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—¿Panely? —Llamó a su esposo tratando de no reír.

—No preguntes. —Ordenó antes de tiempo.

Panamá se encontraba atado a un árbol navideño dentro de su casa. —Bueno, necesitaras una respuesta lógica para esto. —Mencionó dejando las llaves en un tazón pues éste recién había llegado y lo primero que se encontró fue al panameño en ese estado.

—Pues no me creerías si te lo dijera. —Dijo molesto al llevar una hora así. —¿Puedes... —

—Ayudarte? —Completó su frase. —Si claro, pero le veo difícil. —Avisó pues a simple vista se percató que la cuerda que lo tenía amarrado al árbol tenía un nudo muy bien hecho. —Deja voy por un machete. —

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—Bueno, ya mismo acabo. —Suspiró agotado al llevar un largo tiempo cortando mayor parte de la cuerda. —Un descanso de cinco segundos y sigo. —Ofreció sentándose. —Se que dijiste que no preguntara pero... ¿Cómo terminaste así? Solo me fui de la casa tres horas, tres horas ¿Cómo? —Preguntó pues en su cabeza no encontraba una respuesta.

Éste suspiró. —Nicaragua y Costa Rica me llamaron para comprar un árbol de navidad, una cosa llegó a la otra y terminé siendo la estrella del árbol. —Ecuador soltó una carcajada. —¡No te rías! —

—Lo siento. —Se disculpó entre risas mientras se levantaba y volvía a cortar aquella gruesa soga. —Sigue contando. —

Éste miró a otro lado avergonzado. —Bueno, no pudieron soltarme y tuvieron la grandiosa idea de dejarme aquí en nuestra casa como regaló de navidad para ti. —Ecuador volvió a reír a carcajadas. —¡Que no te rías! —

—Perdón. —Dio unas ultimas risas. Éste le dio un beso en la mejilla. —Ay, me encantas. —Confesó pues Panamá hacía su vida más alegre.

El contrarió bufó. —A veces me pregunto como es que te enamoré. —Cuestionó el panameño sonriendo.

—Bueno... No tenía planes de enamorarme de ti, solo quería ser tu amigo. —Confesó asombrándolo. —Pero luego te vi, hablamos unos minutos y... ¡Ja! No sé que me pasó ese día, pero me encantó tu voz pronunciando mi nombre, luego me fascinaron tus ojos mirándome, aquella sonrisa tuya me cautivó... Cuando te despediste de mí y te fuiste, sentí tantas ganas de correr hacia ti y abrazarte, apenas llegar a casa llamarte, no podía dormir sin pensar que mañana volvería a verte o no... si supieras lo loco que me volviste, todo mi visón sobre el amor cambio y me dije a mí mismo; Oh, cuanto amo a ese panameño. —Dio una hábil cortada por fin desatándolo. —Mira, sí se pudo. —Sonrió victorioso para después ser tumbado por su esposo cayendo ambos al suelo.

—Tambien te amo. —Sinceró entre lágrimas pues aquellas simples palabras le habían llegado directamente al corazón. —Gracias por enamorarte de mí. —Ocultó su rostro en su pecho mientras sollozaba con una sonrisa.

Ecuador sonrió sonrojado mientras besaba con cariño su cabeza.

🌻🌸Cortos EcPa [CountryHumans]🌸🌻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora