Pasó un mes, Hugo y yo nos compramos una casa un poco más grande con 3 habitaciones. Y jaime, Ana y Jaime Junior, que es como lo llamábamos Hugo y yo, se mudaron a Inglaterra con el mismo trabajo y les iba mejor según dicen.
Me levanté temprano para ir a trabajar a mi nuevo trabajo aquí en Inglaterra. Hugo se había ido a trabajar mucho antes.
Fui al baño a vestirme cuando me entró angustia y vomité.
No había comido nada en mal estado, entonces... ¿Qué era?
Llamé a Ana y vino corriendo.
-¿Angustias y mareos? Mm... espera aquí ahora vuelvo- dijo hiyéndose de la casa.
A los 15 minutos volvió. Había ido a la farmacia a comprar un... o no... no no no...
-Toma- me dió la caja.
-No ni hablar.
-¿Y si lo estás?- me preguntó.
-No imposible, llevamos desde... la luna de miel... sin ya sabes...
-Porque estarás de un mes, yo me enteré con un mes y medio.
-Ufff... vaaale- reproché.
Me hize la prueba del test de embarazo y a los cinco minutos dió el resultado.
-¡Oye Ana! ¡¿Cuándo sé que lo estoy?!- grité desde el baño.
-Cuando no lo estás es una rallita y si lo estás dos rallitas.
Salí del baño mirando el test petrificada.
-¿Y bien?... ¿Qué ha salido?- me preguntó.
-Las dos rallitas- dije sonriendo.
-¡Estás embarazada! Dios mio, Hugo se va a alegrar un montón.
-Eso espero- le sonreí- y los padrinos vais a ser vosotros, tú y Jaime.
-¿Lo dices en serio?
-Si, Hugo y yo ya lo teniamos decidido cuando nos casamos por si teniamos un bebé.
-¡Gracias!- me abrazó- ¡y enhorabuena!
Cuando se fue esperé a que Hugo llegara, Ana y yo como trabajábamos juntas dijo que cuando diera a luz que empezara a trabajar, de momento no.
Dejé el test de embarazo encima de la mesa del comedor.
Cuando Hugo llegó a casa vió que había algo encima de la mesa y lo cojió.
Me puse detrás suya sujetándome la barriga y sonriendo.
-¿Qué...?- preguntó.
-Vamos a ser padres...- le dije haciendo que se diera la vuelta de golpe sin saber que estaba yo allí.
-¿Es... es en serio?
-Ajam, ¿Te gusta?
-¡Dios mio!¡Me encanta, voy a ser papá!¡Gracias, gracias, gracias!- me besó.
Pasaron 8 meses y no sabiamos que era, si niño o niña, queriamos llevarnos la sorpresa cuando naciera, y como dijo Ana aquel día, yo estaba de un mes, el bebé nacería en cualquier momento.
Ese momento llegó el 21 de septiembre de madrugada a las cinco y veinte.
-Hugo, Hugo despierta.
-¿Qué pasa?- dijo perezoso.
-He... he roto aguas... va a nacer ya...- dije con mucho dolor.
-¿¡Qué!? Vamos- se levantó corriendo.
Me subió al coche y llamó a Jaime y a Ana que fueron con el pequeño Jaime ya con un año.
El parto duró 5 horas, tenía que dilatar. Hugo no me soltó la mano en ningún momento, estuvo conmigo.
-Un último esfuerzo Amelia- dijo la enfermera.
-Vamos mi flor, tú puedes- me animó Hugo.
Respiré profundo y empujé soltando un chillido enorme que desapareció al notar que el bebé ya estaba fuera.
Estaba sudando del esfuerzo, Hugo me besaba la frente mientras que yo agonizaba del dollr sufrido.
-Lo has hecho muy bien mi flor, lo has hecho muy bien- me susurraba al oido.
Más tarde la enfermera trajo a nuestro bebé ya limpio y me lo dió.
-Enhorabuena, es una niña muy sana- sonrió.
-Es una niña, ¡una niña!
-¿Era lo que más querias no?
-Si, gracias- me besó.
La miramos sonriendo, tenía el pelo negro de Hugo y sus labios.
-Se parece a tí- le dije a Hugo.
-Me gustaría que tenga tus ojos...- me dijo y empezó a decirle cosas a la niña- hola mi florecilla, soy papá y ella es tu mamá ¿A que es guapa?
No pude evitar reir.
-¿Florecilla?- pregunté.
-Si, tú eres mi flor, y ella- la miró- mi florecilla.
-¿Cómo la vamos a llamar?
-¿Qué te parece... Enma?
-Mm... Enma García González... me gusta.
-Pues ya está, decidido, bienvenida al mundo Enma- la besó en la frente.
-Me gusta esta nueva vida.
-Y a mí- me miró y me besó.
-Este... es el comienzo de una nueva historia para nuestra pequeña florecilla Enma- sonreí.
ESTÁS LEYENDO
Amor con Odio
RomanceAmelia, una chica lista, simpática y educada tenía un amor en el instituto llamado Hugo, él apenas sentía algo bueno por ella, era un chulo, egoísta, pasota y creido. Él desapareció de una manera que con sus palabras hirieron a Amelia, de tal maner...