Capitulo 8

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Han pasado dos días del regreso de la familia de Vitto, y dos días que no he salido para nada a pesar de la insistencia de todos. Ayer me vino a visitar Ornella, la madre de Vitto. Tiene una silla de ruedas con motor y puede andar por toda la casa sin que nadie le ayude, Lorenzo su hijo mayor diseñó un ascensor solo para ella.
-Sabes que me gustas mucho para mí hijo.
-Gracias señora, pero yo no podría pertenecer a esta familia su marido no lo permitiría.
-Eso a Vitto no le importaría.
-¿Le puedo hacer una pregunta?
-Tu dirás.
-¿Quién es la mujer que daño a Vitto? Se lo pregunto porque lo mencionó Alessia.
-Ay esta niña. Es una mujer muy ambiciosa, y no le importó terminar la relación que mantenía con mi hijo por un hombre que podría ser su abuelo.
-Dios mío que boluda. Ay perdón, en Argentina...
-Tranquila conozco las expresiones de tu país, mi hermana era amante de las culturas y costumbres de los diferentes países, viajó mucho, al menos me queda ese consuelo.
-¿Murió joven?
-Si, por culpa de mi padre... -Comenzó a llorar.
-Ay tranquila, no llore es que si no la hubiera obligado...
-Mamá ya llegó Alexandra, y... su suegro. -Dice Alessia está muy nerviosa.
-¿Cómo puede ser tan cara dura? ¿Mi madre lo sabe?
-Si y está más filosa que nunca.
-¿Giuliana podría hacer de dama de compañía y ante la primera reacción de mi madre te la llevas?
-Cuente con eso. -Ellas se van a recibir a sus invitados, yo me cambié y me puse un pantalón de vestir negro y una camisa entallada blanca, me peine y me hice un rodete alto. Una vez que terminé fuí al dormitorio de Lucrezia, tocó y me dice que pase, lo hice, es un dormitorio grandísimo de dos ambiente y un baño aproximadamente es del tamaño de mi departamento... Bueno el que era mi departamento.
-Señora necesita que la ayude.
-Tu serás mi niñera.
-No, no sé porque odia tanto a esa familia, pero si hay que pelear, pelearemos.
-¿Y tú bastón? -Dice divertida.
-Un buen jarrón, o una silla por la cabeza creo que haré algo. -Rie.
-Vamos. -Ella pasa y se detiene ante un mural grande, están Lucrezia y dos mujeres de cada lado muy sonrientes las tres, una la reconozco es la madre de Vitto, tiene un bebé en sus brazos muy pequeño diría que recién nacido, y dos niños sentados en el suelo a los pies de su madre y la otra mujer, igual de hermosa que Ornella, esa mujer tiene sentada en su regazo una niña muy bonita. -Ellos son la razón de mi existencia. -Dice muy emocionada. Veo que en el mueble que está bajo del cuadro hay muchas fotos de diferentes edades de sus nietos y en cada extremo del mueble hay una foto de Ornella z y su hermana.

Bajamos por el ascensor, nos espera Josefa. Se dirige a Lucrezia.
-Señora la esperan en el comedor.
-Está bien. -Entramamos y dice. -Disculpe la tardanza. -Los hombres se ponen de pie, una chica se acerca corriendo y abraza a Lucrezia.

 -Los hombres se ponen de pie, una chica se acerca corriendo y abraza a Lucrezia

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-¡Abuela! Que alegría es volver a verte. Te presento a mi marido. -Miro y quién se acerca es Renzo, la toma de la mano sonriente, sonrisa que se le borró cuando me vió. -Amor te presento a mi abuela.
-Es un placer conocerla.
-Lo mismo digo.
-¿Quién es ella? Le encuentro cara conocida. -Todos en la mesa se tensaron.
-Será porque era la dueña de la Agencia G &G de eventos. -Dice Rogelio. -De organizar eventos a los millonarios, pasó hacer asistentes de tu abuela, que humillación.
-Se equivoca señor, cuando bajé a la mierda fue cuando viví con quién creía que era mi marido y mi suegro, ahora vuelvo a repuntar. -Dije con mucha tranquilidad.
-¿Pero qué...? -Se exaltó Rogelio.
-Vamos a almorzar que muero de hambre. -Dice Ornella. Lucrezia me mira y sonríe
-Hija cada día me caes mejor, te pediría que te quedarás detrás de mí pero...
-Así lo haré.
El almuerzo se llevó con tranquilidad, Alessandra cuenta de su boda y luna de miel, es feliz al igual que él. No miro a Vitto porque estoy dolida podría haberme dicho quién era la mujer con la que se casó mi ex.
-Vitto eres muy inteligente, al tenerla como la asistente de tu abuela a la Reina.
-Ella no es la Reina. -Dice cortante.
-Claro que lo es verdad Gema. -Insiste Rogelio, no moví ningún músculo, me hice la distraída.
-Papá ella es Giuliana. -Miro de inmediato a ver quién me llamó.
-Gema visitamos Argentina más precisamente Tierra del Fuego. -Dice mirándome. -Sigo mirando al frente.
-Señor mi nombre es Giuliana, y me alegro que amplíe su conocimiento cultural que por lo que tengo entendido le hace falta. -Digo dirigiendo una mirada fugas.
-¡No me quieras ver la cara!
-El señor Vitto me informó de porque actuó conmigo como lo hizo, también me comentó como se burló de usted esa mujer pero lamento informarle que lo ha vuelto hacer. Porque yo nací en este país y no he visitado Argentina, aunque espero hacerlo algún día, hablan muy bien de sus paisajes. -Estoy parada detrás de Lucrezia como me lo pidió con los brazos hacia atrás y estoy hablando como si en realidad fuera inocente.
-Fui a tu casa hablé con tus padres.
-Los padres de Giuliana están muertos. -Afirma Vitto.
-Señor Vitto hablan de la señorita o señora Gema, ¿verdad? -Digo inocentemente.
-¡DE TUS PADRES! -Me acordé que Bianca me dijo que no le había salido algo bien en el viaje porque estaban de pésimo humor. Así que contraataco.
-¿Dígame encontró alguna fotografía? ¿Algo que no sea la palabra de un ser que puede vender a su madre por unos euros?
-No, nos dijeron que su hija había muerto en un accidente de tránsito cuando fue a estudiar a Buenos Aires. Es mas fuimos a su tumba. -Explica Renzo, muy tenso.
-¿Y así y todo cree que yo soy esa mujer?
-Estará vacía. -Dijo Reinaldo, se ganó la mirada asesina de Lorenzo, Alessia y Vitto
-No, la abrimos y efectivamente estaba su cuerpo. -Responde a su suegro.
-¡Dios mío profanar una tumba! -Dice Lucrezia.
-No me engañaron, regresé hice que golpearán al hombre hasta matarlo y a la madre bueno... pasamos un buen momento y luego la maté. -Me está provocando, lo sé pero no sabe con quién se ha metido, y por su propio bien espero que sea mentira porque voy hacer que se trague sus propios testículos. Sin cambiar de expresión le digo.
-Digame una cosa ¿de verdad fue usted quien violó a esa mujer o lo mandó hacer?, porque si mal no recuerdo a mi un par de cachetazos y la verdad que la señora Lucrezia tiene la manos más pesada que usted y si todo es tan flojito a lo mejor tuvo que terminar el trabajo unos de sus hombres. -Sin que nadie lo detenga me agarra del cuello y me estrella contra la pared.
-Se que eres Reina.
-No lo soy y lo que más le duele es saber que se volvió a burlar de usted. Sea humilde... y... reconozcalo. -Ya casi no puedo respirar, de pronto abre los ojos sorprendido y me suelta.
-Así me gusta, no quisiera tener que comprobar si tiene vida. -Miro hacia abajo y veo que tiene el arma entre las piernas.
-De verdad Lucrezia quiero uno igual. -Y se sonríe.
-¡No me puede estar haciendo lo mismo otra vez! -Tira unas copas.
-Señor De Angeli, creo que me debe una disculpa.
-Es lo mínimo, en las condiciones que la rescaté estaba al borde de la muerte. -Dice Vitto, que lo tiene sujetado su padre y Lorenzo.
-Lo siento Giuliana. -Dijo eso y se fue pero se frenó al escuchar mis palabras.
-No lo disculpo, me lastimó mucho sin mirar que podría ser inocente. -Él sigue su camino y le siguen Lorenzo y Reinaldo. Las mujeres de la familia se reúnen a hablar cerca de la puerta, Renzo se acerca a mí y Vitto también.
-Perdón.
-Los cobardes no necesitan el perdón de sus víctimas  sino el propio, solo así podrán vivir sin el castigo de su remordimiento.
-Si te sirve de algo no los encontramos, una vecina nos dijo que se habían ido de la provincia cuando se enteraron que su hija había muerto. Lo de la tumba es cierto. -Dice y sin esperar respuesta se reune con su esposa.
-Giuliana...
-No quiero tus explicaciones, ya es tarde. -Me alejé de él cuando Lucrezia me llamó. Me acerqué, su nieta se abrazó a la mujer y luego de despedirse de toda la familia se fueron.
Al llegar a la habitación ella se sentó en un sillón y yo en otro frente a ella.
-¿Muchacha eres Gema? Conozco tu historia pero como has actuado, ¡ES QUE HAS CONVENCIDO A ROGELIO! ¡INCLUSO SE DISCULPÓ! -Sonrio y le digo.
-Soy Gema Figueroa, y mi venganza es que quede por ingenuo ante los ojos de los demás.
-Creeme que así fue. -Dice riendo.
-¿Lucrezia puedo ser su asistente mientras yo viva aquí?
-Hija tu nunca te irás. Además eres una invitada.
-No lo soy y lo sabe, además me aburro mucho.
-Está bien.
-Puedo quedarme a dormir en el sofá.
-No enfrentar lo inevitable tarde o temprano lo deberás hacer.
-Elijo tarde.
-¿Tanto te dolió ver a tu ex casado con mi nieta?
-Aunque no me lo crea y yo no pueda explicar los motivos, le aseguro que me dolió más el silencio de su nieto.
-Puedes quedarte.
Me quedé y dormí en ese sofá es incómodo, pero fue mi elección. Me desperté a las seis de la mañana ordené todo sin despertar a Lucrezia, regresé a mi habitación para bañarme y cambiarme para preparar el desayuno a Lucrezia. Al llegar a mi habitación me encuentro dormido en mi cama a Vitto, abrazado a mi almohada, me acerco y se ve tan lindo, si es que me lo comería a besos. De inmediato me doy dos cachetadas mentales, no puedo ilusionarme con él, así como lo hice con Renzo ya tenía prometida seguro que él también.
Tomo las cosas que necesito, como ropa, crema y calzado y me voy al baño.
Traté de no demorarme mucho para irme antes que despierte. Al salir lo veo que sigue durmiendo, salí de la habitación y voy a la cocina estoy por llegar cuando siento voces, las reconozco son Alessia y Fabrizio.
-Mi hermano nos va apoyar.
-No lo hará se sentirá traicionado y...
-Te quiero.
-Y yo a tí. -Me asomo se están besando.
-Está muy mal estar espirando. -Del susto me sobresalto y casi grito si no es porque Vitto me tapa la boca.
Me giro y me encuentro a Lucrezia y a él detrás muy divertido.
La mujer nos indica que la sigamos sin hacer ruido hasta el despacho, al llegar cierra la puerta Vitto que fue el último en entrar.
-¿Lo saben y no dicen nada?
-Son muy jóvenes deben luchar por lo que quieren y eso significa enfrentar a la familia. Y Fabrizio a mi nieto. -Explica Lucrezia.
-¿Y qué pasará cuando llegue ese día?
-Será parte de la familia. -Dice Vitto muy tranquilo. -Tu y yo...
-Primero voy a preparar el desayuno tengo hambre. -Salgo del despacho. Hablando y haciendo ruido para que les de tiempo de separarse.
-Buenos días chicos, ¿qué hacen tan temprano levantados?
-Yo... él...
-Yo... ellas...
-Ya entendí no soy de confianza.
-¡NO ES ESO! -Dijeron unisono.
-Buenos días. -Saludo Josefa. -El desayuno ya está listo solo falta el café, Alessia te están esperando. -Me senté en la mesa junto a los demás empleados y desayuné. Cuando Josefa se sentó a desayunar mandó a una de las chicas que sigue comiendo, así que fui yo, además para ver si Lucrezia ya había terminado de desayunar.
-Buenos días, buen provecho.
-Gracias. -Respondieron unisono.
-Hija me puedes traer la caja que está sobre el mueble, está junto a la fotografía de Lorenzo.
-Enseguida voy. -Dejo el café sobre la mesa y voy al llegar encuentro sin problema la caja, está envuelta en papel de regalo. Aprovecho para ver la fotografías, tomo el cuadro donde están los cuatro hermanos. Debajo del mismo tiene un pañito tejido a crochet y debajo de este hay un sobre, voy abrirlo cuando siento que se abre la puerta y dice.
-Agradece que soy yo quién te sorprendió y no mi abuela, ese sobre no se toca, se lo dejó mi tía y solo ella y mi abuela saben que dicen.
Dejo todo como estaba tomo la cajita y salgo.
-¿Vas a seguir ignorando?
No respondo y sigo mi camino, al llegar me acerco a Lucrezia
-¿Te habías perdido? -Dice la cuñada de Vitto.
-No, se entretuvo ordenando. -Respondio Vitto.
Le entrego la caja a Lucrezia y ella se lo entrega a Lorenzo.
-Felicidades hijo, que cumplas muchos años.
-Gracias abuela.
-Abuela se le organizara una fiesta el sábado. -Dice Alessia.
-Si, pero su cumpleaños es hoy.
-¿Me ayudarías? -Me dice Alessia, me sorprendo de su pedido. -Tu tienes experiencia en organizar fiestas.
-En lo que pueda te ayudaré.
-Gracias.
Toda la semana fue una locura, todo el día de aquí para allá, con esta excusa logré no hablar con Vitto, quiero entender porque realmente me molesta.

Llegó el día de la fiesta, me hice cargo de la organización de las mesas, decoración, entre otras cosas.
Al terminar fui a mi dormitorio y en la cama me encontré un hermoso vestido. En la tarjeta dice.

"Mi asistente debe estar a mi altura, espero que no me opaques."

Me bañé, me vestí, la verdad que es hermoso decido como peinado recoger el cabello en un rodete y me puse el vestido. Al terminar fui a buscar a Lucrezia, al salir nos encontramos a Vitto y Lorenzo, ambos se quedaron mirándome sin parpadear.
-Fui clara cuando dije que no me opacaras. Vitto, hijo, cierra la boca.
-¿Abuela me haces el honor? -El nieto le ofrece el brazo a su abuela.
-El honor es mío hijo. Vitto puedes reaccionar.
-Si claro... vamos. -Dice mientras repite la acción de su hermano.
-Tomé la decisión de  conquistar a Giuliana, a Gema y sobretodo a la Reina.
-Quizás te resulte fácil conquistar a la inocente Gema, algo más complicado a Giuliana ya que ha vivido mucho, pero extremadamente difícil a la Reina. -Dije sin mirarlo.

La Reina del EngañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora