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2 meses después...
Es una noche de luna media, el cielo está oscuro, las nubes tapan el reflejo de la luna. El bosque emana una niebla densa.
No se cuanto tiempo o cuantos días he estado escondiéndome, pero ya no puedo más, mis pies me duelen, mi cabeza va a explotar, solo quiero dormir, solo quiero que esta pesadilla acabe, fijo mi vista en la luna, está esta teñida en un color rojizo, y un brillo hermoso emana de ella.
—Mi pequeña Ali, todo estaré bien— susurro acariciando suavemente mi vientre, me estremezco un poco por las pataditas que me produce.
Me siento demasiado débil, no he parado de intentar formar una conexión con Azazel, Pero es inútil, no se qué este haciendo Raymond que cada vez que trato de contactarlo siento que me debilitó más, ya no puedo seguir haciéndolo, solo tengo que esperar e ir por él y terminar con esto.
El bosque parece oscurecerse un poco mas, de pronto unos ruidos comienzan a emitir de todas partes, el aura se vuelve pesada y los pájaros salen esparciéndose del lugar.
Volteo rápidamente la mirada a todos lados, buscando un lugar donde esconderme, me adentro al bosque, pero un dolor fuerte en mi vientre me hace retroceder, mis pasos son cada vez más lentos, el dolor y las punzadas en el vientre me hacen estremecer.
¡Aahh!— pego un grito ahogado.
Me doblo del dolor, la espalda se me está partiendo en dos. Apresuro el paso lo más rápido posible y me adentro a una pequeña cueva.
—¡ilumine, escurre protección!— digo realizando un hechizo de protección al rededor de la cueva.
Me dejó caer en el suelo, retorciéndome del dolor, trato de agarrar mi cadera que siento que se va a partir por la mitad y acarició mi vientre tratando de aliviar el dolor, un chorro de agua empieza a escurrir entre mis piernas y siento que algo se abre dentro de mí, la necesidad de pujar para expulsar a la bebé, me están destrozando.
Alzo mi vestido y rompo mis bragas dejándome totalmente expuesta, empiezo a pujar con todas mis fuerzas.
Una vez.
Otra vez.
Mi respiración es agitada, no la puedo controlar el dolor es intenso y mi cuerpo está empapado de sudor, mi garganta se quema por gritar, pero no puedo, trato de ahogar los gritos, concentrándome completamente en pujar cada que siento la necesidad de hacerlo.
Una vez más.
Pujo con todas mis fuerzas, el dolor es intenso, clavo mis uñas sobre los muslos de mi piernas, al mismo tiempo que siento que el dolor se apodera completamente de mi zona.
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Sigil ©
Ciencia FicciónHasta el diablo tiene miedo.... Advertencias: +18 Contenido sensible. No apto, para mentes cerradas. Borrador con faltas de ortografía.