†TREINTAYUNO†

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Raymond

—Yo te puedo ayudar, necesitas relajarte—me dice la bruja que está a mi lado.

La pelea con Zeena me tiene mal, el saber que se entrega a ese imbécil con los ojos cegados me hace perder el control.

La bruja se monta encima de mí y me empieza a besar, está llena de lujuria sube y baja su mano por mi torso, haciendo una presión al llegar a mi erección.

Ella se inca ante mí y me saca el miembro, dándole ligeros masajes, se lo introduce a la boca y empieza a lamer y a succionar, adueñándose de el, llenándolo de saliva, cada que se lo tragaba por completo, le agarró con firmeza su cabello negro, ayudándola a hacer más rápidos sus movimientos.

De pronto un fuerte apretón en mis muñecas y una ligera tensión, me hacen reaccionar.

Zeena.

Detengo rápidamente a la chica y comienzo a subirme el pantalón. La chica luce molesta, pero me da igual.

Algo pasó con Zeena, lo pude sentir.

Me aproximó a la habitación donde la dejé, pero  no está, la adrenalina se apodera de mi, salgo del lugar.

—מיקום הברית—

Conjuro un hechizo y una luz me guía, hacia ella, conforme me acerco, algo en mi pecho se llena de tensión, la veo su cuerpo inerte en el piso, el hombre que la intentó matar se aproxima hacia ella, no necesitó saber más, dejo salir todo lo que tenía contenido y lo estampó contra el árbol.

—¡¿Que le hiciste?!— le pregunto con rabia.

—Ni siquiera la toque— el está de lo más relajado.——Para ser un guardián, rompiste la única regla, tienes un apego hacia ella y eso es enfermizo.

Eso hace que no me pueda controlar, libero un poco de mi poder, el pone un escudo que logró traspasar fácilmente, la mirada de confusión que me da, me hace saber que le mostré más de lo que debía, lo estampó en el piso y lo golpeó una y otra vez en la cara, un hilo de sangre aparece por su nariz.

Mi pecho se estremece, eso hace que me detenga y me dirija hacia Zeena, la cargo rápidamente, para sacarla de aquí, volteo a ver a la bestia que dejé en el piso.

Esto no se queda así.

—¡Te vuelves a acercar a ella y te mato!— le advierto.

—Claramente, ocultas algo y lo voy a descubrir.

Suerte con eso.

Acuesto a mi chica en la mesa de madera y Edson se dirige a mi, sus ojos revelan una preocupación pura.

—¿Qué le pasó?— me pregunta ansioso.

—No lo se.

—Voy por Nayará— dice saliendo rápidamente.

Nayará es la mejor curandera de hechiceros que tenemos.

Zeena parece estar sumida en un sueño profundo.

—¿Qué te hicieron, mi princesa?— le susurró.

Los recuerdos de todo lo que he pasado por qué ella esté bien, son tormentosos. No podría asimilar que algo le hiciera mal, no cuando me preparé toda una vida, para evitarlo.

Flasback

—¿La quieres mucho verdad?— la mamá de Zeena me mira con ternura.

—si— le respondo tímidamente.

—Y ella a ti, pero ella necesita a alguien fuerte y muy bien entrenado para que pueda estar a salvo.

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