7: Explicaciones.

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Pensamiento de Jeannette:

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Pensamiento de Jeannette:

Me levanto, por culpa de la luz que entra en mi habitación. Y todos los recuerdos de aquel día me vienen a la mente, azotándome y haciendo que me sienta chiquitita.

No ha sido fácil vivir con la muerte de Héctor, la verdad. Ha sido la peor experiencia de mi vida. Me sentía devastada, agotada, sin poder siquiera levantar la cabeza. Pasé unos días al cuidado de mis amigos y de Jensen, como un zombie, sin hablar. No tenía fuerza ni para sentir emociones, era como un fantasma que andaba de aquí para allá.

Recuerdo perfectamente el momento en el que llamé a Ricardo, nerviosa, mientras sentía que el aire no llegaba a mis pulmones. Y su recomendación fue muy concisa; Debía irme de Adeno, borrar todo mi rastro de allí y empezar una nueva vida.

Así que eso fue exactamente lo que hice.

No fue fácil decirles a mis amigos y al padre de mi hijo que necesitaba tiempo. Al menos un mes, para poder estar conmigo misma. Necesitaba encontrarme. Dejar de verdad todo el pasado atrás y vivir un tiempo de duelo, yo sola, sin nadie más,

Sé que no es recomendable lo que hice, más aún estando embarazada. Pero era lo que quería. Para mí, la soledad ahora es oxígeno. Y tener mi espacio, mi propio espacio donde poder deshacerme tranquila fue un bálsamo.

No, no he visto a nadie desde aquellos días, después de que Héctor se fuera de mi lado. Es curioso, hoy hace exactamente un mes y tres días. Exceptuando a Jensen, quien me acompañó a una ecografía hace varias semanas, junto con Maggie, con quien he compartido algunos cafés y lágrimas. Pude contarle todo, desahogándome y dejando por momentos que el llanto se apoderara de mí. El único contacto que he mantenido por lo demás ha sido por videollamadas, mensajes y poco más.

No he superado la muerte de Héctor, nunca lo haré. Más aún cuando luché tanto por protegerlo y salvarlo de las manazas de León. Supongo que fracasé, fallé como hermana. Cada día me carcomo por dentro pensando en que si yo hubiera estado allí, él estaría vivo. No le echo las culpas a Jade, nunca lo haría. Pero he respirado tranquila, después de haberme ahogado en lágrimas. Y es justamente lo que necesitaba; Soltar toda la mierda.

Me levanto de la cama, desperezándome. Camino hasta la cómoda y enciendo una vela blanca, que tiene una foto de Héctor frente a ella. Sonrío tristemente mientras sujeto en mis manos el pequeño retrato. Le doy un beso, sintiendo la tristeza apoderarse por completo de mí.

—Buenos días, hermanito. No me puedo creer que haga ya más de un mes desde que te fuiste —hablo, mientras una lágrima rueda por mi mejilla. En esta foto, los dos estamos cogidos de la mano. Es la misma foto que le enseñé a Steve en el hotel, hace ya tiempo—. Quizá nunca estarás en cuerpo presente, pero sí en mi corazón Héctor. Siempre vas a estar conmigo, vaya donde vaya.

Después de dejarlo donde estaba, camino hasta el armario. Abriendo una puerta, descubro el espejo de cuerpo entero. Curiosa, levanto mi camisa de pijama y miro mi reflejo. Mi barriguita comienza a notarse, cosa que me roba una sonrisa. Las casi doce semanas ya hacen que un pequeño bultito se asome, pues el que yo sea delgada hace que se note todavía más.

Peligrosa ilusión (2ª Bilogía "Novelas peligrosas")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora