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Las expresiones de Taehyung pasaron como una montaña rusa. Primero, se veía angustiado, mas conforme leía se fue relajando y luego una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios, no duró mucho pues se fue desvaneciendo dejándolo finalmente con un semblante serio y pensativo.

—¿Qué paso? ¿Qué dice? —preguntó Jimin aguantando las ganas de quitarle el sobre y leerlo él mismo. 

—Mi madre ya se recuperó —dijo en un tono feliz y Jimin lo abrazó de la emoción.

—Tae, ¡Esas son excelentes noticias! 

—Lo son, pero... —Su voz decayó y Jimin se separó curioso—. Me invitó a la celebración que darán en el castillo en su honor. 

—Ah... Ya entiendo... Tu padre ¿cierto? —Por la mera mención, Jimin sintió el cuerpo de Taehyung tensarse—. ¿Crees que esté presente? 

—Claro que va a estar.  

—¿No quieres ir? 

—No lo sé... La vez pasada accedí en parte porque mamá me hizo saber que él no estaría, ahora es todo lo contrario. 

—¿Cuándo será la fiesta? 

—En tres días —dijo bajando la mirada y Jimin le dio unas palmadas en la espalda sacándole el aire. 

—¡Oye! Eso es suficiente tiempo para pensarlo —habló animado pellizcando sus mejillas—. No te preocupes por eso ahora, ¿Por qué mejor no regresas con Jungkookie? —Taehyung asintió sonriendo al pensar en el nombrado—. Y no te estreses demasiado... —Taehyung volvió a asentir más calmado. 

Jimin observó al príncipe darse media vuelta y entrar al cuarto sigilosamente para no despertar al bonito pelinegro que descansaba en él, cuando finalmente desapareció de su vista, soltó un suspiro deshaciendo su sonrisa, claramente él también estaba preocupado. 

A él tampoco le agradaba el padre de Taehyung. 

En apariencia eran muy parecidos, en actitud... diferían totalmente. El rey siempre fue frío con todos, con Taehyung por lo menos trataba, puesto que era su único hijo, le daba todo lo que pedía, menos lo que en realidad necesitaba, afecto, nunca tuvo tiempo para esas cosas, ni con su dulce esposa que siempre estaba ahí para él. 

Aun así, Taehyung pensaba que su padre lo amaba, según las palabras de su madre, solamente era difícil para él mostrárselo, Taehyung le creyó... Fue hasta que recibió la maldición que se cuestionó si es que en realidad alguna vez su padre lo había querido.  

Lo dudaba. 

Tiene grabado en la memoria la mirada llena de repulsión que le dio mientras él lloraba rogándole de rodillas que no lo echara, las palabras cargadas de odio que le dijo humillándolo y quebrándolo haciendo que temblara como nunca antes. 

¿Tan poderosas eran las palabras? 

Esa escena la recuerda muy bien pues aparte de aterrizar de su nube, también fue el día que recibió el primer golpe en su vida, la mano de su padre duró mucho tiempo marcada en su piel, Taehyung finalmente dejó de oponerse y tal y como el rey ordenó, lo escondieron en ese horrible castillo, lo abandonaron. 

Su padre ni una vez fue a verlo desde ese día. 

A partir de ahí fue cuando Taehyung empezó a sonreír menos, a dejar de expresar sus sentimientos, a odiar despertar siendo él. Pensó que así sería por lo que quedaba de su vida... Pero Jungkook apareció. 

Sin ser consciente de ello, Jungkook reconstruyó poco a poco todo lo que le rompieron y, sobre todo, le regresó la esperanza a Taehyung.

Este jamás imaginó que volvería a sentirse así otra vez... Vivo.

Bestia [Taekook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora