Capítulo 21: No te merezco

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Cuando Christofer abandonó su habitación esa mañana, Edward se sintió completamente vacío, como si una parte de él se hubiese ido junto al rubio. Se sentía extraño, entre el enojo y tranquilidad.

Estaba molesto consigo mismo por haber explotado la noche anterior, pero también sentía cierta tranquilidad como si un peso se hubiera retirado de sus hombros, el peso de haber reprimido sus sentimientos durante años.

Sabía que había llegado el momento de desnudar su alma por primera vez frente a alguien que no fuese su mejor amigo, su hermano mayor o sus padres, debía contarle toda la verdad a Christofer.

No podía dejar de sentirse como un tonto porque desde que sintió algo más que amistad por Christofer decidió ocultarlo y no ser un egoísta porque el rubio no merecía cargar con sus problemas, pero eso mismo fue lo que sucedió.

Christofer había tenido que lidiar con su mierda y a pesar de todo no se había marchado, no lo dejó solo.

Quería verlo, necesitaba verlo y por eso se encontraba yendo hacia su apartamento. Su idea siempre fue mantener un límite con él, pero había descubierto que entre sus brazos se sentía seguro y ya no se miraba capaz de alejarse. ¿Eso lo convertía en un egoísta? probablemente sí.

Pero para poder estar con Christofer, sabía que era necesario derrumbar por completo lo que por años fue su escondite: su muro de concreto.

Dio suaves toques a la puerta del rubio, los nervios lo invadían ¿Cómo iba a reaccionar Christofer al verlo? joder la puerta frente a él se estaba abriendo y su corazón estaba a punto de salir de su pecho.

—Hola — saludó con una sonrisa el rubio, quien abrió un poco más para dejarlo pasar — pasa, por favor.

—Gracias — Ed no podía verlo a los ojos, su rostro estaba rojo — he traído algo de cena, le pedí a Rita que preparara unas papas fritas — le tendió las bolsas que llevaba consigo mientras el rubio cerraba la puerta.

—¡Esto es increíble! No te hubieras molestado — Chris tomó la bolsa con una mano  y con la otra lo tomó a él entrelazando sus dedos en un fuerte agarre — Ven, déjame mostrarte mi pequeño hogar — lo guio al interior del apartamento.

El apartamento del rubio no era demasiado grande, pero si lo suficiente acogedor. Al entrar se encontraba un pequeño pasillo que separaba la entrada del resto del apartamento.

En el pasillo a mano derecha se encontraba la cocina. Era de estilo abierto, al final del pasillo se encontraba un amplio espacio que servía como sala de estar en el lado derecho ya que contaba con un sillón largo, una mesa de centro, un sillón de una pieza y el televisor empotrado a la pared.

Del lado izquierdo se encontraba la cama con una mesita de noche, tanto la sala y el dormitorio se separaban entre sí por un mediano espacio. El área del dormitorio contaba con una puerta al lado izquierdo que daba al cuarto de baño.

—Lo sé, no es como tu mansión, pero eres totalmente bienvenido a mi humilde hogar — dijo el rubio entre risas mientras se acostaba sobre su cama.

—No digas tonterías, me gusta mucho — Ed se sentó en el borde y se acomodó sobre la cabecera. Estaba consciente de que debía empezar a hablar de una vez para explicarlo todo, pero no sabía cómo iniciar.

Estaba buscando las palabras correctas cuando su vista se dirigió hacia la mesita de noche donde se encontraba una fotografía enmarcada. La tomó y no pudo evitar sonreír.

—¿Y esto? — se la mostró a Christofer.

—¿Te gusta? — el rubio se acomodó a su lado.

Tequila & CaféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora