El Sigil es un ser devastador con el poder suficiente para reinar el averno, pero con un propósito diferente, no es para proteger el mundo oscuro de la humanidad, todo lo contrario es para desatarlo contra ella y unir el infierno con la humanidad. Él mundo celestial no interviene en estos asuntos, ellos eligieron al mejor Ángel para que viniera a evitar la profecía.
El mejor ángel con el poder nesario para controlar el mundo oscuro y poder mantener el equilibrio en la humanidad entre el bien y el mal. Desde que la profecía existe no a habido momento que él no deje de buscar al Sigil.
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—Matalos a todos—me dice el demonio de cabello largo.
Bufó sin considerar su propuesta, ya que es la cosa mas estupida que me haya dicho hasta ahora.
—No lastimamos niños, aún no hay maldad en ellos que debamos castigar—le aclaro, para que lo descarte.
Los demonios no tienen emociones por ende no entiende la importancia de un lazo de sangre, eso que te vuelve humano, o en todo caso débil.
—Es la mejor solución—insiste el demonio.
—¿Matar a todos los bebes que nazcan en el mundo oscuro? Y los padres se unan a los rebeldes que quieren estar con el sigil, ¿No?
El demonio de ojos azules rueda los ojos mientras enciende un puro y le da unas pequeñas caladas.
—Buscare al Sigil yo mismo, estaré en cada equipo de cazadores hasta que lo encuentre—le digo sin más.
—¿Te mezclaras con ellos?—me responde con sorna.
—Soy el único al cual el Sigil no podría engañar.
—¿Sabes el caos que causarás si estás allá?
—No pretendo decir quien soy, nadie me conoce.
—Los Sabbath.
—Te harás cargo—lo interrumpo—, es decir lo has hecho siempre con la tradición, que más da que lo hagas ahora.
—Es una perdida de tiempo—reprocha en total desacuerdo.
—Estar aquí sin hacer nada también, lo es.
Él demonio asiente y sin decir nada más sale del lugar acompañado de otros demonios.
El grupo de los mejores hechiceros de este siglo esta apunto de ser creado, es el momento perfecto para unirme, solo tengo que crear recuerdos en su mente que hagan parecer que me han tenido siempre en su vida.
