Desde niña soñé con vivir mi felices por siempre al casarme con el hombre que amaba, pero la vida misma se encargó de mostrarme la cruda realidad. ¿Y es que quien me iba a decir que terminaría divorciada un año después de casarme con el prestigioso Doctor Diego Scott? Quien logró hacer trizas mi corazón. Me costó mucho sobreponerme, y cuando lo hice aparece ese imponente hombre que me pone las piernas de gelatina. Lo peor de todo es que por más que trate nunca puedo huir de las garras de un Scott...