Capítulo 57.

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-Repítelo.
-Me voy de casa, mamá –sentí el corazón en la boca mientras ella soltaba lágrimas repentinas y se apoyaba sobre el mueble de caoba. Desvié la mirada y me acomodé el morral lleno de cosas sobre el hombro, sintiendo el brazo cálido de Harry rodear mis hombros.
-¿Con él? –ella entrecerró los ojos.
-Sí –sentí que las lágrimas se apoderaban de mis ojos. Pero no estaba segura de que fueran de dolor, sino, más bien, de alegría -. No lo conozco desde ayer. 
-Este muchacho no es bueno para ti, Skylar –dijo, poniéndose firme con dificultad -. Nunca voy a aceptar esta relación. ¡Míralo! Solamente ¡míralo!
-¿Qué intentas, mamá? –entrecerré los ojos. Ahora mismo me sentía en contra de mi propia madre. Ella sólo estaba tratando de… ¿minimizarlo? -. ¿Qué quieres decir, que no es suficiente para mí?
-¡Por supuesto que no lo es!
-Ah, claro, ¿y se supone que mi padre lo era para ti? –la reté. Abrió la boca para decir algo, pero la cerró de inmediato.
-Bien, bueno, me da igual –proseguí, fingiendo indiferencia -. ¿Por lo menos podrías esforzarte un poquito, e intentar ver las cosas con claridad?
-¡Pero mírate! –gritó, poniéndome los pelos de gallina. Harry apretó mi hombro -. ¡Eres una niña! Diecisiete años, Skylar. No te gusta siquiera tender tu propia cama, y ahora jugarás al concubinato con este… -lo evaluó con ojos despreciativos, y, cortando la frase, posó su mirada de nuevo en mí, y secó las lágrimas con la mano -. Quién sabe cuántas cosas tú habrás hecho con él –arqueó una ceja, cruzándose las manos sobre el pecho.
-Ése no es tu problema, Amanda –respondí.
-¡Soy tu madre! –gritó casi guturalmente, y se apartó los cabellos rubios del rostro -. ¡¿Qué crees que se siente saber que tu hija se ha estado acostando con un desconocido en secreto?!
-Mi vida íntima no te importa, Amanda –desvié la mirada -. ¿Qué coño estás tratándome de decir? –la reté de nuevo. Ella abrió los ojos como platos -. ¿Quieres decir que soy una zorra por amar a alguien?
-Eres una sinvergüenza –me acusó, con la crueldad goteando en cada una de sus palabras -. Mírate –me evaluó con la mirada -. Te estás yendo con un…

Su mirada se posó en Harry.

-¿No te da vergüenza? –lo interrogó -. ¿Hacer todo lo que haces con mi hija?
-¿Es acaso un pecado que yo la ame? –él arqueó una ceja.
-Tú no la amas, desgraciado –apretó los labios con fuerza, reprimiéndose las lágrimas -. ¡Ella es mía! ¡Te llevas a MI hija!
-¿Sabe qué sí es pecado? –él habló con ese tono que me daba escalofríos -. Creer que Skylar es solamente suya, simplemente porque ella salió de usted. Usted no es nadie para cortarle su libertad.
-¿No tienes familia, muchachito? –arqueó una ceja, y la mandíbula de Harry se tensó.
-A usted no le incumbe lo que haya o no pasado con mi familia. No estamos hablando de mí –respondió -. Deje a Skylar ser feliz; ella no necesita vivir en un lugar donde es reprimida. Viendo a su padre golpear a su madre, como el criminal que es.
-Ése no es tu problema –ella arqueó una ceja.
-Por supuesto que lo es –casi gritó, apretando mi hombro. Dirigí mi vista aterrorizada hacia él, haciéndolo rectificar de inmediato -. Skylar está sufriendo aquí. ¿Por qué no lo entiende de una buena vez? –él achicó los ojos -. Déjela en paz.
-No puedes decirme que deje ir así a mi hija –levantó el dedo índice, negando frenéticamente con la cabeza, mientras sus ojos claros derramaban innumerables lágrimas que penetraban directo en mi estómago, dando vuelcos dolorosos. No es muy fácil decirle a tu madre que te vas a los diecisiete años con un asesino, de cuyo título ella no tiene idea. Tragué saliva, para ahogar el nudo en la garganta que de un momento a otro me haría explotar en llanto.
-No le pido que la deje –él respondió -. Ni siquiera se lo estoy pidiendo yo. Esto fue decisión de Skylar. Yo no la he obligado.

Ella palideció, y respiró hondo, volviendo su mirada hacia mí.

-Skylar –masculló -. Es él, o yo.
-Te amo, mamá –mascullé con voz neutra -. Pero es una decisión tomada.
Sus ojos parecían querer salirse de sus órbitas.
-Váyanse ambos –musitó -. Desde este preciso momento no tengo hija.
-Vale –asentí, pasando mi manga por mi mejilla, limpiando las lágrimas.

Eso dolió más que una patada en los ovarios. Con dificultad, asentí sorbiendo las lágrimas, y Harry le dio un último vistazo antes de salir por la puerta, la cual cerré de un portazo. Corrí hacia la camioneta sintiendo las lágrimas en mis ojos, y cerré la puerta del auto detrás de mí, recostándome en el asiento del copiloto. Escuché la cajuela del auto cerrarse luego de unos minutos, y a continuación, la calidez del abrazo de Harry rodearme por completo.

Stray - [h.s.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora