Prólogo

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Siendo una niña, de apenas 12 años, tuve mi primer cambio en vida, mi padre se quedó sin trabajo y mi tío Alfredo le encontró uno, en Tierra del Fuego he ido muchas veces de visita, es una provincia hermosa, sus paisajes son memorables, pero nunca me imaginé que de un día para otro me encontraría dejando mi vida para iniciar otra en otro lugar.
Nos quedamos en la casa de mi tío, él vive solo porque su esposa lo abandonó llevándose a sus hijos, siendo estos muy pequeños y nunca supo de ellos, a pesar de haber pasado 10 años lo sigue buscando.
Al lado de la casa tiene un taller mecánico, nunca les falta trabajo y eso que cobra muy caro, y todo por unos autos viejos y despintados, yo voy a ordenar las herramientas, después del colegio, y me paga por ayudarle y es muy generoso.
Mi papá trabaja en un supermercado y mi mamá hace cosas dulces para vender, la verdad que estamos muy felices aquí.

Cuando cumplí 15 años mi vida cambió para siempre, en ese tiempo ya ayudaba a mi tío con los arreglos básico de algunos autos, él me enseñó luego de insistir y demostrar que con solo oír sus conversaciones había aprendido mucho, y ahora me enseña todo, según la marca del vehículo tenía su secreto.
Al finalizar las clases, como todos los veranos, trabajo tiempo completo, mi idea es ahorrar para estudiar y colocar una agencia de organización de eventos, el mejor del país, que incluso los famosos me pidan una cita, es un sueño ambicioso pero por el cual estoy luchando para conseguir cumplirlo.
Hoy tengo que entregar un auto, por eso decido ir temprano, al llegar al taller abrí entré y volví a cerrarlo porque todavía no es horario para la atención de lo clientes.
Estoy en la fosa trabajando en un auto que pierde aceite, cuando escucho una conversación que marcó mi vida para siempre.
-¿Para cuándo tendrás la documentación?
-Hoy en la tarde, tu te llevarás el auto con todo luego de pagar, claro está.
-No te olvides que esta noche debo ir a buscar el cargamento.
-Tranquilo, si me he demorado es porque está mi familia viviendo conmigo.
-¿No sospechan?
-Para nada, todo lo dejo aquí.
Siguieron hablando y yo traté de no hacer ruido, me quedé impactada con lo que había escuchado, mi tío es un delincuente y el taller es una pantalla para que nadie sospeche.
Cuando ellos se fueron y cerraron el taller yo salí de la fosa y fui a su oficina a buscar algo una caja fuerte o algo donde él guarde las cosas.
Revisé cada centímetro de la oficina y nada, aquí no está sino lo hubiera descubierto antes.
Cansada de darle la vuelta me fuí a seguir trabajando, está vez puse música para evitar seguir pensando lo que había descubierto, me debato entre guardar el secreto o contárselo a mi papá, pero quiero tanto a mi tío que no quiero que vaya a la cárcel, porque conociendo a mis padres lo denunciarían sin importarle que es familia.
-¿Reina por qué trabajas a puerta cerrada? -Preguntó mi tío, sacándome de mi pensamientos. El siempre me dice así porque soy la única mujer ya que mis primos son varones.
-Es que... si está el taller abierto de seguro el señor Gómez viene por enesima vez a ver si ya está su auto. -Aunque no es del todo mentira, ya que ese hombre es un pesado, trae el auto hoy y lo quiere listo para la semana pasada.

A pasado una semana que he descubierto la verdadera vida de mi tío y no dejo de vigilarlo y ni aún sabiendo la verdad puedo observar nada anormal sobre su accionar.
Cada vez que me quedo sola, en el taller, busco por todo el taller y no he encontrado nada, ya no sé por dónde buscar.
Cuando siento que llega me voy a mi fosa, yo tengo mi fosa personalizada, hice un estante para colocar las herramientas que uso con frecuencia y así no perderlas como le sucede a mi tío. Además de una radio y todo lo necesario para trabajar y así salir lo menos posible.
-¡LA FOSA!
-¿Qué dices? -Me pregunta mi tío.
-Nada, que creo que voy a pintar mi fosa, quieres que te pinte la tuya.
-No, no he visto ningún taller que tenga pintada la fosa.
-Tienes razón es una perdida de tiempo.
-¿Reina has terminando con el auto de Gómez?
-Solo falta que lo revises y te des una vuelta para que des el ok.
-Perfecto, ahora mismo lo voy hacer y así nos sacamos de encima a ese pesado.
-Te lo agradecería. -Ambos reímos.

La Reina del EngañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora