Llevo un par de horas trabajando sin descanso y ayudando a mi jefe, Tom por lo que me ha dicho. Tom al ver mi cansancio, me da una palmada en el hombro y me sonríe amablemente.
- Sal unos minutos para descansar.
Le sonrió agradecida y salgo a fuera donde me siento apoyada en la pared de al lado de la taberna. Nunca había trabajado con tanta presión y rapidez, no sé cómo conseguía hacer todo aquello el pobre Tom y encima solo. Cuando voy a levantarme, escucho como un montón de hombres entran charlando, gritando y riendo en la taberna.
Palidezco al escuchar esa voz y giro la cabeza para el lado contrario para que no me vea, con suerte el pelo también me esconderá de él.
- Venga, chicos. ¡Os lo merecéis, la primera ronda la pago yo!
El Capitán Kilian Donsheba.
Quería correr, quería escapar, pero no pensaba hacerlo había estado trabajando muy duro, necesitaba aquel empleo y entraría ahí con la cabeza bien alta si hacía falta. Temblando me levanté.
- Puedes dejar de ser una idiota- me susurré a mí misma.
Cojo aire y lo suelto.
Venga tú puedes.
Eres una chica fuerte.
No le tienes miedo a un pirata estúpido.
Entré a la taberna de nuevo, Tom me miro como si hubiese bajado del mismísimo cielo, había demasiados hombres en la barra, haciendo alboroto, gritando y poniendo de los nervios a Tom. Me acerqué rápidamente y empecé a ayudarle, cuando voy hacia el siguiente lo reconozco. Siento como mi corazón bombea rápidamente y él también me ha reconocido, abre la boca y la vuelve a cerrar, va a marcharse, pero me inclino en la barra para cogerle del brazo y retenerlo.
- Ni se te ocurra. No puedes decirle nada- le digo- por favor- le suplico.
Me mira apenado y se suelta de mi brazo.
- Lo siento- y se marcha.
La mano derecha del Capitán, Ronel.
Empiezo a temblar como una loca, intento dejar el delantal, pero Tom me mira extrañado. Hay mucha gente. Me muerdo el labio y por compasión lo ayudo. Después de unos quince minutos no hay más hombres en la barra, me apoyo de espaldas en la barra mientras miro a Tom.
- ¿Es así siempre? - digo, cansada.
- Si- dice con una sonrisa amable.
Cojo un trapo y empiezo a lavar uno de los vasos de cerveza que hay sucio.
- Te contrato- suelta.
Lo miro sorprendida.
- ¿Enserio?
- Si, me has ayudado mucho hoy- dice, poniéndose las manos en la cintura.
Suelto un pequeño chillido de felicidad y me lanzo a él, abrazándolo. Él se tensa, mientras yo le repito que gracias. Esto me hace muy feliz, significa que todo va cogiendo forma.
- Venga, hija, no es nada- dice, avergonzado con las mejillas sonrosadas rascándose la parte de atrás de su cabeza- ¿Te importa, si voy un momento a ver al cocinero?
Niego y él se marcha, de mientras voy lavando los vasos que veo por ahí. Siento a alguien sentarse delante en alguno de los taburetes, y levantó la cabeza, pero me quedo inmóvil cuando lo veo, ahí está el Capitán Donsheba. Tragó ruidosamente y aclaró mi garganta.
- ¿Quiere algo? - digo, casual.
Esta muy guapo, el pelo lo tiene más largo que la última vez, se pasa la mano por él.
Uf
- Ron.
Me giro y me pongo de puntillas para coger la botella de encima de la estantería más alta. Cuando la tengo le hecho en un vaso y se lo pongo en la barra, para que lo coja y se marché. Pero solo se queda ahí mirándome mientras bebe.
- No me hiciste caso- susurra.
- No sé de que me hablas, intento evitarlo mientras tomo un trapo y lo paso por la barra.
- Te dije que te mataría si te volvía a ver.
- Bueno pues ya veo, pero te recuerdo, que tú me prometiste un favor y no lo cumpliste- le digo rencorosamente.
Se ríe abiertamente.
¿Qué le hace gracia?
Entonces me doy cuenta de que va muy borracho.
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Ardiente Venganza
Ficción GeneralVi morir a mi madre, la vi arder en la hoguera. En silencio, sufriendo, pero en silencio. "Bruja", le habían gritado mientras ella estaba agonizando de dolor. Y a mí no me quedaba nada, solo una furia que ardía por salir, y lo haría. Vengaría lo que...