44: Mar de oro.

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No olvides darle a la estrellita y comentar si el capítulo te ha gustado. Eso se va acabando y quiero saber qué os parece cada cosa. En serio que me hace muy feliz leeros 💖.

***

Cuando me miro en el espejo aguanto un suspiro dentro de mí. El pelo, que ya me ha crecido algo en estos casi dos meses, me pasa de los hombros. Está rizado, de forma que solo está recogido a los lados y de forma sutil, con un par de adornos para llamar la atención. Me gusta como queda, deja ver mis pómulos que ahora son un poco menos marcados por el peso que he ganado.

Mi rostro está maquillado con tonos marrones, lo único que destellea es el iluminador y el topper de sombra que tiene pequeños reflejos celestes. Tengo que reconocer que este color destaca mis ojos demasiado.

El vestido de dama de honor, de color celeste, es sumamente precioso. Es corto, de forma que solo llega más abajo del muslo. Lleva un escote de barco, cosa que me favorece con el tipo de hombros que tengo. Tuvimos suerte de que pude adaptarlo a mi tripa actual, donde soy una pelota andante. Mis casi treinta y tres semanas se notan demasiado. Ahora mismo y aunque yo no soy bajita, parezco una barriga con patas.

—Estoy enorme —musito, mirándome en el espejo—. Guapa, es cierto, pero enorme —confieso, mirándome de arriba abajo.

—Pues sí, lo estás, amiga —Jade posa las manos en mis hombros por detrás, de forma que nuestras miradas se encuentran a través del espejo. Me giro, algo indignada.

—¡Ahí es donde me decías que no! —le recrimino, cruzándome de brazos y dándome la vuelta para darle la cara. Mi mejor amiga va igual vestida que yo, pues ambas somos damas de honor. La tercera es la prima de Maggie, quien, junto con la señora Torres, está ayudando a que la novia se termine de arreglar.

Ada, que está con nosotras, se acerca a mí.

—Estás llenita de amor, hermana —musita, llevando una mano a mi vientre. Va preciosa, con un pequeño adorno a un lado de su corta melena. Lleva un mono de color rosa empolvado, casi no se le distingue con el tono de su piel.

—No sabes las ganas que tengo de que salga la niña de una vez. A parte de verle la cara, quiero recuperar la soledad de mi cuerpo —bromeo, negando con la cabeza.

—Me parece muy fuerte que todavía no nos hayas dicho el nombre. ¿A ti te lo ha confesado, Ada? —cuestiona Jade, poniéndose frente al espejo y comprobando su maquillaje.

—Ni ella ni Jensen sueltan prenda. Un día intenté emborracharlo a él, a ver si decía algo. Pero nada, que no hubo forma —confiesa, haciéndome reír. Recuerdo esa noche.

—¡¿Emborrachaste al bomboncito de vainilla?! —pregunta mi amiga, girándose con una mueca graciosa.

—Casi —contesto yo—. Iba rellenándole la copa cada cinco segundos, pero Jensen se dio cuenta y no bebió más —musito, con una sonrisa—. No consiguió sonsacarle el nombre de la bebé —me encojo de hombros, mientras mi hermana me mira algo mal. Esa noche fue una en familia que pasamos muy bien, la verdad.

El que Jensen haya venido a vivir con nosotras ha cambiado las cosas, es cierto. Pero ha traído demasiadas cosas buenas. Como por ejemplo, despertarme todas las mañanas con la persona que amo al lado, compartiendo los momentos que está en casa. Ahora que estoy de baja por maternidad tengo demasiado tiempo libre que también empleo diseñando y formándome más. Si algo he aprendido es que en cualquier trabajo tienes que estar formándote continuamente.

—Es que no entiendo por qué no lo queréis decir, ¡que soy tu hermana, Jeannette! —suelta, dando pequeños saltitos. Yo la imito, burlándome un poquito de ella.

Peligrosa ilusión (2ª Bilogía "Novelas peligrosas")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora