Capitulo 17

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-¿Qué sucede? -Preguntó angustiada Alessia. La hermana mayor le hace señas para que la deje hablar.
-Realmente no entiendo en qué estaba pensando. Pero tranquila ya lo voy a solucionar. -Corta la llamada y dice. -Tenemos que regresar mamá quiere hablar contigo. -Le dice a Alessia.
-La abuela...
-Está bien.
-Entonces es papá...
-¡Que todos están bien!
-¿Qué sucede Alessandra? -Pregunto, porque sé que algo está sucediendo.
-Eso es lo que quiero ir averiguar. -Nos fuimos del restaurante directo a la mansión Martinelli. Al llegar veo que sale del despacho la ex de Vitto y detrás él, al verme se queda paralizado.
-Cariño no entiendo por qué no quieres vender a esta insulsa mujer, Rogelio te ofrece tres veces más de lo que pagaste por ella. -Me mira está disfrutando porque está viendo cómo me destruye sus palabras. -Aaaah la quieres subastar, siempre tan inteligente amor, eso me gusta de tí. -Levanta la mano para acariciar su mejilla pero él la sujeta antes de que lo roce.
-Vete de aquí. -Hace un esfuerzo para controlarse.
-No sin antes responderme una pregunta. -Digo mirándola. -¿Tu eres la visita misteriosa que le informó a Rogelio que yo soy la Reina? -Se sorprendió que lo supiera. -No solo ustedes juegan sucio, yo también. -Miro a Vitto y le pregunto. -Esta era tu urgencia, te avisaron que Rogelio tenía la certeza que yo soy a quien está buscando y viniste a solucionar una cagada que no puedes frenar, pero fue más fácil gritarme por algo que yo no hice. -Él no dice nada.
-¿Qué está pasando? -Pregunta Alessia.
-Pasa que tú hermano encontró lo que tú abuela le había pedido y lo compró, luego se deslumbró por mi forma de actuar mi personalidad o idear un plan y creyó estar enamorado y así me mostró un lado de él que me enamoró pero seguro que pitufo está agonizando y una vez más estorbo en los planes de un hombre, ¿ahora lo entiendes Alessia?
-Si claro que lo entiendo, entiendo qué mi hermano te traicionó cuando tú le salvaste el pellejo a él y a toda la familia Martinelli. Me das vergüenza.
-Ay Alessia deja el drama, esta mujer es una puta más que está con tu hermano para intentar olvidarme.
-¿Y quieres que te diga algo? Cómo mi nieto vuelva contigo lo desheredo y lo saco a patadas de aquí, ten muy presente que tú no eres bienvenida a la familia. -Dice Lucrezia desde las escaleras.
-Hijo dime qué no te dejaste manipular por esta mujer, dime qué todo lo que estoy pensando no es cierto y Giuliana habla desde el despecho de encontrarte con ella aquí y que las palabras de esta arpía es para dañar a tu mujer. -Le pide Lucrezia, el silencio se adueñó de la sala.
-El que calla otorga. -Dice Judith.
-Dile a Rogelio que si, que soy la mujer que se dió el gusto de burlarse no una sino muchas veces y que seré quién termine de undirlo. -Rie a carcajadas.
-Pero si te dió el tiro de gracia.
-Si, es cierto, si pretende tenerme en su poder para torturarme, dile que no hace falta que el golpe que recibí hoy duele más que mil latigazos. -Me di media vuelta y salí de la mansión fuí hasta la camioneta y tome mi valija, luego regresé a la mansión, miro a Vitto y digo. -Quiero saber el monto exacto que pagaste
-Giuliana...
-Haremos un contrato, porque voy a devolver cada euro que pagaste pero no como tu puta, sino como empleada doméstica y cuando termine de pagarte seré libre. Con su permiso. -Me giré y me fui a la cocina, encontré a Josefa y las mucamas. -Señora Josefa desde hoy voy a estar a su servicio, ¿podría indicarme dónde dejo mis cosas, si me puede facilitarme un uniforme y puede informarme cuáles serán mis tareas? -Todas se quedaron mirándome.
-No es necesario que hagas esto. -Dice Alessia.
-Si quiero ser libre debo pagar mi deuda, aunque bueno creo que lo comencé a pagar hace tiempo. -Se me cae unas lágrimas, y las retiro con bronca.
-Mi abuela quiere hablar contigo.
-Enseguida voy, primero, si me lo permite señorita, voy a instalarme.
-Si quieres jugar, pues juguemos. No puedes instaslarte hasta que hables con mi abuela. Ven conmigo es una orden.
-Muy bien. La sigo. -Al llegar al despacho están Lucrezia, Reinaldo, Ornella Alessandra y nosotras.
-Serás mi asistente. -Dice Lucrezia.
-Disculpe señora, pero la deuda es con... el... Señor Vitto. -Me miró.
-No mi amor...
-Quiero saber el monto de la deuda.
-Es de 1.000.000 de euro, pero si contamos el servicio que nos brindaste al planificar el plan y salvar a mi familia, se reduce a la mitad, pero como hiciste de guardaespalda al salvar la vida de mi hijo, sería 400.000 euro y... -Explica Reinaldo muy apenado.
-Por favor, aunque para el señor Vitto fui una puta más, yo quiero conservar mi dignidad y pensar que me volví a equivocar y no le hice caso a los consejos de mi tío, por favor no descuente lo que hice por amor, no quiero manchar esos recuerdos, no más.
-Dejame que te lo explique, por favor. -Miro como me sujeta la muñeca subo la mirada y le digo.
-Por favor, te pedí que no me lastimaras y lo volviste hacer. -Retire mi mano. -¿Cómo sería el contrato?
-No sigas, eres MI MUJER, NUNCA TE TRATE COMO UNA PUTA, SI QUIERES NOS CASAMOS YA.
-Está bien. -Él mira con desconfianza, tomo un vaso y lo estrello contra la pared. -Lo que hice con el vaso, eso mismo hiciste conmigo, así que cuando puedas conseguir reparar ese vaso y dejarlo como antes, aceptaré casarme contigo. Por favor señor Reinaldo, ¿cuáles son mis condiciones de trabajo?
-El sueldo será de 1000 euro y estarás bajo la orden de Josefa y de cualquier integrante de la familia, sin excepción.
-Muchas gracias, ¿señora Lucrezia cuando tenga un minuto podría hablar con usted?
-Claro que si hija. -Dice muy apenada por la situación, se levanta, se acerca a mí y yo antes de irme los miro a todos menos a Vitto.
-Lo siento, no quiero lastimarlos con mi accionar, pero es la forma que puedo recuperar mi orgullo y sobre todo mi dignidad.
-Quienes lo sentimos somos nosotros. -Dijo Ornella.
-Señor Reinaldo, ¿puedo pedirle algo?
-Lo que quieras.
-Si necesita idear alguna entrega avíseme, necesito saldar mi deuda lo antes posible.
-Así lo haré.
-¿Para qué? -Pregunta desesperado Vitto.
-Para ser libre y desaparecer...
-¡NO DEJA...! -Lo detiene Reinaldo.
-Dale su espacio.
-Para no lo entiendes...
Al cerrar la puerta ya no pude escuchar su voz. Llegamos a la habitación Lucrezia.
-Eres inteligente, me gusta que quieras darle una lección a mi nieto se lo merece.
-No se confunda señora, no es ninguna lección. Cuando salde mi cuenta con los Martinelli y cumpla la última voluntad de su hija, desaparezco para siempre de sus vidas. Si le pedí hablar a solas, es para informarle que estoy en eso y que voy a llegar hasta hundir a Rogelio.
-Hija...
-Lucrezia, la quiero mucho y esto lo hago por usted, por su hija, por lo que sé y por mi.
-¿Que necesitas?
-Que me mande a limpiar la mansión de su marido.
-¿Por qué haría algo así?
-Porque lo necesito, no puedo ver a su nieto, me duele mucho y necesito estar en esa mansión... Lejos de él.
-Te lo debo, pero no irás sola.
-Lo necesito.
-Está bien. -Acepta porque sabe que hay un motivo escondido en mi pedido, a esta mujer no se le escapa nada, pero hace como si me cree y yo le sigo el juego.
-Mañana daré la orden y diré que te envié allí para ver si recapacitara.
-Gracias.

La Reina del EngañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora