3 semanas después...
—¿Qué haces? —rio.
—Vamos a tener una cena de navidad —responde con una sonrisa en el rostro.
—¿Qué? —pregunto confundida.
Desparece un momento, y luego vuelve a incorporarse. Lleva un sueter color rojo con diseño navideños.
—Eso —su sonrisa no se borra.— tú y yo tendremos una cena.
—Pero, no me has avisado nada. No tengo nada para...
—Me ocupé de todo —guiña su ojo derecho exagerademante.
En cuanto termina de realizar ese gesto, llaman a mi puerta. Miro extrañada antes de decidirme a abrir.
—Me estas asustando, Holland —vuelvo la vista a Paddy.
—Ve a abrir —dice emocionado, tras la pantalla.
Hago caso a lo que me pide. Me pongo de pie, y camino en dirección a la entrada de mi habitación. Abro la puerta, y en cuanto lo hago, no puedo evitar la risa.
—Señorita, su cena —dice Ivan con su mejor sonrisa.
Mi mellizo, lleva puesto un disfraz de cúpido, con todo lo que eso significa: una tanga, su torzo descubierto, alas, etc.
—Oh por dios —continuo riendo.— debo tomarte una foto.
—Ni se te ocurra —me dedica una mirada asesina.— ni se te...
—Bien —rio por lo bajo.
—¿Vas a recibir la bandeja, o qué?
Ruedo los ojos. Con mis manos libres, hago el intercambio con mi hermano para tener la bandeja en mi poder. Huele delicioso.
—Para ser cúpido, eres bastante gruñón. Te quedaría mejor un disfraz del grinch.
—Probablemente me vería más atractivo que con esto.
—¡Gracias, Ivan! —grita Paddy desde la computadora.— ¡las alas te dan un toque atrevido!
—¡Ya sabes mi paga, pelirrojo! —le responde Ivan.— ¡más te vale cumplirlo!
Miro a mi hermano fijamente. En respuesta, se encoje de hombros.
—Es pleno invierno aquí, ¿cómo es que ha logrado que te pongas eso?
—No te diré.
—Como sea —actúo indiferente.
—Bien, te diré, pero, no ahora.
—Lo sabía —sonrio.— te amo, nos vemos.
Ivan resopla rendido, de alguna u otra forma termina contandome cada una de las cosas que hace o piensa hacer.
—Disfruta —da media vuelta, y se aleja de mi habitación.
Como puedo, vuelvo a entrar, y cierro la puerta con una de mis piernas.
No tardo en reincorporarme a la llamada.
—Eres increíble —rio.
—Lo sé —responde.— ahora, ve lo que vamos a cenar.
—Bien.
Cojo el pañuelo que cubría las sorpresas de la bandeja, y lo hago a un lado. El primer olor que se impregna con fuerza en mis fosas nasales es el de los ñoquis, seguido de este, el olor a chocolate que viene del postre, un cheescake de oreo. Y para no atorarme con todo lo que me ha dado, un jugo natural de frambuesa.
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Más allá de la frontera ~ Paddy Holland & tú
FanfictionImagina encontrar el amor de tú vida, pero, que viva a 11.663 kilometros de distancia.