Capítulo 21: Conversación pendiente

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Suspiro. Quiero seguir durmiendo, pero no puedo. Me levanto escuchando la voz de Aria por toda la casa. Al llegar a la sala, los veo a todos, menos a Soni, sentados en el sofá hablando animadamente.

- Uh. ¿Te has despertado? – dice Aria, con una sonrisa amable.

No me he despertado, ME HAS DESPERTADO.

Me guardo mis propios pensamientos y le sonrió forzadamente, meneando la cabeza de lado a lado.

- He hecho el desayuno sírvete- dice John.

Me dirijo a la cocina y veo una sartén con huevos revueltos y una tostada de pan. La boca se me hace agua mientras lo llevo hacia la sala y me tiro en un sofá al lado de Malia mientras engullo mi comida.

Mmh

Mientras hablan pienso en lo que paso ayer. Necesito ir a la Joya Negra. ¿Podría contarle mi plan? Pero una vez había confiado en él, y ya veo como salió. A lo mejor podía intentar que me ayudara sin explicarle porque lo necesitaba.

Pff

Cuando acabo de comer, fregó mi plato y me visto para salir.

- ¿A dónde vas? - dice John, girando su cuello hacia la puerta.

- Trabajo.

Después de despedirme y prometerles que estaría allí para la hora de comer ya que Aria y John harían uno de sus platos maestros. Voy hacia el puerto, con cada paso que doy la brisa marina la siento más, cuando llego allí veo a Ronel.

- ¿Ronel?

- Uy- dice eructando y riendo tontamente.

¿Sigue borracho? Que son las diez de la mañana por dios.

Esta apoyado en una pared sucia con olor a pescado por las cajas que tiene a su espalda. Su poco pelo esta mojado junto a una gran mancha en la camiseta. Arrugó la nariz al oler la mezcla de alcohol, pescado y vomito.

Qué asco.

Hago una mueca.

- ¿Necesitas ayuda? - le pregunto.

Niega con la cabeza y me sonríe mientras se saca la camiseta y se la pone en la cara, los rayos de sol impactan contra él. Me preocupa dejarlo ahí. ¿Pero bueno es un pirata, no? Ya se defenderá.

Sigo hacia delante hasta llegar a la Joya Negra, hay tanto alboroto como la primera vez que entre en aquel barco como marinero. Los marineros cuando paso se apartan y se quedan callados mientras ando hasta el camarote del Capitán. Frunzo el ceño.

¿Es que llevan tanto tiempo en el mar que no han visto a una mujer o qué?

Pico a la puerta.

No responde.

Otra vez.

No responde.

Otra vez.

No responde.

Y como yo soy muy paciente, abro la puerta del tirón. La habitación del Capitán sigue como recordaba, menos por el bulto de sabanas en la cama, ruedo los ojos al ver a una mujer bostezar y abrir los ojos, se tapa corriendo y se le tiñen las mejillas de rojo, otra de las mujeres le mete una patada a la otra, y la que esta abrazada al Capitán como un oso, da un grito.

¿Ellas tampoco han visto nunca a una mujer?

El Capitán se levanta, extendiendo sus brazos lo cual hace que se le vea la mitad del torso desnudo. Me quedo mirando allí.

Upss

Cierro los ojos y vuelvo a dirigirlos a él que me mira confuso.

- Te recuerdo que borracho me dijiste que me harías aquel favor- le digo, cruzándome de brazos.

Por un momento parece perdido, pero luego asiente rascándose la nuca.

- Bueno, señoritas, necesito que se marchen- les dice a las mujeres.

Me giró para dejarlas vestirse y se marchan corriendo.

- Ahora hablemos de negocios- le digo cuando estamos solos.

Ardiente VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora