‡DIECIOCHO‡

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Cerbero

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Cerbero

—Amo—dice el pequeño demonio ojiazul, parece que sus patas se van a quebrar de lo nervioso que está.

—¿Qué quieres Eilat? Voy a arreglar unos asuntos en la tierra—lo miro fulminante—. Encárgate de la puerta.

—Es que..— parece con retraso y eso es muy extraño en él.

Frunzo el ceño.

Me desquician.

—Hay un agujero— suelta sin más.

—¿Cómo?— eso es imposible.

—Alguien se escapó.

Siento que voy a matar a todos estos ineptos. Me ausento, treinta minutos y alguien ya se les escapó. La sangre me hierve.

—¿Quién fue?— le pregunto con calma.

—Agatha.

Lo que me faltaba.

Esa demonia estúpida, sabía que no se iba a quedar tranquila. Ahora tengo que ensuciarme las manos, por la maldita bruja.

—¿Algo más?—le pregunto al inepto, frente a mi.

—También salieron algunos Demonios menores—dice tembloroso.

¡Mierda!

Trato de calmarme, por qué no me gusta hacer las cosas guiadas con la furia. Cada paso que doy, lo doy con serenidad y calma. La furia y la rabia solo sirve para una cosa; para pura mierda.

Me dirijo a las puertas del averno, veo el hoyo por el cual se escapó, tubo que agarrar algo mágico y poderoso, para poder crear ese agujero.

—¿Analizaron las herramientas?—me dirijo a Eilat, que luce más nervioso que antes—¿Falta algo?

—No... No lo hicimos—dice tembloroso.

—¡Que esperan!— le grito.

Inspeccionó el lugar y saco la brújula que me llevará hasta la pequeña demonia. Solo espero que satán no la vea, si no estamos jodidos.

—¿Cuántos demonios mas se escaparon?— le pregunto.

—Malphas y Sean— me dice con la mirada agachada.

Saco la brújula demoníaca y la giro para abrir un portal al demonio más cercano, me meto en el portal apareciendo en una casa, observó detalladamente, parece una casa familiar, hay fotografías de niños en las paredes, camino lentamente y me meto a uno de los cuartos, los niños están masacrados, volteo y veo a Sean pasar, agarrando la mano del papá como si fuera un títere, tiene un hacha en las manos. Los demonios como son invisibles para los ojos humanos, ellos pueden poseer o manejar a los humanos a su antojo, para hacer caos y destrucción en la humanidad, por cosas así, tenemos que vencer al Sigil.

Sigil ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora