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Taehyung se había encerrado en su cuarto toda la mañana después de lo sucedido con Jimin. Estaba enojado con el pelirrojo. ¿Cómo podía dejar que un extraño entrara a su casa así como así?

Pareciese que el que mandaba en el castillo era Jimin y no él. A pesar de ello, no le gustaba confrontar a su mayordomo porque, de alguna forma, siempre terminaba él perdiendo. Por lo mismo, recurrió a hacer corajes en su habitación.

Lo bueno es que tenía muchas maneras de desahogarse. Una de sus favoritas era pintar. Lo hacía recurrentemente. Se hundía en sus cuadros, e incluso si pasaba horas haciéndolo, él lo sentía como minutos. Sin embargo, no había comido nada y su estómago empezó a expresárselo con rugidos. Así que, sin más, terminó su sesión de pintura y salió de su habitación.

Todavía no estaba de humor de ver a Jimin, por lo que fue directamente a la cocina. Una vez dentro, comenzó a buscar algo dulce que comer. Tuvo la gran idea de prepararse pan con mermelada. Con su objetivo en mente, comenzó a juntar los ingredientes, pero casi tira el frasco cuando alguien entró a la cocina, y no precisamente Jimin.

Era una cara nada familiar, pero también... Bella. Facciones tiernas, mejillas lindas y aplastables, labios rosados y abultados, y esos ojos... Grandes y hermosos que lo veían sorprendido, y en eso reaccionó.

En una milésima de segundo, salió disparado, corriendo a donde fuera menos a la cocina. Arrugó el ceño cuando divisó la espalda de Jimin, sentado pacíficamente en el jardín con una taza de té. No paró, y a paso acelerado, caminó a él.

—Oh, Jungkook, ¿encontraste las gallet... Taehyung —dijo en un suspiro, preparándose para lo que venía.

—Te dije que lo quería fuera.

—Así fue, pero no me dijiste cuando.

—¡Jimin! —alzó la voz, y el mencionado respiró profundamente, peinando sus cabellos para atrás—. ¿Acaso te gusta hacerme enojar? Sabes que no puede estar aquí.

—Tae, no seas así, ese chico necesita ayuda y a mí no me vendría mal tener apoyo por aquí, ¿qué tal si lo contratas? —preguntó Jimin en un tono dulce.

—¿Estás consciente de lo que dices? —contestó Taehyung, cruzándose de brazos.

—Por eso quería que hablaras con él, si me dejas explicarte, creo que-

—No quiero saber —interrumpió, negando con la cabeza, apretando su sien—. Solo sácalo de aquí.

Taehyung se dio media vuelta y paró en seco al ver frente a él al chico de hace unos minutos, con sus ojos llorosos, sosteniendo la bolsa de galletas con fuerza y apretando sus labios. El chico subió su mirada, conectándola con la de Taehyung, quien retrocedió al mismo que el otro dio un paso.

—¡S-señor Taehyung! —dijo el pelinegro, sorprendiendo al mencionado—. Yo... Lamento si estoy siendo una molestia, pero... Realmente no tengo muchas opciones a donde ir y...

La voz del chico cada vez se hacía más diminuta. Su postura encogiéndose a la par que pellizcaba sus manos. Taehyung seguía en shock por estar interactuando con alguien, pero salió pronto, dando un paso dispuesto a largarse de ahí.

—¡Espere! —exclamó, acercándose aún más al espacio de Taehyung, quien se paralizó por ello, mirando a través de sus mechones largos y rizados al tembloroso chico que lucía desesperado.

—Habla rápido —ordenó, causándole impresión a Jungkook por su grave voz.

—S-sé que no soy nadie para pedirle algo... pero, aunque sea solo por unos días en lo que encuentro un trabajo, p-por favor permítame quedarme aquí. Trabajaré mientras tanto. Aprendo rápido. Le prometo que no estaré aquí mucho tiempo... Por favor.

Bestia [Taekook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora