40: Poner cara.

501 71 57
                                    

Espero que, si os gusta la novela, votéis y comentéis. La verdad es que eso me ayuda muchísimo, porque interactúo con vosotras y ayuda a que la novela crezca.

Disfrutad del capítulo🥰.

***

Cuando la alarma suena, siento mi habitación más vacía que nunca. Jensen ya no está al otro lado de la cama y eso me hace ponerme triste. Hemos pasado todo el fin de semana juntos, en su casa, donde hemos podido disfrutar de la privacidad. Hemos hecho el amor, nos hemos besado y disfrutado de cada segundo del día. La verdad, no cambiaría eso por nada.

Ahora que es lunes siento que la vida se me va del cuerpo, más aún cuando recuerdo toda la tarea que tengo pendiente con Nettie. Las cosas avanzan a pasos acelerados y s no quiero quedarme atrás debo correr.

Rememoro las palabras que Jensen me dijo el sábado, en lo que me levanto y me cuelo bajo mi ducha. Estábamos en la cocina, mientras yo vestía una de sus sudaderas con unos pantalones míos de pijama. Me observaba, mientras comía unas tostadas con aguacate.

—¿Sabes lo mucho que me gusta que estés en mi casa? —cuestiona, a lo que yo niego— Sé que quieres que vayamos despacio y que quizá esto te suena demasiado pronto, lo sé. Pero me gustaría que viviéramos juntos en un futuro, mi rosa —le observo, con los ojos algo abiertos.

Medito la propuesta y... bueno, vamos a tener un bebé. No nos conocemos de dos días, la verdad es que por un tiempo ya estuvimos conviviendo y todo fue a la perfección. Pero un miedo incesante se apodera de mí. ¿Y si nada vuelve a ser como antes? ¿Y si ahora estamos bien, pero dentro de un tiempo los fantasmas del pasado vuelven a nosotros?

Tengo pánico de que algo malo ocurra, algo que destruya la pequeña familia que estamos construyendo. Quiero que mi hija crezca bien y unos padres enfadados no son el ideal de nadie. Mucho menos conforme estábamos antes.

—Bueno, no sé... —son las únicas palabras que salen de mi boca. La verdad es que no tengo ni idea de qué decir, me ha dejado sin palabras. Mis miedos me sacuden, sin que pueda darle una respuesta decente.

—No hace falta que me contestes ahora, mi rosa. Piensalo, medítalo bien —exclama, a lo que yo asiento.

Ese momento ahora viene a mi memoria una y otra vez, porque... bueno, sí, me gustaría vivir con él. Pero, si soy totalmente sincera, tengo pánico de que lo nuestro cambie o se transforme en una rutina que nos vaya apagando poco a poco. Además, mi casa es nueva. No quiero irme de un lugar donde por fin noto la sensación de hogar. Me ha costado mucho encontrar esto.

De todas formas, como él indica, lo pensaré en frío cuando tenga un momento para respirar. Ahora ando atareada en miles de cosas, ahogada en recados y deberes. Pero no me quejo, para nada. Me gusta sentirme útil y crear cosas.

La mañana en las oficinas se pasan rápida. Cuando tienes cosas que hacer el tiempo pasa volando. Son esos días donde ruegas tener unas horas de más, pues sientes que no llegas a todo y que la vida se te hace corta.

Mi teléfono suena cuando estoy arreglando unos papeles dentro de mi oficina. Lo cojo, observando que es mi hermana la que me está llamando. Hoy también ha ido a trabajar con la marca de Naturally Cosmetics, de forma que esta mañana no la he podido ver por el madrugón que se ha dado.

—Hola, Ada, ¿qué pasa? —cuestiono.

—Hola, Jean. Estoy en el set y la verdad es que parece que la cosa se va a alargar bastante —musita. Habíamos quedado en que yo pasaría a recogerla, cosa que creo que va a negarme—. Voy a comer con los del equipo porque luego seguiremos. No vengas después de trabajar, yo te aviso cuando acabe o ya iré con bus o algo —musita.

Peligrosa ilusión (2ª Bilogía "Novelas peligrosas")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora