Toda historia tiene un principio...

636 17 0
                                    

Dicen que hay quien nace con estrella y quien nace estrellado. Hasta hace unos meses no hubiera dudado en afirmar que yo pertenecía al grupo de los afortunados.

Había nacido con estrella y no me molestaba en disimularlo.

Perdí a mi madre siendo muy pequeña, tanto que apenas puedo recordarla. Para que no sufriera con su ausencia mi padre se encargó de llenar ese vacío con todos los caprichos que el dinero puede comprar.

Era la princesita de papá pero a pesar de ello no m pareció mal q volviera a casarse. Puede que entonces tuviera la absurda esperanza de volver a tener una familia.

Raquel era la secretaria de mi padre desde que yo podía recordar y ahora iba a convertirse en mi madrastra... Y no solo eso, estaba embarazada. Lo sé, suena a topicazo y huele a cazafortunas.

Cuando se casaron yo tenía once años y acepté a mi madrastra sin ponerle problemas, Raquel se había ganado mi confianza a lo largo de los años, desde luego nadie puede acusarla de ser tonta.

Con el tiempo mi padre empezó a viajar cada vez mas y Raquel y yo nos dedicamos a gastar su dinero conviviendo en educada indiferencia.

Sé cómo suena pero yo era feliz.

Adoraba mi vida, mi ropa, mis zapatos, mis joyas, a mis amigos a mi perfecto novio y sobretodo a Olivia, mi hermana pequeña.

Ahora sé que pude haber sido mucho mejor hermana. A sus seis años Olivia era mi muñequita, a eso se limitaba mi papel de hermana mayor, a comprarle cosas, hacía con ella lo que mi padre había hecho conmigo.

Estaba a punto de empezar la universidad y mis planes eran dedicar el verano a viajar y quemar la tarjeta de crédito con la que papá había compensado su ausencia en mi graduación.

Ya estaba más que acostumbrada, así que me preocupaba bastante más el éxito de mis planes para esa noche de Julio.

Me faltaban cuatro meses para cumplir los dieciocho y Roberto y yo llevábamos casi un año saliendo. Había decidido que al fin me acostaría con él.

No me había presionado demasiado y era muy consciente de que la mayoría de los chicos no serían tan pacientes, sobretodo chicos universitarios como él.

Ese diez de julio Roberto cumplía diecinueve años y le iba a hacer el mejor regalo que podía entregarle. Algo que no se paga con dinero.

Iba a entregarme a él, le iba a regalar mi primera vez, algo que ningún otro podría tener jamas.

Me compre un conjunto negro de Victoria Secret totalmente espectacular, me embutì en un vestido rojo hipersexy y me subí a mis tacones de aguja favoritos.

Reservé habitación en el mejor Hotel de la ciudad donde nos servirían para cenar los platos favoritos de Roberto. Todo sería perfecto.

Roberto estaba mas guapo y elegante que nunca y, como siempre, se comportó como un caballero. No le había dicho nada pero él sabía lo que iba a pasar, sino no cenaríamos en la habitación de un Hotel.

Estaba nerviosa pero segura de lo que iba a hacer, éramos perfectos, lo seríamos también en la cama.

Estaba acostumbrada a que todo me saliera bien.

Hasta que todo empezó a salir estrepitosamente mal.

Te encontré en el infierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora