Azazel
Cerbero me dijo que Zeena y Raymond se estaban besando y todo dentro de mi se consumió, no puedo pensar con claridad, solo quiero matar al imbécil ese.
—Vamos a atacar—le ordenó a Cerbero.
Él me dedica una mirada de desaprobación.
—¡Prepara a unos demonios!— le grito y él sale rápidamente.
La furia me invade y quiero consumir todo a mi paso.
Cerbero llega con unos demonios y abre el portal.
Dirijo mis pensamientos al collar que le di a Zeena y aparecemos en un bosque, hay unas personas rodeándolo y hay una pequeña habitación al fondo.
Ahí está.
—Encárgate de todo— le ordenó a Cerbero—yo voy por ella.
Él asiente y sale a atacar a los demás. Me abro paso rápidamente y rompo la puerta de la habitación.
Lo que veo me hace estremecer, ella me mira perpleja, está ahí desnuda con él, ella abre la boca para decir algo y la cierra rápidamente.
Un escalofrío recorre mi ser, siento que los voy a matar, atrás de ella está Raymond con una sonrisa estúpida.
Apartó a Zeena de mi paso y estampó a Raymond en la pared.
—Tú vienes conmigo— le digo y él sonríe.
—Como puedes observar estamos ocupados— me dice y todo mi ser se tensa.
Le doy un golpe seco en el rostro.
—Para— dice Zeena y veo una marca en su mejilla.
—¿Qué es eso?— le pregunto.
Ella parece nerviosa.
—¿Él te lo hizo?—le pregunto.
—No — me responde.
Fijo mi vista en su cuerpo y todo en mi se colapsa al verla a si, desnuda para él.
—¡Vístete!— le ordenó.
Ella se sobre exalta y se pone un vestido torpemente, volteo a ver a Raymond que la mira sin pudor alguno.
—¡Deja de mirarla!—lo amenazó, tomándolo del cuello.
—Nada que no viera antes—dice triunfante.
Mis manos arden y llamas fulminantes salen de ellas, mis ojos son completamente negros. Ya puedo ver la patética vida de Raymond apunto de acabar.
—¡Ay!— grita Zeena y volteó rápidamente.
Algo la está consumiendo, Raymond esboza una sonrisa.
—Si me matas, la matas a ella.
Volteo a ver a Zeena y su mirada está pérdida.
—¿Una alianza?— le pregunto.
Ella no me mira y Raymond se acerca a ella.
—¡Aléjate de ella!— le espeto.
—¿Realmente es importante?— le vuelvo a preguntar— ¡Una puta alianza!
La tomo de la quijada obligándola a mirarme.
—¡Contesta!— le exijo.
Ella no dice nada, bajo mi mano a su cuello y paso mi dedo por su preciosa boca.
Raymond se me viene encima, puedo sentir el impacto de su fuerza, no es la de un simple hechicero. Él me empieza a golpear fuertemente, me incorporo, estoy a punto de acabar con él, pero algo en mi se frena.
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Sigil ©
Science-FictionHasta el diablo tiene miedo.... Advertencias: +18 Contenido sensible. No apto, para mentes cerradas. Borrador con faltas de ortografía.