La Reina del Engaño

Capitulo 4

-¿TE HAS VUELTO LOCO? -Digo riendo a carcajada.
-No, hace casi un año que estamos juntos, ¿por qué esperar? Casemonos.
-¿De ser Renzo y Giuliana a pasar estar casados?
-Nos queremos, nos llevamos bien y lo único que falta es casarnos.
-Es una locura.
-Y para que una locura sea completa ¿qué te parece si nos casamos en dos semanas?
Me río sin parar, me citó en la cafetería que está a dos cuadras de la agencia para hablar y pensé que era para terminar no para proponerme casamiento, estoy enamorada de él al punto que no hice caso a ninguno de los consejos de mi tío.
Una relación sin definición está bien para mí, pero casarme y engañarlo toda la vida, es otra cosa pero ni loca le digo quien soy realmente si él es detective, me deportaria a la Argentina.
Y tampoco puedo decirle que no porque no sé si podría vivir sin él.
-Acepto. -Nos besamos.

La boda fue sencilla, como no tengo familia mis invitadas fueron Sofía y Juliana y por parte de él, el padre y unos amigos. La fiesta se llevó a cabo en la mansión de Rogelio.
La familia De Angeli aceptó mi sugerencia de que la prensa no se enterara de la boda. Nos fuimos de luna de miel a Egipto dos semanas, conocimos unos hermosos lugares, sus costumbres y ni que decir de la comidas, debo haber aumentado como dos kilos, a la vuelta, al bajar del avión privado nos espera el chófer de la familia De Angeli, al llegar bajan las valijas y gran sorpresa me llevé cuando Renzo me comunicó.
-Viviremos aquí con mi padre.
-¿Por qué? Pensé que viviríamos en mi departamento. -Digo confundida.
-Cariño, soy detective y vivo en constante peligro y tú te has convertido en mi debilidad y ellos te atacarán a tí, aquí estarás a salvo.
-Renzo, yo no voy a dejar de trabajar, me costó mucho llegar...
-Tranquila te acompañarán unos custodios y te designaremos un chófer.
No respondo, siempre las decisiones de mi vida las tomé yo y ahora que mi marido sea quien decida por mi no me hizo mucha gracia.
En eso se acerca una mujer vestida de oscuro, con el cabello recogido, muy sería, podría asegurar que es muy estricta.



-Bienvenido señor Renzo.
-Y a mi que me parta un rayo. -Digo en un susurro. Renzo sonríe y dice.
-Gracias, Bianca te presento a mi esposa Giuliana. -Como respuesta levanta una ceja, claro para qué me presenta si ella estuvo en nuestra boda, yo no la conozco. -Ella es la ama de llaves, cualquier cosa que necesites se lo pides a ella.
-Mucho gusto. -Digo tendiendo la mano y ella la miro y solo dice.
-Lo mismo digo. Con su permiso. -Se retiró.
-Creo que le caí mal. -En realidad me provocó escalofríos, tiene una energía rara.
-No digas tonterías, cuando te conozca ella sola se acercará a tí.
-Hay muchas personas viviendo aquí, yo...
-No te enojes, tendremos la privacidad y la seguridad que necesitamos. Ven te mostraré nuestra habitación.
Al ingresar es espaciosa, bien iluminada tiene un ventanal inmenso frente a una cama grandísima, en el lado derecho hay una puerta que comunica al vestidor, este está dividido en dos parte del lado izquierdo están la ropa y todo los objetos de Renzo y en la derecha mis cosas. Y al final está el baño.



-¿Cuándo trajeron todas mis cosas?
-Le pedí ayuda a July y a Sofi cuando estábamos en nuestra luna de miel.
-Renzo la próxima vez me gustaría que me consultaras antes de tomar una decisión que me afecta directamente a mi.
-Lo siento, ven como recompensa nos daremos un baño de sales, ¿qué te parece?

Los meses pasan y la verdad que soy muy feliz, me costó al comienzo tener a dos custodio siguiéndome los pasos, lo que me acostumbré enseguida fue a tener chófer, y no depender del taxi o de ir caminando a todos lados, para no gastar tanto, el chófer Tito, así se presentó él, es el único que habla conmigo los demás no salen del guión "Si, señora", "No, señora" o el más usado "No sé señora"
Trato de pasar el mayor tiempo en la agencia hasta que Renzo llega a la mansión, su padre me hace un pasar, no le caigo del todo bien, lo sé y es difícil vivir en un lugar en el que no soy aceptada.