-Tienes que crear un hombre para mí, con el que pueda vivir e intercambiar el afecto que tan necesario resulta para mi existir. Solo tú puedes hacerlo, y te lo exijo como un derecho que no debes negarme. El monstruo dijo esto con convicción, como si esta fuese una petición que llevase mucho tiempo gestando y acabase de hallar el instante propicio para expresarla en voz alta. -¿Y por qué no una mujer? -inquirió de vuelta Victoria, casi como un acto reflejo, sin pensarlo en demasía. ***** [Bienvenidos, mortales al retelling queer de Frankenstein que nadie pidió, pero necesitaba escribir]