†DIECISIETE†

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Zeena

—Bonita ¿Estas aquí?—escucho la voz de Azazel.

Baja de las escaleras de mi cuarto, supongo que quiso aparecer como siempre.

Yo sigo en la misma posición, no se cuanto tiempo ha pasado, pero el cielo se empieza aclarar. No tengo ganas de moverme, siento una pequeña punzada en mi corazón y cada que me intento mover se intensifica, como si mi pequeño corazón se fuera a desmoronar.

Azazel se agacha buscando mi mirada y puedo ver la confusión en su cara, no puedo hablar, me pesa el cuerpo, me falta el aire, le señalo el lugar y el voltea.

—Zeena, va a estar bien—dice Azazel recorriendo el lugar.

Buscando, analizando, haciendo lo que yo debería hacer.

Pero no puedo, no puedo, siento que mi alma salió de mi cuerpo y no me puedo levantar.

—Los chicos ya vienen, Zee. La vamos a encontrar.

Escucho voces, todo hace eco en mi cerebro, mi mente está en blanco.

¿Cómo deje que pasará esto? Si hubiera muerto mi madre estaría bien.

Los reproches llegan a mi mente, mi corazón desbocado, empieza a arder de furia y mi cuerpo, empieza a sisear por matar a todos los que estuvieron aquí y se llevaron a mi madre.

—Un hechizo, con la sangre de Zeena—dice Raymond logrando captar toda mi atención.

—¿Para que es?—le pregunto dudosa.

—Para encontrarla.

Flashback

-Ten cariño-dice mi madre, dándome una cajita de madera-. Felices quince calaveras-su expresión es alegría pura.

-¿Qué es?-inquiero emocionada.

-Algo muy especial.

Abro la pequeña caja con cuidado y es una hermosa daga, con una luna grabada.

-Es hermosa-le digo emocionada-¡Mi primera daga!

-Es una reliquia familiar, Zeena. Cuídala mucho, con nuestra sangre en ella, siempre nos encontramos.

Fin del flashback

!Con nuestra sangre siempre nos encontramos!

Los voy a matar yo. No quiero que nadie se meta, no quiero que nadie vaya conmigo, está es mi guerra, está es mi lucha y no necesito la ayuda de nadie para ganarla.

—Claro prepara todo, iré al baño—les digo a los chicos saliendo del lugar.

Observó que Azazel me mira preocupado, él no puede sospechar lo que haré, debo distraerlo.

—Az—lo llamo y el viene de inmediato hacia mi.

—¿Dime, bonita?

—Por favor, encárgate de que el hechizo sea el correcto y que lo preparen rápido.

—No tardes—me dice.

Le doy un intento de sonrisa y subo las escaleras rápidamente. Abro mi armario y saco la daga mágica que me regaló mamá cuando cumplí quince calaveras, la mantengo firmemente en mi palma y hago un corte en mi mano, la sangre caliente escurre de mi palma hacia la daga.

-Invoque-moi avec le sang magique, emmène-moi vers ma mère avec ton esprit et ton mal- lo digo rápidamente.

La daga empieza a brillar y gira repetidamente, creando un portal. Escucho unos pasos en las escaleras.

Sigil ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora