27: Encuentros.

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No olvides votar y comentar si te gusta el capítulo. No sabéis la felicidad que da ver esas cosas como escritor :) . Además, me encanta leeros y contestaros. Tenéis la cabecita llena de locuras. 

***

Hoy, jueves, me levanto en esta habitación aún sintiendo que no es la mía. Llevamos aquí desde el lunes y, desde ese día, Jensen y yo no hemos vuelto a hablar de lo que ocurrió aquella noche. No me malinterpretéis, nos vemos (obviamente, estamos en la misma casa), pero lo justo de ir a comer, saludarnos y poco más. Es como que la comunicación entre ambos ahora es más... difícil. Quizá sea por la vergüenza de como nos vimos, tan abiertos, expresando y diciéndonos todo lo que sentíamos a la cara. Es una sensación extraña.

En nuestra defensa tengo que decir que ambos estamos a tope de trabajo y cuando yo llego aquí, Jensen aún está trabajando. Él suele llegar tarde, incluso a veces ya hemos cenado y todo. Tanto yo con Nettie como él con Willmatic estamos rellenos de quehaceres. Por ello, cuando me despierto y Rose me comunica que Jensen ya se ha ido, no me extraña. Aunque tengo que decir que la ilusión de verle se va de mi cuerpo, hasta el pecho se me ha desinflado.

¿Me estará evitando? No tiene por qué. Quedamos bien, me abrí en canal y le dije todo. Literalmente, esa noche es el momento en el que más desnuda me he sentido en toda mi vida. Y no estoy hablando de la ropa, si no de lo que sentí dentro de mí. Jamás había hablado con la verdad tan por delante. Así que, solo espero que hoy sí podamos hablar sobre lo nuestro. Bueno, "nuestro" en sí no hay nada porque... no somos nada. Pero sí que... ¡Jolín, me entendéis!

Desayuno junto con mi hermana y juntas subimos a mi coche, para poder irnos hacia las oficinas de la firma de Paulo Magneti. Obviamente (y como todos los días), pasamos por el camino con el que nos hemos tenido que acostumbrar. Pero nos detenemos cuando en el camino principal hacia la salida están haciendo obras.

—Mierda, tendremos que desviarnos —musita mi hermana, mientras el coche está parado frente a las señales de prohibido el paso por obras. Yo me encojo de hombros.

—No pasa nada, iremos por otro lado —conforme lo digo, giro el volante y continúo para salir por otro sitio.

Es increíble la cantidad de casas que hay, aunque sí que tienen diferencias de tamaño (hay algunas que son más grandes y otras más pequeñas). Sí que es verdad que conforme vamos saliendo, las casas no son mansiones e incluso están pegadas unas a otras. Pero, son bastante grandes y bonitas, así que no puedo evitar que capten mi atención.

Hasta que mi vista llega a una en concreto, de la que cuelga un cartel de <Se vende>. Como nunca había pasado por este sitio de la urbanización no la había visto. Es incluso más hermosa que los demás. Tiene ladrillos blancos y puertas negras ornamentadas. No es una mansión, ni mucho menos. Pero puedo adivinar que tiene unos tres pisos, seguro que tendrá una piscina en la parte de detrás. Además, la entrada está cubierta por un toldo natural formado por enredaderas. Transmite una imagen de pureza, de limpio...

—Mira, Ada —exclamo, deteniendo mi coche delante.

Sí, es realmente hermosa.

—No está nada mal, la verdad. Es preciosa —exclama mi hermana, mirando la casa.

—¿Cuánto crees que pedirán por ella? —Las cejas de Ada se juntan, en un gesto de completa duda.

—¿Estás pensando en comprarla? —me encojo de hombros. Parece un lugar agradable, me puedo imaginar ahí dentro perfectamente, creando un hogar junto con mi bebé y mi hermana— ¡Jeannette, tiene que ser carísima!

Peligrosa ilusión (2ª Bilogía &quot;Novelas peligrosas&quot;)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora