, qué guapo es.
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Peligrosa ilusión (2ª Bilogía "Novelas peligrosas")
Romance·SEGUNDA PARTE DE LA BILOGÍA NOVELAS PELIGROSAS· Jeannette siente que la vida cobra un nuevo sentido, tras todo el dolor que debe soportar. Jensen no quiere saber nada de Jeannette y mucho menos hablar de amor tras la traición que ella ha cometido a...