Alfa

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Kim Taehyung era un omega precioso en todo el sentido de la palabra, le hacía honor a la belleza mítica de los que pertenecían a su especie, de hecho esta era una de las cualidades por las cuales se le conocía en ese centro poblado, que era uno de los más grandes de la región sur, con enormes casas que asemejaban palacios y mercados llenos de todo tipo de alimentos y curiosidades que traían de todas partes del país. 

Y a pesar de la gran cantidad de gente que habitaba allí, muchos lo reconocían, era el omega mas bello del lugar y no estaba marcado...  era una especie de belleza etérea, inalcanzable... algunas omegas envidiosas decían que sólo tenía eso a su favor, debido a que era un Kim y no servía para lo más importante, dar cría... 

Que los omegas machos murieran intentando dar a luz, no era un secreto para nadie. Por eso se decía que los dioses habían compensado a Taehyung con una inconmensurable belleza.

Pero no era más que una porcelana fina, que debía ser dejada en una repisa para llenarse de polvo.

Sin embargo pese a esa cantidad de comentarios envidiosos, su belleza no era desapercibida ni siquiera para el militar en formación Jeon Jungkook, segundo hijo del general de la provincia Jeon Sung Woo. Alfa de elite, joven, fuerte, apuesto... el cliché de todo omega que haya escuchado algún cuento sobre príncipes y esas cosas.   

Se encontraba entonces el joven Jeon en el patio central de su casa, cuando sintió un olor familiar aunque estaba algo almizclado.

"Taehyung"  

Si Jungkook tuviera que definir el olor de Taehyung de alguna forma seria "Serendipia"  eso sintió la primera vez que lo pudo captar, la casualidad de haber hallado algo valioso... majestuoso. ¡Glorioso! la boca se le hizo agua y se agitó su frecuencia cardiaca.

Taehyung era demasiado bonito para este mundo.

—Wow debió de estar en celo hace poco— exclamó Jeon DoYum inhalando desvergonzadamente la esencia de Taehyung que inundaba esa estancia. 

El hermano de Jungkook era un maldito imbécil ¡idiota!

—¿Por que me miras así Kook? ¿es que no sientes el aroma de Taehyung?— Jungkook reprimió un gruñido ante la pregunta de su hermano—¿Qué te pasa, es tu omega acaso?—DoYum se burlaba de su hermano, al que apenas hace tres semanas le habían notificado que tenía que escoger omega, obviamente eso no lo iba a hacer él, lo hacía su padre el general, para desposarla cuando terminara el entrenamiento militar, es decir, en seis meses.

Jungkook no pudo contestar, Soe y la divinidad de Taehyung alcanzaron al par de hermanos en medio del patio.

Taehyung conocía bien su lugar, sus capacidades, lo que le estaba permitido hacer, lo que no y lo que hacía a escondidas, por eso conocía también con lo que podía soñar y eso eran los hermosos ojos negros de Jeon Jungkook.

Taehyung juraría ante cualquiera que se habría enamorado de esos ojos así no fueran los de un alfa, lo que más le gustaba era la forma como brillaban cuando estaban dirigidos a él, le recordaban el cielo estrellado de invierno, si, era como si el cielo de su estación favorita se fijara en él y eso lo hacia sentir bonito.

Y un poquito, solo un poquito muy  feliz.

Soe y Taehyung apenas se detuvieron para saludar con una venia a los dos hermanos Jeon, el omega se dio la licencia de mirar breve y directamente hacía los ojos del alfa y dibujar una recatada sonrisa, pero para las cualidades de su belleza, era deslumbrante, lo suficiente como para hacer que Jungkook temblara como gelatina.

Jungkook y Taehyung se conocían desde muy pequeños, pues Soe, siempre había atendido los partos de la omega principal de la familia Jeon y TaeHyung solía acompañarla. Siempre se regalaban miradas a escondidas, risas cómplices, pero no cruzaban palabra, vivían en el mismo plano terrenal, pero no en el mismo plano social.

Omega De Jade [Kookv] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora