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Vuelvo a chequear mi móvil, pero aún no tengo noticias de él. Las palabras del profesor vuelven a mis oídos, pero bastante tarde, pues ha dado por finalizada la clase. Trato de mantener la calma ¿En dos días qué me puedo perder?. Muevo mi vista hacia Flor, y entonces mi angustia explota.

—¿Has escrito todo eso? —pregunto alarmada.

—Y más —responde. Sus manos pasan de página para mostrarme qué tanto ha escrito.

—Mierda —espeto.

Guardo mi cuaderno vacío y lapicera en mi bolso. Flor que suele ser como flash, ya se encuentra de pie esperandome para salir de la sala. Cansada, me pongo de pie, bajamos los escalones que dan a la salida. Nos despedimos del profesor, y nos movemos en dirección al gran patio.

—¿Qué te preocupa? —suelta Flor.— ¿La cantidad de seguidores que puedes tener en instagra? ¿Sigues con eso?

—No —respondo.— Tú eres una gran detective —rio.— De todas formas, tendría que aceptar las solicitudes, las que por cierto, no eran tantas.

—Eso es porque no ha subido nada contigo, el día que lo haga... —Flor calla ante mi expresión.— ¿Dije algo malo?

—No sé cuándo vuelva a verlo —guardo silencio un momento.— O incluso, no sé si vuelva a verlo —Flor me mira preocupada.

—¿Por qué no volverias a verlo?

—No responde a mis mensajes, es como si se lo hubiera tragado la tierra.

—¿Desde cuándo?

—Ayer, a la tarde.

—Quizás está ocupado —intenta calmarme.— ¿Ha estado activo en instagram?

—No sé, tú dime —Flor eleva una ceja.— No me engañas, sé que eres una gran fan.

—¿Qué? ¿Yo? —rie nerviosa.— Claro que no.

—Va... ¿Entonces cómo notaste que específicamente él había comenzado a seguirme?

—No, no ha estado activo —rio.— Ver su perfil, y notar que te teníamos como seguidora en común casi me provoca un infarto —admite.

—Como sea, probablemente es cuestion de días para que deje de hacerlo.

—Estas exagerando —rueda los ojos.— Te he dicho que no ha estado activo.

—¿Y eso qué? —resoplo.— Es normal en él, rara vez sube algo a su historia. Al menos que se trate de futbol.

—Cierto —Flor asiente. Suspiro —Pero —se frena frente a mí.— Esto de seguro tiene una explicación.

—Espero —sonrio a medias.

—¿Chocolate caliente? —sonrie con entusiasmo.— Imposible que eso no te suba el ánimo. Y de pasada, te ayuda a concentrate en clases.

Asiento. Realmente debo concentrarme en los bloques que me quedan, pero ¿Cómo?. No puedo evitar sentirme preocupada, o incluso asustada. Aparece ya, pelirrojo.

Paddy

Abordar no fue tan fácil cómo creeríamos que sería. Nuestros padres estaban pendientes a los horarios que se transmitían en pantalla sobre los vuelos, los cuales claramente podían evidenciar nuestra gran mentira. Sin embargo, Sam con su tan preciada habilidad logró despitarlos, y ahora nos encontramos a tan solo unos minutos de aterrizar, lo cual es realmente un alivio. Estar sentados de 10 a 20 horas apróximadamente, no tiene gracia. Si no fuera porque Robbie está conmigo, me hubiera disecado del aburrimiento.

—¿Tienes ya pensado que diremos por haber tardado tanto en llegar a Los Angeles? —pregunta Robbie mientras bebe un sorbo de su agua.

—Sam me ha dado las indicaciones. Debes decir que, hubieron complicaciones de traslado del aeropuerto al hotel, por lo que, no teníamos internet hasta entonces.

—Tú hermano es un genio —sonrie, aunque esta no tarde en desvancerse.

—¿Qué?

—Los aeropuertos también tienen wi-fi.

—Demonios —presiono mis dientes.— Es cierto.

—Bueno, con todo el tema del traslado no nos ocupamos del móvil —se encoje de hombros.— Solo podran matarnos cuando volvamos, ahora ni modo.

—Robbie —rio.— ¿Crees que debamos ocultarnos?

La voz del  piloto llega a nuestros oídos. "El avión ha comenzado su descenso para aterrizar en el aeropuerto de destino, porfavor asegurese de haber completado la solicitud de hace unos minutos atrás, tener su cinturón abrochado".

—¿Ocultarnos?

—Ya sabes, como disfrazarnos.

—El famoso es tú hermano, no tú —se burla.

—Técnicamente eso me ha llevado a la fama a mí —hago una mueca.

—Quizás por precaución —Robbie se encoje de hombros.— Nunca he pisado estas tierras antes, no sé cómo será la gente aquí frente a los famosos o... medio famosos. ¿Qué te pondras?

—Diras qué nos pondremos.

—¿Por qué yo? —pregunta.— Yo no tengo un hermano famoso.

—Eres mi mejor amigo —golpeo el hombro de Robbie.— Has estado en mi instagram más de una vez.

—¿Así que a mí también me querrán aquí? —pregunta sonriente, y comienza a arreglar su cabello. Vuelvo a golpearlo.— Bien, me pondré lo que tú digas.

—Hará frío, así que... con una bufanda y un gran gorro creo que será suficiente.

El avión comienza a moverse más de lo normal, y entonces notamos que hemos aterrizado. Observo por la ventana, no hay mucho que ver por ahora, sólo más aviones. Vuelvo mi vista a Robbie, quien tiene una cara horripilante.

—¿E-estas bien?

—Odio cuando aterrizan —confiesa.— Me dan ganas de vomitar.

Su confesión saca una carcajada en mí persona, en respuesta, Robbie me golpea. El mensaje de despedida de la tripulación resuena en el avión. "Deseamos que hayan tenido un buen viaje y esperamos verle de nuevo a bordo".

Desabrochamos nuestros cinturones de seguridad. Robbie es el primero en ponerse de pie, y por lo que puedo notar solo quiere salir de aquí. Cojemos cada una de nuestras cosas: móvil, almohadillas, etc.

Tras un rato de espera para que más gente bajara del avión, Robbie y yo nos dirigimos a la salida de este. Un viento frío traspasa algunas instalaciones del finger. Caminamos por este, el cual tiene la función de unir al avión con el aeropuerto.

—Paddy —murmura Robbie.

—¿Si?

—¿Sabes dónde queda la casa de _______?

—No —respondo.

—¡¿Qué?! —exclama. Algunas de las personas que se encuntran cerca de nosotros voltean a vernos.— ¿Cómo piensas ir a verla si no sabes dónde vive? —pregunta más calmado.

—Ivan —me limito a decir.— Cuando lleguemos al hotel tendremos internet y podré preguntarle.

—Ah.

—Estamos aquí —sonrio.— No puedo creer que he venido hasta aquí.

—Ni yo, ya entiendo porque has puesto tan loco a Sam.

Ignoro el comentario de mi amigo. Nada podría derrumbar la emoción que siento en estos momentos. Puede ser que sea mucho lo que estoy arriesgando, sobre todo con mis padres, pero no podría arrepentirme de esto. Me imagino su rostro cuando me vea... y el mío al verla. 2 semanas, 2 semanas en las que haré que valgan por un año viendonos. Ahí te voy, García. No tendrás que extrañar a este pelirrojo por un tiempo.


Más allá de la frontera ~ Paddy Holland & túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora