Observé con incredulidad un edificio imponente con nada más que concreto desvaído a su alrededor. Apenas algunas luces titilaban dentro, y tan sólo se escuchaba el rugir del viento azotar contra las ventanas del auto.
-Este lugar me da escalofríos –comenté casi para mí. Giré la vista hacia él, quien se había inclinado para ver por mi ventana también. Nuestras manos casi tocándose. Aparté la mía con disimulo y suspiré, abriendo la puerta decididamente.
-Suerte –gritó dentro, y yo me giré para mirarlo a sus ojos azules.
-¿Cómo te llamas?
-Niall –sonrió. –Niall Horan.Asentí con desconfianza, pero pensé que al menos me había dicho su nombre. Eso debería contar algo. Además, ahora mismo él era lo menos que podía darme miedo. Sin embargo, seguía agradeciendo al cielo haberlo enviado –si es que había sido alguna especie de milagro–. Ahora sólo quería irme a dormir teniendo a Harry a mi lado, aún si tuviera que curar posibles heridas.
El interior del edificio era extraño, porque no era uno hecho como, para viviendas. Era una especie de almacén abandonado y posiblemente destruido, donde no dudaba sobre probables apariciones extrañas; y no hablo exactamente de fantasmas. Mis pasos resonaban con eco en la negrura, y necesité de un momento cuando tropecé contra algo puntiagudo y rasgué la piel de mi tobillo. Lanzando una maldición al aire, apreté mi mandíbula y froté mi tobillo, para después seguir caminando hacia delante, no muy segura de dónde estaba.
-Joder –musité para mí misma, frotándome el brazo izquierdo con la mano. Moría de frío. De repente me arrepentí de haber dejado el auto de Niall, aunque sabía que esto era por el bien de Harry, y Niall no podría estar mintiéndome.
-¿H…Hola? –dije, estremeciéndome con mi propio eco. -¿Harry?Nadie respondió.
Mis pasos fueron convirtiéndose en tumbos luego de un tiempo caminando, y sentía que ya no podía coordinar bien mi cuerpo. Mi respiración se hacía superficial y necesitaba de mi inhalador. Pero, de todos modos, con todos los hechos por los que había pasado, y contando mi posible muerte hacía apenas unas semanas, no era posible seguir teniendo el mismo miedo que antes me carcomía. Ahora, más bien, sentía algo superficial poblarme el cuerpo; podría llamarle, incluso, adrenalina.
Pero ¿miedo? Qué va. No tenía miedo de morir.-Explícame cómo coño entraste aquí –susurró una voz detrás de mí que me hizo voltear de sopetón y llevarme una mano al corazón. Entonces, una pequeña luz titilante fue encendida y pude vislumbrar el rostro enfebrecido de Harry que, detallándolo, más bien parecía exhausto.
-¿Qué? ¿Enserio creíste que me iba a quedar en casa?
-No –admitió. –Pero no creí que supieras dónde estaba.
-En realidad no lo sabía –me encogí de hombros y cambié de tema. -¿Encontraste a tu hermana?Inmediatamente bajó la mirada, como si lo hubiese desplomado de una montaña. Se humedeció los labios.
-No.
-¿Sí era ella? –me acerqué a él.
-Sí –asintió. –Lo es.
-Santo cielo, está bien –suspiré.
-No por mucho tiempo. Ella está con Smith, de algún modo… él la encontró.
-Ese hijo de puta… -escupí con desprecio. Tomé las manos de Harry entre las mías. –La vas a encontrar.
-No sé, Skylar. No soy un superhéroe, tampoco.
-Pero, diablos, eres Harry –insistí. –Quiero decir, H, o como sea… Bueno… Llevas en esto toda tu vida, ¿no? Puedes hacerlo.Convirtió sus labios en una línea.
-Gracias, nena.
Sonreí lánguidamente, y elevé una mano hacia su rostro, acariciando su piel suave con mis dedos, mientras él cerraba los ojos lentamente y elevaba su pecho rítmicamente. Abrió los ojos y me acercó a él por la cintura, tomando mi rostro entre sus manos y saboreando mis labios con los suyos, moviéndose lentamente de un lado a otro, girando su cabeza para cambiar de posición y dándome aire cuando lo necesitaba. Introdujo su lengua dentro de mis labios, jugueteando con la mía mientras sus labios se apoderaban de los míos marcando el control con sus manos, que recorrían mi cuello con suavidad.
Cuando nos separamos, me sentía roja de vergüenza.-Realmente extrañé esto –musitó gravemente.
-Yo también.Bajó la mirada hacia mis labios y se apoderó de ellos salvajemente, apretando mi cintura con sus manos mientras yo lo atraía hacia mí, sintiendo que los retortijones en mi estómago se convertían en un enjambre de mariposas. Ahora mismo sentía que lo estaba besando por primera vez, y no sabía por qué. Diablos, extrañaba realmente el calor de su cuerpo. Lo necesitaba conmigo.
-o-
Caímos sobre el suave edredón arrugado que cubría la enorme cama, y entonces sentí sus labios apoderarse de mi cuello, marcando su territorio al sorber mi piel entre sus dientes con fuerza, mordisqueándome. Mis manos no sabían exactamente qué hacer, así que procedí a juguetear con sus cabellos, aspirando el aire gélido de la madrugada entre mis pulmones obstruidos.
-No quiero ir a la escuela –musité, sintiendo sus manos bajar hacia mis pantalones. Él no los necesitaba más en mí. Y en un momento como éste, a mí sólo se me ocurría pensar en la escuela.
-¿Estás cansada?
-Algo –admití, profiriendo un chillido al sentir sus labios succionar de nuevo. Se apartó de mí y se levantó con ligereza. Lo miré con los ojos bien abiertos, y él soltó una risita.
-Relájate –dijo con una sonrisita divertida cerca de mi rostro, y bajó un lado de mi pantalón para descubrir parte de mi muslo izquierdo. Sonreí, y luego él cayó sobre mí.
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Stray - [h.s.]
FanfictionEn aquella fiesta del chico popular, no recuerdo por que motivo fui exactamente... Pero fue el peor error que eh cometido, Y en un segundo, mi vida no volvió a ser la misma. Dicen que es Oscuro, Misterioso y Agresivo, Pero él solo quería una cosa...