Capítulo 2: Inicio de una nueva vida

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—Hola Alex — Apartó la vista de la pantalla de su móvil cuando reconoció la ronca voz de quien había saludado al barman y se acomodaba en una butaca no muy lejos de él. 

—Buenas noches, señor — Christofer notó que tanto el barman como el guardia de seguridad se dirigieron hacia el joven como "señor".

—Por favor no molestes — escuchó decir al joven con voz irritada.

—Jaja perdón, siempre es divertido hacerlo — el barman era joven, alto, su cabello color negro recortado en un estilo moderno y sonrisa amigable.

—Ten piedad, este ha sido un día horrible y para cerrar con broche de oro un idiota golpeó mi auto con una motocicleta.

—Eso suena como un grave problema — dijo el barman con fingida tristeza cruzándose de brazos y tocando su barbilla, así que Christofer supuso que remataría con algo más — Pero... para un mortal como yo, para ti eso se resuelve fácilmente comprándote otro auto — el barman rio a carcajadas, Christofer también quiso hacerlo, su risa era muy contagiosa.

—Eso lo sé — respondió el joven sin tono egocéntrico, más bien sonaba exhausto. Posicionó sus manos sobre la barra y dejó caer su cabeza sobre ellas que en ese momento actuaban como almohada.

—Si algo te tiene tan mal no es por el incidente de hace un rato, dime qué sucede Edward — su tono se volvió serio.

—¡Ajá! Así que tu nombre es Edward — No pudo quedarse más tiempo al margen de aquella conversación así que se infiltró en ella y se movió de butaca para quedar junto al joven.

—¿Por qué aún sigues cerca? —Preguntó aún con la cabeza sobre sus brazos. Al parecer reconoció su voz porque rápidamente lo identificó.

—Ya me perdí, ¿qué está pasando aquí? — preguntó el barman

—Disculpa mis modales, soy Christofer, el idiota de la motocicleta — respondió el rubio muy animado mientras extendía su mano para un estrecho saludo.

—Jaja mucho gusto — estrechó su mano — pero me sorprende que sigas aún con vida luego de lo que sucedió.

—Ya le ofrecí una disculpa y pagar por el accidente, pero se niega incluso a verme — el rubio se encogió de hombros.

—Si quieres ayudarme, déjame en paz y asunto arreglado —Edward se enderezó y revisó su reloj sobre su muñeca izquierda —¿por qué tarda tanto? — escuchó preguntar, pero seguramente hablaba para sí mismo.

—No hace falta ser tan descortés, deberías saberlo — sentía divertido hacer que ese joven se fastidiara con cada comentario, así que eso lo incitaba a seguir molestando hasta donde le fuera posible. Por eso, no dudó en seguir con sus bromas cuando escuchó a Edward decirle al barman que le sirviera un café sin azúcar - ¿Un café? ¿Vienes un viernes a las 8:30 pm a un bar por un café? —preguntó con burla.

Edward no dijo nada al respecto, solo le dio un sorbo al café que justo había colocado frente a él el barman.

Ese corto tiempo era suficiente para que Christofer le diera un recorrido visual, su cabello era color castaño y liso, era corto de los lados y un poco largo del centro. Sus ojos eran color café claro y contaba con varios lunares por su rostro, tenía barba al ras de su piel, para nada espesa, pero estaba ahí. Había algo en él que le resultaba un poco ¿familiar?

A pesar de estar sentado, se notaba que le dedicaba mucho tiempo a su cuerpo ya que sus músculos se marcaban bastante. Lucía una camisa blanca bajo su chaqueta negra, sus jeans eran también de color negro. "Lo que tiene de grosero lo tiene de guapo" pensó con una sonrisa entre dientes.

Tequila & CaféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora