Capítulo 10: Salida

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Estaba sentado en una banca en medio del centro comercial esperando a Edward.

Desde hace mucho tiempo atrás había notado que algo no andaba bien con Edward y sus sospechas fueron confirmadas aquella tarde que lo encontró hecho un desastre en la oficina.

Lo había estado observando más de lo habitual sin ser descubierto y notó cómo a simple vista parecía estar feliz y disfrutando, pero si se concentraba en los detalles era evidente que algo andaba mal. Sabía que ya no debía preguntar más ya que todas las veces que lo hizo le respondía que estaba bien o cambiaba de tema, así que decidió que lo mejor era hacer que su amigo se despistara un rato.

Por eso había conseguido (después de muchas súplicas) que Edward aceptara acompañarlo a comprar un regalo para Josh, el guardia de seguridad de su edificio. Creyó que no lo conseguiría, pero al final terminó aceptando y eso lo hacía feliz.

Recibió un mensaje de Ed diciéndole que estaba llegando. Se puso de pie para esperarlo, no tardó en conectar su mirada con ese alto castaño que tanto le gustaba y sintió cómo el aire abandonó su cuerpo cuando lo tuvo de frente.

—Perdón si te hice esperar mucho, el parqueo estaba saturado — saludó Edward — okey ¿sucede algo o por qué me miras así?

—No puedo evitarlo — murmuró intentando controlar su respiración — te ves increíblemente bien — no mentía, a excepción de la noche que se conocieron, solo había visto al castaño vistiendo ropa formal y tenerlo frente a él luciendo ropa casual era impresionante. Usaba jeans negros pegados a sus fuertes piernas, sudadera gris y zapatillas blancas.

—No molestes — el castaño desvió la vista y se pasó una mano por el cabello.

—Solo digo la verdad, luces muy bien — sonrió y recibió un empujón.

—Mejor dime de una vez qué estamos buscando o me iré a casa — se cruzó de brazos y entrecerró los ojos.

—No tengo idea, así que debemos ir de tienda en tienda — tomó de la muñeca al castaño y lo arrastró hacia una tienda de ropa, se rio a carcajadas cuando escuchó los quejidos de Ed.

Christofer sabía exactamente lo que quería comprar, pero intentaría alargar todo lo posible la salida para que su amigo pudiera despejar su mente de lo que sea que lo tenía mal y por supuesto también quería pasar tiempo con él sin que este fuese por el trabajo. Recorrieron casi todo el centro comercial.

*

Al principio no estaba seguro de aceptar salir con Christofer, había tenido una pésima semana donde no lograba escapar de la neblina que lo envolvía. Cuando se sentía así evitaba a toda costa cualquier contacto con las personas, pero por alguna razón sentía diferente con el rubio. Una parte de él quería estar en su habitación alejado de todos y otra parte luchaba por levantarse y encontrarse ese sábado con su amigo, sintiendo que podría ser una buena idea. Luego de meditarlo como una lucha interna, aceptó acompañarlo.

Se vistió con lo primero que encontró en su armario, no era nada elaborado. Se vio al espejo por última vez "luces como la mierda" pensó antes de salir hacia el centro comercial.

En el trayecto su mente iba en modo neutro, simplemente en blanco, pero cuando estuvo frente a Chris sintió cómo una parte de la carga se retiraba de sus hombros y estaba más relajado, como si estuviera... ¿feliz?

Luego el rubio le dijo que lucía bien y eso lo descolocó un poco, "simplemente es amable" pensó al recibir sus elogios.

Habían pasado varias horas recorriendo las diferentes tiendas del centro comercial, no tenía idea de qué pensaba comprar su amigo, pero ni siquiera le importaba saberlo porque ir de tienda en tienda junto a Chris le resultaba demasiado divertido. El rubio siempre hacía bromas y si el lugar tenía música no dudaba en bailar, su compañía era simplemente genial.

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