Capítulo 52.

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-Harry-:


Maquiné mis fuerzas dentro de mi cuerpo inflando mi pecho involuntariamente, mientras mi estómago daba un vuelco dolorosamente, apretándome las tripas. En cuanto tuviera a ese hijo de puta entre mis manos, juré que lo despedazaría. Inmediatamente sacó su pistola de la chaqueta, y propinó dos disparos en mi dirección, al tiempo que yo me tiraba al suelo y sacaba la pistola de mi bolsillo. Skylar se estaba ahogando en esa piscina, yo no tenía mucho tiempo. Tenía que actuar rápido.

Sentí los pasos de John resonar en las cerámicas de cemento despedazadas por el suelo, y un disparo agudo que hirió a uno de los acompañantes, que de repente me parecía que se multiplicaban por dos. Subí la mirada y propiné un disparo, atravesando el brazo de Smith; despreciable, al igual que cada milímetro de él y del aire que ese hijo de perra respiraba. Jalé su pie izquierdo con las fuerzas que mi rabia me había permitido, haciéndolo caer y su espalda chocar con el suelo sonoramente. Me aproximé a quedar encima de él, alargando una pierna para pisar su mano y patear su pistola hacia John, quien la tomó inmediatamente con su mano libre. Guardé mi pistola en mi bolsillo y apreté el puño, propinándole un golpe desgarrador que generó el rote de su nariz.

-Eso no es nada, hijo de puta –grité en su rostro, mientras reventaba su rostro a golpes. Su brazo herido le era inútil, mi peso entero encima de él lo ahogaba, mi mano sosteniendo el brazo sano era demasiado para ese bastardo. No iba a escaparse de ésta. Él desearía nunca haberme conocido.

Nadie se mete con mi chica sin pagar por ello.

Sentí un golpe en mi rostro que me hizo caer de lado, perdiendo la coordinación por unos segundos, y ¡maldita sea! Uno de los ayudantes de ese cabrón seguía vivo. Busqué a John con la mirada antes de sacar mi pistola. A continuación, un arma fría y dura se estableció en mi cuello, y vi entonces a Smith levantarse y sonreír con sus labios ensangrentados, mientras la lujuria brillaba en sus ojos.

-Quiere dársela de héroe –rió sínicamente, al tiempo que yo sonreía con orgullo, para herir su ego de mierda. Golpeó mi rostro con su puño cerrado, abriendo una herida en mi nariz. Sonreí. 
Smith quería hacer parecer que ha estado en esto toda su vida, cuando en realidad sólo era un arrastrado que había comenzado por un simple lame botas. Yo he estado en esto desde los doce, enseriándome a los diecisiete.
-Chúpala, si quieres –me burlé.
-Es una lástima que tu prostituta barata esté muriendo en esa piscina –él sonrió -. Lo que me recuerda… Lleva como diez minutos ahí. ¡Diablos, amigo! Debe estar muerta –rió burlonamente -. ¿Quieres que lance tu asqueroso cuerpo a la piscina también?
-¿Qué te hace pensar que vivirás para hacer eso? –sonreí. 

Smith estaba a punto de decir algo cuando Matt lanzó un disparo al aire, que quitó las manos del gordinflón de mí tras desplomarlo para siempre, y John propinó un codazo desde atrás a Smith, quien cayó de costado directo al suelo. Me levanté sin tambalearme y pateé su estómago tan fuerte como se me fue permitido, y tantas veces como creí necesario hasta dejarlo inconsciente, y segundos después me arrojé al agua, agitando mis cabellos para aclararme la vista. 

Aparté las hojas con los brazos con desesperación. Me había tomado demasiado tiempo. Muchísimo más del que ella podría soportar en estas condiciones.

-¡Skylar! –grité con toda la fuerza que mis pulmones emanaron de sí, aunque yo sabía que era totalmente inútil. Aspiré con fuerza y me adentré lejos de la superficie, abriendo los ojos sin alcanzar ver más que agua mugrienta. Salí a la superficie de nuevo, inhalando otra vez, y repetí la misma operación de antes. Agité mis piernas para ir más rápido, cuando sentí el leve, insignificante, pero real y físico roce de manos. Abrí y cerré mi mano moviéndome más abajo, hasta que un dedo fue apresado dentro de los míos. Jalé de su muñeca hasta llevar su cuerpo a la superficie. Respiré agitadamente, intentando cargarla a cuestas mientras veía a John y Matt deshacerse de los que quedaban. Ignoré los disparos y nadé hacia la baranda de metal oxidado, de donde me apoyé, y la subí al suelo de cemento.

Con sólo ver eso mi sangre se esfumó de mi rostro y mi garganta se secó automáticamente. Mi estómago se retorció. “Diablos”.

Ella estaba… casi desnuda. Su rostro estaba más pálido de lo normal, sus labios no tenían color. Su abdomen estaba minado de cortadas pálidas maltratadas por el cloro. Apreté su muñeca con mis dedos, sintiendo apenas un débil palpite casi invisible, mientras su hipotermia se hacía visible en mi piel. Rodeé sus frágiles brazos alrededor de mi cuello, y la alcé apretando sus caderas entre mis brazos, casi corriendo hacia la camioneta. 

-¡John! –grité, dando la vuelta con mi cabeza. “¿Dónde coño están?”, grité para mis adentros.
-¡Skylar! –gritó una voz femenina, desgarrándose en llanto. Volteé de golpe. 

La figura femenina corrió hasta detenerse boquiabierta a unos metros de distancia, soltando así su mano de las de Sheena, quien observaba con los ojos bien abiertos.

Alison.

Stray - [h.s.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora