Capítulo 65.

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-Harry-:

Empujé la puerta de la habitación con la mano, observando que todo estaba exactamente como lo dejé. CD’s tirados por el suelo, el celular de Skylar sobre la cama, inmóvil. La cama desordenada y las sábanas rozando el suelo. El olor era propio del encerramiento, y me percaté de que las ventanas aún seguían cerradas. 

Bajé las escaleras a trompicones mientras me quitaba la chaqueta, la cual arrojé hacia el sofá grande de cuero en medio de la sala, y caminé hacia la cocina, vislumbrando una pequeña luz que provenía de allí. El frágil cuerpo de Skylar estaba descubierto, tan sólo cubierta por un sostén y los shorts con los que había salido esta mañana. Su espina se denotaba bajo la luz, y su piel pálida reflejaba diminutas pecas alrededor. 
En la mesa se encontraba su pálida mano sosteniendo una botella gigante de vodka a la mitad. La vi recoger su brazo y dar un largo sorbo, el cual tragó como si fuese agua. Caminé hacia ella, y retiré la botella de su mano, estremeciéndola repentinamente.

-¿Qué haces? –mis ojos se ampliaron. Ella resopló.
-Nada –respondió calmadamente. –Estoy bien.
-Sí, al menos no estás ebria –arqueé las cejas, y aparté la botella a un lado. Saqué una silla de su lugar y me senté en ella, mientras miraba su mano con la intención de sostenerla.
-No quería estarlo –admitió, mirando hacia otra parte, denotando lo hinchados que estaban sus ojos. Asentí y me humedecí los labios, mirando hacia otra parte.
-Lo siento –musité. Y entonces me di cuenta de que ella también lo había hecho, con voz tímida. Los dos a la vez. Reímos lánguidamente, no muy seguros del por qué. Tampoco sabía qué debía decir exactamente ahora… diablos.
-Yo en verdad no quise… -ella comenzó.
-Lo sé –la interrumpí. Y, suspirando, comencé con mi parte. –Yo en verdad no…
-Lo sé –me interrumpió, sonriendo levemente. ¿Entonces? ¿Esto era como “oye, ambos fuimos infieles, lo siento”? 
-Yo no lo besé –su voz fue clara y neutra. El brillo de sus ojos titilaba bajo la luz blanca de la cocina. –Yo sólo traté de arreglar las cosas… pero ya sabes que no soy buena en eso –rió con vergüenza.
-No dejarás que lo mate, ¿verdad? –bromeé, levantando la mirada, satisfecho de haberle hecho reír.
-No –continuó con una sonrisa en sus labios, y miró sus manos, que recorrían levemente las cicatrices en su abdomen.
-Becky es cosa del pasado, Skylar –musité con voz discurrida. –Ni siquiera me gustó.

Frunció los labios, e intentó recobrar la botella de vodka con su mano frágil. La aparté de sopetón, y ella volvió a colocar sus manos en su abdomen. Me preocupaba el hecho de que Skylar pudiera estar bebiendo.

-De acuerdo –me humedecí los labios al obtener nada más que silencio y una mirada triste. Pensé en quedarme en silencio, pero dadas las circunstancias y el hecho de que las chicas son tan jodidamente complicadas, ella podría molestarse conmigo de nuevo y encerrarse en la habitación. 
-Intento creer que tenías esa botella en la mano por haberme confesado lo del beso, pero… No es así, ¿o sí? –farfullé casi en su oreja. Ella se veía tan distante ahora. Bajó la mirada con nostalgia y negó con la cabeza, profiriendo un sollozo que salió disparado de su boca, mientras las lágrimas brotaban de sus ojos, deslizándose por sus mejillas sonrojadas.
-¿Quieres hablar de ello?

Pensé que guardaría silencio, pero su fuerza de voluntad le estaba quebrando las costillas. Yo lo sabía.

-Fue sólo… -su voz se quebró, y suspiró mientras limpiaba su rostro con su palma abierta. –Mi mamá.

Suspiré. El tema siempre la destrozaba.

-Fui a su casa hoy –apretó los párpados. –Pensé que ella simplemente podría abrazarme una sola vez. Pero, ¿sabes qué hizo? Me corrió –sonrió con cinismo. –Dijo que yo no podía estar ahí más. 
-Nena, yo… -antes de continuar, alargué mi mano hasta la suya, y la estreché con fuerza. –Lo siento.
-¿Por qué? –ella parecía sorprendida.
-Porque sé que todo esto es mi culpa… Soy tan malo para ti. He destruido tu vida.
-No –me atajó, sacudiendo la cabeza frenéticamente, mientras su rostro temblaba y las lágrimas caían. –Tú eres… lo mejor que me ha pasado.
-No es verdad, nena –repliqué, en tono de súplica. –Mírame. Soy un criminal.
-¿Y qué? Eso no me importa –el brillo de sus ojos titilaba.
-Mírate… Comenzaste a beber. Skylar, tú no eres así. No permitiré que seas como yo.

Bajó la mirada.

-Es mentira lo que te dije aquella vez en el auto, cuando te saqué de casa por primera vez, de que necesitabas relajarte y beber un poco –hice una pausa, y ella apretó mi mano. –Extraño a la vieja Skylar.
-¿Testaruda y sin escrúpulos? –dijo al fin, como si se tuviera asco a sí misma.
-Exactamente –intenté sonreír. –Cuando nunca te callabas –reí, y logré hacerla reír también -, extraño eso.
-Lo siento –se encogió de hombros. Sentí mi teléfono vibrar en mi bolsillo. Rodé los ojos y lo saqué de ahí, arrepintiéndome de haberlo prendido en el auto. Era Matt.
-Hey –contesté, con voz neutra.
-Hey, viejo, es urgente –él dijo. Me puse en alerta.
-¿Qué pasa?
-Han encontrado una víctima de Smith… Te interesa.
-¿Quién es? –lo corté. Skylar me miró con los ojos bien abiertos.
-Enviaron una foto. Y… con lo que recuerdo, parece ser… tu hermana.

Stray - [h.s.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora