•17•

897 87 48
                                    

—Eso sí fue estúpido —comenta mi hermano al observar la mano de Paddy.

—Fue incensato. ¿En qué pensabas, Holland? —le recrimino una vez más.

—En no perderte —responde. Mis mejillas se vuelven fuego.

Ivan y Camile me observan divertidos, guardando silencio. Paddy me imita, transformandose en un tomate también.

—D-digo e-en no perderme la oportunidad de despedirme como una persona normal —rie nervioso.

Mamá se acerca a nosotros, con el botiquin en sus manos. Por suerte, siempre trae uno de emergencias.

—Toma, cariño —mamá me entega el botiquin.— ¿necesitan ayuda?

—_______ puede sola, mamá —responde Ivan.— ¿podemos ir por algo de comer?

—¿No comiste nada cuando saliste? —pregunta mamá.

—Ya sabe como es —comenta Camile.— aunque a mí  también me vendría bien algo de comida.

—Vayan juntos —mamá se encoje de hombros.

—Pero, te necesitamos —insiste Ivan.

Estas siendo demasiado obvio, hermanito.

—Sí, y mucho —agrega Camile.

Mamá le da una mirada a Paddy, y luego a mí. Entonces, suelta una pequeña risa.

—Claro —continúa riendo.— bien, vamos. Cualquier cosa, me avisas. Pero, no tardes, debemos revisar todos los papeles, y cuidar de no perder el...

—Lo sabe, má —Ivan toma de la mano a mamá.— vamos.

Ivan logra mover a mamá en dirección contraria. Camile articula exageradamente un "de nada", y sale tras ellos.

Suspiro. Abro el botiquin que mamá me ha entregado, y de el, cojo un par de vendas que me ayudaran a inmovilizar un poco la mano de Paddy.

Tomo su mano entre las mías, con sumo cuidado. Sin embargo, no es suficiente, pues, igualmente el pelirrojo se queja de dolor.

—Lo siento —hago una mueca.

—¿Estudias enfermería de casualidad?

—No —respondo.— pero, la suerte no me acompaña, y gracias a varios de mis torpes accidentes, he adquirido práctica en estas cosas.

—Ya veo —asiente.

Guardo silencio, concentrandome en la mano dañada del pelirrojo. ¿En qué estaba pensando? ¿No era más fácil llamarme? ¿Enviarme un mensaje?

—Lo siento, García.

—No, yo lo siento por triturarte los huesos de la mano.

—No fue tú culpa, no tenías cómo saber que entraría en el auto —rie.— pero, no me disculpaba por eso.

Dejo de vendar su mano, y lo miro fijamente.

—¿Por qué?

—Te vas, y lo único que se me ocurrió decir fue "ten un buen viaje, espero llegues bien a casa".

—No hay nada malo en eso, Paddy. No tienes que disculparte.

—Ibas a besar...

—Da igual —lo corto en seco.

Vuelvo mi atención a la mano de Paddy, pero él la quita, obligandome a mirarlo una vez más.

—No —dice en un tono firme.— no da igual, porque... porque debí hacerlo.

—Paddy...

—No, escucha —cierro mi boca.— sé lo que puedes estar pensando, que nos conocemos hace poco, que probablemente por mi cabeza no pasan los mismos pensamientos que en los tuyos, porque eso es lo que exactamente he estado pensando yo. Pero, al momento en el que decidiste acercarte, supe lo equivocado que estaba —suspira.— y si, se que ahora debes estar preguntandote ¿si sentía lo mismo, por qué no me correspondió? y la respuesta es simple, soy un idiota.

Una pequeña sonrisa se dibuja en mi rostro.

—No puedo confesarte mi amor —rie.— porque no te conozco lo suficiente, pero si me dejaras, me gustaría hacerlo.

—Paddy...

—Lo sé, vivimos lejos el uno del otro.

—¿Lejos? —suspiro.— lejos no define justamente la distancia que nos separa.

—Pero —guarda silencio.— existen las videollamadas, los viajes en vacaciones.

—Paddy...

—También podríamos...

—¡Escuchame! —subo un poco el tono, y él guarda silencio.— sí, iba a besarte, e iba a hacerlo porque me gustas. Quizás, no puedo declararte mi amor tampoco porque bueno, ya sabes por qué. Pero, tampoco puedo esperar a que en un futuro esto funcione —bajo la cabeza, mirando el suelo.— tú continuaras con tú vida acá, y yo con la mía en mi país. No tenemos los mismos horarios, y tienes a alguien esperando por ti, a apenas algunos metros o kilometros. No puedo competir contra eso.

—No tienes que competir contra nada, ella ya no es parte de mi vida —responde sabiendo a lo que me refiero.— y no puedes negarte a algo que nisiquiera has intentado.

—Eso es algo que tú tienes claro, pero ¿y ella? —vuelvo a mirarlo.

—Es sólo una excusa, ¿no es así? porque sé que tienes claro que yo no quiero volver con ella.

—Ojalá lo fuera —rio por lo bajo.— soy buena observando, por si no lo has notado. Ví cómo la mirabas, y tú actitud después de estar con ella, el beso... el intento de beso sólo lo ha confirmado.

—_______.

—Está bien, Holland —esbozo mi mejor sonrisa.— soy sólo un chica turísta, que tuvo la suerte de tener al mejor guía.

—La turista más testaruda.

Le tiendo mis manos al pelirrojo, para que vuelva depositar la suya, y terminar de vendarla. Resignado, acepta mi solicitud.

—Gracias —murmura cuando termino.

—Es lo mínimo que podía hacer.

Desvío la mirada, y a un par de metros se encuentra Ivan junto a Camile. Al encontrar nuestras miradas, me hacen señas indicando que es momento de irme. Asiento.

Miro a Paddy, quien se encuentra pérdido mirando el suelo. Ordeno las cosas del botiquin, y me pongo de pie.

En cuanto lo hago, la mirada de Paddy me persigue, y me imita.

—Debo ir...

Entonces, sin dejarme pensar o reaccionar, su labios se apegan a los míos con fuerza y determinación.

Mis mejillas reaccionan antes de lo que el resto de mi cuerpo puede. Me toma tiempo, pero finalmente cierro mis ojos y me dejo llevar. La presión de sus labios en los míos, me dan la sensación de que mi pecho está a punto de estallar. Sus manos posandonse en mi cuello, me atraen aún más a él.

Siento como Paddy comienza a suspirar, y termina por separarse de mí. Apoya su frente en la mía, y respira con lentitud.

—No hay nada contra lo que tengas que competir —murmura.

—Vaya, Holland —sonrio.

______

Disculpen lo tarde del capítulo, quería actualizar hoy temprano, pero tuve algunos imprevistos familiares.

Espero lo hayan disfrutado!! Gracias por cada una de sus lecturas, vamos creciendo:)

Más allá de la frontera ~ Paddy Holland & túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora