Capítulo 37-Mi día... nuestro... día...

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Pasaron 4 meses y ya teniamos todo preparado, los invitados, la celebración y lo que marcaría nuestras vidas por siempre, la boda.

Ana tuvo a su hijo Jaime hace unas semanas más o menos.

Hugo ya estaba en el altar y yo acaba de terminar de arreglarme en mi casa.

Habíamos venido desde Inglaterra para casarnos en nuestro lugar tan especial, el campo de flores, donde nos conocimos.

Estaba mirándome al espejo miestras que mis damas de honor: Ana, Sofía e Isabel me felicitaban y me decían lo guapa que iba.

Iba con un vestido blanco ajustado de pecho a cintura y suelto tipo princesa de cintura abajo con un belo que rozaba un poco el suelo, tenía el pelo recogido con un moño dejando salir mi flequillo y pelo suelto que me había ondulado Sofía.

-Chicas, nosotros ya nos vamos- dijo Álvaro, el marido de Sofía tras la puerta sin mirar.

-Vale, nos vemos allí- contestó Sofía.

Cuando se fueron me terminé de pintar los labios.

-¿Preparada hermanita?- dijo Ana.

-Hoy es tu gran día, tienes que disfrutarlo- dijo Isabel.

-Exacto, nunca olvidarás este día- contestó Sofía.

-Si, vamos- dije.

Fuimos al campo de flores y empezó a sonar la música.

Hugo iba con un traje negro y corbata azul marino. Iba guapísimo, y por la cara que puso al verme me pareció que él también pensaba que iba preciosa.

Como no quería saber nada de mi padre, que ni siquiera vino aunque lo invitase, pero mi madre si, Jaime me llevó al altar ya que él estuvo siempre a mi lado para apoyarme.

Le dió mi mano a Hugo y se sonrieron y luego me miró a mí.

-Estás preciosa- me dijo.

-Gracias, tú también.

El cura empezó a dar la charla, y después de decir los sí quiero sin ningún inconveniente nos pusimos los anillos.

-Bien, que lo que Dios haya unido no lo separe el hombre, yo os declaro marido y mujer, puedes besar a la novia- dijo el cura.

Hugo me agarró de una mejilla acercándome a él y yo le cojí de la nuca y nos besamos.

A partir de hoy ya eramos uno, eramos marido y mujer, y también padrinos gracias a Ana y Jaime.

Todos nos dieron la enhorabuena. Fuimos a comer al restaurante y a la noche, a las doce y media, una limusina llegó para llevarnos a nuestra luna de miel, París, la ciudad a donde siempre he querido ir.

Nos despedimos de todos ya que no nos veriamls hasta dentro de una semana.

Este era el día más feliz de nuestras vidas.

Al llegar al hotel de 5 estrellas de París más famoso eran las tres y media o así, pero Hugo y yo no teniamos sueño así que me dijo de probar la cama y si... era de mal pensar pero era lo que yo creía.

Era la primera vez que lo haciamos como marido y mujer y me pareció más placentero así.

-Espero que seas feliz conmigo señora García- dijo mientras me besaba el cuello encima mía.

-Señorita García- le corregí- señora me hace sentir vieja- reí.

Amor con OdioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora