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Nuestras clases ya han terminado por hoy, y a diferencia de los primeros dos días, Ivan es quien ha tenido que esperar por mí.

Junto a Flor caminamos por el campus en dirección a la facultad de mi hermano. De vez en cuando le doy un vistazo a mi móvil a ver si hay alguna señal del pelirrojo, pero nada.

Solo pasan un par de minutos cuando Ivan sale a nuestro encuentro, por suerte no hubo necesidad de entrar al sector de las salas de clases, pues no me gustaría encontrarme con cierto personaje.

—Hola —le sonrie animosamente a Flor. Lo fulmino con la mirada.— Hermanita —dirije su vista hacia mí.

—Hola —sonrio.

—Hola, Flor —dice esta vez con más compostura.

—Hola, Ivan.

Me encantaría que estuvieran juntos, pero conozco a mi hermano, y en estos momentos no puede darle a Flor lo que necesita. Tiene asuntos pasado con su corazón sin reparar.

—¿Pasamos a dejar a Flor? —pregunto.

—Como siempre, ya estaba en mi ruta —responde Ivan.—

—Siempre me salvan —sonrie Flor.

Ivan y yo le dedicamos una cálida sonrisa. Acto seguido, comenzamos nuestro camino hacia el estacionamiento, el que para nuestro favor se encuentra mucho más cerca de la facultad de Ivan que de la mía.

En consecuencia, no tardamos mucho en llegar a este. Ivan es el primero en subir, le sigo yo, ocupando el asiento del copiloto, y Flor quien ocupa uno de los asientos traseros. Mi hermano no tarda en alistarse.

—Cinturón, señoritas.

—Yo estoy lista.

—Ya va, siempre soy la lenta —ruedo los ojos.

Cuando ve que he finalizado, echa a andar el auto. Prendo la radio, pero Ivan es rápido y la apaga.

—¿Qué te pasa? —lo miro confundida.— Siempre escuchamos la radio.

—Si —me apoya Flor.

—Si, es que... ya me he aprendido todas las canciones, siempre son las mismas —se queja.— Podrías conectar tú celular, y poner spotify.

—¿No es lo mismo?

—No —responde, sin despegar la vista del frente.— Además, siempre saltan noticias raras.

—Como sea. Pero para poner mi celular, debo prender la radio —explico. Ivan no mueve su mano.— Saca tú mano del botón.

—Ah —rie por lo bajo.— Cierto.

Elevo una ceja. Sé que se está comportando raro, pero no hay una razón aparente. Supongo que volver a estudiar tiene efectos colaterales. Enciendo la radio, y la guio directamente al bluetooh para conectarla a mi móvil. Flor comienza a cantar la canción que he decido poner, Ivan le sigue.

Durante los minutos que tardamos en llegar a casa de Flor el camino fue relativamente igual, Ivan y mi amiga se creían cantantes de primera categoría, donde los que sufrieron fueron mis oídos.

—Para la próxima consideraré no poner música —comento. Flor rie apoyada en la ventana de la puerta del copiloto.— Nos vemos mañana.

—Nos vemos. Gracias, Ivan —le sonrie a mi hermano.

—De nada, cuídate —le devuelve la sonrisa. Flor no se mueve, se queda anonadada observando a mi hermano. Carraspeo mi garganta para llamar su atención.

Más allá de la frontera ~ Paddy Holland & túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora