Epílogo

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Me quité la calurosa bata blanca, la dejé sobre el sofá junto a mi bolso y subí directamente a ver si todo estába en orden. Sonreí al ver que no estaba todo controlado como imaginaba. Las gruesas y palidas cortinas estaban abiertas dejándo al descubierto la ciudad. Me acerqué a la cama y sonreí ampliamente al ver almohadas de decoración tiradas en el suelo y unos cuantos ositos de felpa. Mi sonrisa se ensanchó más al verlo a él desparramado en la cama con solo los pantalones del pijama puestos y un libro de cuentos a un lado. Tomé el cuento de La Granja Feliz y lo dejé sobre la mesita de noche.

Deslice mis manos por la espalda del hombre que sacudió mi mundo. Se quejó y se giró, al verme sonrió de lado, sexy.

— ¿como te fue? — preguntó desperezándose, haciéndome un lugar en la cama — ¿el turno estuvo pesado?

Me acosté y en ese momento me rodeó con su brazo, dándome un beso en la frente. Su cuerpo estaba calentito y era realmente acogedor.

- horrible - dije en broma - voy a quejarme con el jefe del hospital

Rió por lo bajo

- ¿y porqué no te quejas ahora? - preguntó pícaro — seguro, que arreglará las cosas

Lo miré divertida y luego miré el desastre que había en nuestra habitación.

- si, voy a quejarme, pero no con el jefe si no con mi esposo - dije divertida y arqueando una ceja.

- era mejor la primera opción. - chequeo la lengua. Me besó rápidamente, mordiéndome el labio al separarnos. Llevó sus manos hacia mi blusa de algodón para empezar a subirla, al llegar a mis pechos se detuvo para morderse el labio.

- aún sigues volviéndome loco - murmuró cerca de mi boca - mi corazón está alterándose, ayudeme Doctora - susurró, seduciéndome

Sonreí al escuchar aquello. Correspondí a sus labios pero de repente frunci el ceño al sentir algo incómodo bajo mi espalda. Busqué debajo y saqué el estetoscopio.

- ¿que tanto pasó aquí ? - pregunté jovial enseñándole el aparato.

- ah, bueno.. Pues resulta qué ya tenemos quienes nos reemplacen

Solté una risita, para luego besarlo.

- vuelvo enseguida -  me levanté de la cama. - voy a ver que desastre hay en la otra habitación  - comencé a caminar hasta llegar a la otra puerta.

No quería ni ver que desastre había. Abrí la puerta blanca con cuidado. Las dos iniciales pegadas sobre la puerta blanca resaltaban, la letra "S" en color rosa y la otra en color azul. Sonrei ante lo que había frente a mi.

- ¡mami! - gritaron al unísono.

Ambos dejaron de jugar y se acercaron a mi con su pijama de patitos, con el que cabello despeinado y las mejillas regordetas rosadas.

- ¿como se portaron? - pregunté mientras me agachaba para abrazarlos, los había extrañado - ¿le dieron problemas a papi?

Miré esos lindos y enormes ojos verdes que tenía frente a mi, dos naricitas y unas enormes pestañas iguales a las de su padre. Europa, una enorme habitación y un hombre sexy y guapo dieron como resultado una bomba de adoración.

- hay que desayunar traviesos - dije alegre, me levanté y los tomé a ambos de las manos, uno en cada lado mío.

Cuando bajamos los tres, lo encontramos leyendo el periódico con una playera blanca puesta, ahora favoritas y unos jeans sueltos.

- ¿desde cuando lees periódico? - pregunté juguetona y senté a Seth y a Sally en las periqueras.

- desde esto - habló, girando el periódico para que leyera la primera plana.

only, my bad boy (Noah Schnapp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora