Capítulo 17

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Estoy muy emocionada por comenzar a contarle a Ana todo lo que me ha sucedido en el casi medio mes que llevo viviendo en la hacienda por lo que regresamos a casa, sin embargo, como Ian aún tenía un poco de trabajo pendiente, pidió a Cooper que nos acompañase a mi amiga y a mí en la vuelta en la camioneta. Ana estaba encantada con ello, no obstante, desde mi último encuentro del día anterior con el vaquero en la caballeriza de Sombra junto a todo lo que he descubierto sobre su pasado, me muestro un poco distante del rubio.

No me gusta la idea de llevarme de esta manera con él, después de todo, siempre se mostró sumamente amable y caballeroso desde la primera vez que llegué a la hacienda, pero debo admitir que sus palabras de ayer me asustaron un poco, quizás el mayor impacto fue en el tono con que las dijo, tan misterioso, tan distante...tan peligroso.

Casi todo el viaje fue en silencio, solo la voz de Ana se sentía desde la parte trasera de la camioneta, mientras narraba sus relatos de viaje y como el guapo vaquero rubio y su acompañante moreno la habían rescatado en el aeropuerto. Un poco melodramático si me preguntan a mí.

—Gracias por traernos de regreso Cooper—agradezco cuando nos bajamos de la camioneta en la entrada de la casa.

Intento mostrar una sonrisa que aparte la fricción existente entre nosotros y este me la devuelve con alegría. Parece ser el mismo Cooper amable y confiable de siempre, eso me tranquiliza.

—No te preocupes, me alegro que tengas alguna amiga por acá. —Su cordialidad es sincera—. Deberían ir donde Dy mañana, ambas, así Ana hace una nueva amiga en Houston y de paso aprovechan para salir un rato.

Asiento, feliz de que las asperezas del día anterior hubiesen desaparecido.

—Me parece una idea genial—respondo.

Cooper se despide de nosotras y vuelve a montarse en la camioneta, aún tiene que regresar junto a Ian nuevamente para ayudarle con el trabajo restante. Miro la hora en mi reloj, es pasado el mediodía, será mejor que comience a preparar la cena para cuando el vikingo llegue a casa; hoy estoy más animada porque Ana está conmigo después de tanto tiempo. No es que odie estar aquí, simplemente es bueno volver a ver a un rostro amigo, sobretodo uno que ha estado conmigo en los peores momentos.

—Pensé que tu marido era guapo, pero la verdad es que todos los vaqueros de por acá están de infarto. —Escucho como comenta Ana junto a mí—, Incluso el otro chico que me fue a recoger al aeropuerto esta de muerte ¿Será un gen común en los hombres de Houston?

Río ante las ocurrencias de la pelirroja.

—¿Sabes lo triste que se pondrá Miguel si te escucha hablar así? —pregunto en broma.

Miguel es la pareja de Ana desde hace varios años ya, se conocieron cuando iban en su último curso de periodismo en la universidad y desde entonces han estado juntos. No me sorprendería que, en cualquier momento anunciasen su boda. A pesar de las palabras de mi amiga es más que sabido lo muy enamorada que está de su novio.

—Tan solo hice una aclaración, sabes que Miguel es mi chico hermoso—contesta con una sonrisa de enamorada.

La verdad es que son una pareja de envidiar; al verlos juntos, a pesar de todo el tiempo transcurrido, se notan tan enamorados como el primer día. Siempre esperé que el día que encontrase alguien para compartir mi vida tuviese el tipo de relación que poseen ellos, lástima que mi realidad es otra y luego de la muerte de mis padres dejé de tener citas, o, mejor dicho, dejé de tener vida amorosa en general, hasta que el vikingo diabólico llegó para poner mi mundo patas arribas.

«Aunque no creo que deba considerarlo a él como parte de mi vida amorosa...es solo un negocio».

Casi al instante de terminar este pensamiento los recuerdos de nosotros juntos el presente mes inundaron mi memoria: como me consoló el día del accidente con Sombra, la manera en que me hizo olvidar mis propios problemas, la forma cálida en que me abrazo la noche pasada haciendo que mis pesadillas desaparecieran...incluso esta misma mañana, cuando apenas estábamos en su despacho, me incluyo como parte de su familia al recordarme que este también es mi hogar, junto a él...

OJALÁ...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora