Más allá de la frontera ~ Paddy Holland & tú

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Paddy

—No te he estado ignorando, Brooke.

—Sí que lo has hecho, lo haces desde que terminamos.

—¿Y no es lo que se supone que debe pasar? fuiste tú quien decidió terminar.

—Te dije que me había equivocado.

—Pero, ya pasó. De todas maneras, no estabamos funcionando.

—¿Enserio me quisiste, Paddy? porque pareciera que no te importara todo lo que pasamos...

—Brooke, ya tuvimos esta conversación. —la interrumpo.— Escucha, yo te quise, y mucho. Aún lo hago, por lo mismo te respeto, y no quiero volver de esto una relación tormentosa. Estamos bien así.

Los ojos de Brooke se cristalizan, pero su expresión es de molestia.

—Estamos bien así, porque si estamos así tú puedes ir a coquetearle a otras chicas, salir con otras chicas.

Los chicos definitivamente ya le fueron con el cuento.

—Brooke, por favor. Tú no eres así.

—¿Te ofende que te diga la verdad?

—Si crees que esa es la verdad, entonces jamás me conociste.

—Paddy...

—Que estes bien, Brooke.

Le doy una última mirada, y volteo entrando en mi casa. Cierro la puerta, y vuelvo a la cocina.

—Para la próxima diganme de quien se trata ¿si? —le dedico una mirada a mis hermanos.

Ambos realizan una mueca, y asienten.

—Paddy, cariño, no olvides lavar los platos —mamá se asoma en la entrada de la cocina.

—Eso haré ahora.

__

Una vez termino de lavar los platos, subo a mi habitación.

Entro en ella, y en cuanto tengo la intención de cerrar la puerta, dos manos me detienen.

—¿Qué? 

—¿Estas bien? —preguntan al unísono.

—Sí.

—Sentimos lo de hace un rato —dice Harry.— ella ha dicho que era un asunto importante.

—No sabíamos que las cosas habían teeminado mal —agrega Sam.

—No lo hicieron —respondo.— es sólo que... no lo sé.

—No somos unos expertos, pero podemos ayudar —sugiere Sam.

—Bueno, él es mucho más experto que yo —ríe Harry.

—Los chicos insisten en que vuelva con Brooke —comento.— y yo no le veo sentido. Nuestra relación estaba muerta, era estar por... costumbre.

—¿Entonces por qué le das vuelta? —pregunta Sam.

—La verdad no lo hago, es sólo que, me incomoda. Los chicos le han ido con el cuento de que hay alguien más.

—¿Y es realmente un cuento? —esta vez interviene Harry.

—No del todo. Conocí a una chica, la de la cafetería —miro a Harry.— y la de la club —miro a Sam.

—¿La que te quería comer?

—¿A la cual no le pediste el número?

Suelto una pequeña carcajada, recordando la conversación que tuve con ella respecto a eso. Asiento.