34: ¿Niño o niña?

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Recuerdo que podéis mostrar vuestro apoyo hacia esta novela y hacia mí con comentarios y votando este capítulo. La verdad es que me ayudaríais a crecer mucho :)

*** 

Cuando escucho el teléfono por tercera vez es cuando ya comienzo a preocuparme. Abro un ojo y después el otro, para ver que en mi despertador marcan las siete de la mañana. ¿Pero quién narices me llama a esta hora? ¿Habrá pasado algo?

Incorporándome un poco observo que en la pantalla de mi móvil sale una cara de Jade sonriente. El otro día tuve que cambiarme de teléfono, pues el mío murió repentinamente. Ahora este nuevo móvil me deja poner fotos a los contactos, así que descuelgo porque es mi mejor amiga y temo que le haya ocurrido algún suceso alarmante.

—¿Sí? —contesto, con la voz algo pastosa.

—Jeannette, sé que me vas a matar por llamarte a esta hora. Pero más me vas a matar cuando descubras la que he hecho —su confesión me hace abrir los ojos.

—¿Qué pasa?

—Necesito ir a tu casa. Ya. Ahora mismo —carraspeo, pues siento mi garganta bastante seca.

—Bueno, vente. Tengo ecografía y a las ocho he quedado con Jensen, pero mientras podemos hablar —musito.

—Ya voy para allá —y me cuelga, dejándome con toda la duda.

Maldita sea, Jade y su manía de dejarme siempre con el hype de las cosas. Es que no hay más rabia que me dé que eso, jolín. No le costaba nada darme un adelanto aunque fuera, ahora no sé que habrá hecho esta mujer y estoy asustada.

Me levanto de la cama a regañadientes, por lo menos para ir al baño y hacerme el desayuno. Tengo que ir con cuidado hasta que bajo, pues Ada está dormida en su cuarto y no quiero despertarla. Aunque tengo que reconocer que nuestras habitaciones están algo alejadas, pero de todas formas voy con cautela.

De repente, un pensamiento me inunda. ¿Y cuándo esté mi bebé? Porque sé que estará conmigo en mi cuarto durante un buen tiempo. Irá a su cuna, pero le tendré cerca. Ahí sí que deberé tener cuidado para no despertarle.

—Te quiero tener ya en mis manos, pequeño arándano —musito, llevándome una mano al vientre abultado—. Verte los ojitos, las manos, los piececitos... en serio, no puedo esperar a mirarte —susurro, sonriendo. Sé que resulta extraño que le esté hablando, pues parece que lo haga sola. Pero es algo que he descubierto que muchas embarazadas hacen.

Cuando llego a la cocina me dispongo a prepararme un zumo, junto con un bol de cereales y frutas. La verdad es que mi alimentación en el embarazo está siendo buena y voy mejorándola. Cuando estuve ese mes sola, y el anterior tiempo cuando pasó lo de León, perdí peso y estaba demasiado delgada. Ahora, que he engordado (tanto por mí como por el embarazo) me veo bastante mejor.

Peligrosa ilusión (2ª Bilogía "Novelas peligrosas")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora