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Sin darme cuenta, me dormí durante parte del trayecto. Para cuando desperté, todo se veía bastante bonito afuera, íbamos por una carretera rodeada de árboles. Me recordaba mucho a cuando viajo al sur de mi país.

Con los ojos aún medios cerrados, me esfuerzo en buscar mi móvil. Cuando lo encuentro, veo la hora.  Son las 12 p.m, por lo cual, llevamos al rededor de una hora viajando.

—Has despertado —comenta Paddy divertido.

—Ni sé cuando me dormí.

—Ni yo, sólo sé que de un momento a otro me encontraba hablando solo —ríe.

—Lo siento —con mi mano izquierda restriego mis ojos ojos.— el francés puede resultar agotador.

—Yo no hablo francés —dice confundido.

—Lo se —rio.— pero, tener a Camile hablando francés todo el día, o gran parte de el, puede partirte la cabeza.

—Pensé que estabas acostumbrada.

—Bueno, algo. Desde pequeña que lo hablo, pues, mi tía vive en Francia hace ya varios años. Sin embargo, la mayor parte del año hablo español.

—Tres idiomas, eh —me mira a través del espejo retrovisor.

—Todo un don —me acomodo.— ¿cuál es el tuyo?

—Yo soy brujo.

Suelto una carcajada. Sé que lo dice por lo que le he dicho en la fiesta.

—Eso lo has descubierto gracias a mí.

—Creo que nunca olvidaré que me hayas dicho eso, más en una fiesta —ríe.

—Los datos curiosos se pueden dar en cualquier lugar —digo en mi defensa.

Sonríe y asiente. El silencio se apodera del ambiente, pero, para nuestra suerte no es uno incómdo.

Me dedico a observar su perfil, junto con sus facciones. Me cuesta trabajo entender cómo es que no se da cuenta de la belleza que carga sobre sus hombros. Es un chico realmente guapo.

—Me siento observado —rompe el silencio, sacandome de mis pensamientos.— ¿tengo algo?

—No —rio nerviosa.

—Ah —ríe también.— no queda mucho para llegar, ¿has surfeado alguna vez?

—Dos, pero, fuí un completo desastre.

—La tercera es la vencida, dicen.

—Espero. Aunque, pudiste haberme adelentado este plan. No he venido con nada acorde a un día de playa.

—No hará falta —dice sin importancia.— no hay problema con que llegues de noche, ¿verdad?

—No, claro que no.

Sí, claro que sí. Ivan y Camile me asesinaran por meterlos en estos. Pues, ni mis padres, ni mis tíos se tragaran el cuento de que estuvimos todo el día andando en bicicleta.

—Perfecto.

~~

Siendo las 12:45 p.m hemos llegado a St. Ives. Si yo estaba convencida de que Londres era bellísimo, este lugar lo es más.

—Es maravilloso —digo admirando la vista.

—Lo es. Es de mis lugares favoritos en Inglaterra.

—Y con razón.

Paddy sigue bastante concentrado conduciendo, buscando un lugar donde estacionar. El cual, no tarda mucho en encontrar.

Más allá de la frontera ~ Paddy Holland & túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora