Llevo marcas en la piel, invisibles al mirar,
cicatrices que el tiempo no logró apagar.
Candela, así arde el recuerdo,
las llamas de un pasado que aún muerde por dentro.
Fui prisionera de golpes, palabras y frío,
un eco constante, un eterno vacío.
Los días eran grises, las noches cruel tormento,
y cada respiro, un acto de intento.
Pero llegaste tú, con manos tan suaves,
con palabras que apagaron las llamas brutales.
Tu amor no fue fuego, fue bálsamo en la herida,
la mano que sostiene, el faro en mi vida.
No intentaste borrar lo que nunca se olvida,
pero me enseñaste a ver belleza en la caída.
A sanar lo que sangra, a enfrentar mi reflejo,
a entender que en mis ruinas aún soy un templo.
Hoy sé que la llama ya no quema igual,
es luz que consuela, no fuego mortal.
En tu abrazo hallé lo que nunca busqué,
y así renací con amor y con fe.
Amor En Candela, Mi Fuego Y Mi Piel.
Una historia De una colombiana🇨🇴, y un alemán 🇩🇪
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