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Abro los ojos con lentitud. Aún no ha sonado la alarma, estoy desperdiciando minutos de sueño. Me doy media vuelta para acomodar mejor mi cabeza al almohada, y vuelvo a cerrar los ojos. Cada segundo cuenta.

...

La puerta se abre de golpe. Ivan.

—Si me pagaran por hacer esto, lo haría con gusto —comenta.— Pero cada vez que te despierto, me llevo un manotazo de tú parte. ¿Qué no tienes una alarma más potente?

—Vete al demonio —bufo molesta. Llevo mi mano derecha a mi almohada, sacandola de mi rostro y lanzandola en dirección a mi hermano.

—O un almohadazo —dice con humor.— No te esperaré, y no sé cómo pasarás por Paddy sin el auto.

—¿Paddy? —murmuro confundida.

—Y Robbie.

Mis ojos se abren de golpe, y sin pensarlo bien, me pongo de pie. Mierda, entonces no era parte de mi sueño, él realmente está aquí.

—Lo olvidaste —Ivan niega con la cabeza.— Ayer, luego de ir a comer pizza quedamos de ir por ellos a la mañana. Nos acompañarán a la universidad para luego hacer planes.

—Está aquí —murmuro.

—Claro —su tono rebalsa obviedad.— No creo que los hologramas puedan besarte —mis mejillas se ruborizan.— Uf, no sé cuántas veces tuvimos que frenarlos con Robbie. Hermanita, no comas frente los pobres.

—Cállate —ruedo los ojos.— Te lo mereces, tú estúpida idea de darme un susto.

—Disculpa, tú fuiste quien se comió mis donas.

—Superalo. Voy a bañarme —me pongo de pie.

—Lo superaré cuando dejes de comerte todo lo que es mío —dice molesto.— Excepto Paddy, porque eso es tuyo —rio por lo bajo, pero no respondo.

Debo apurarme porque sé que Ivan es capaz de irse sin mí, y no puedo dejar a Paddy esperando. Salgo de mi habitación y me voy en dirección al baño.

Una vez dentro, me quito la ropa. Cojo mi móvil y reproduzco "Baila conmigo" de Selena Gomez, jamás pasará de moda para mí y marca los minutos exactos que debo tardar en la ducha.

Paddy

El desayuno del hotel es extremadamente bueno, pero extremadamente temprano. Robbie tuvo que sacarme con una grúa de la cama.

—¿A qué hora has dicho que vienen por nosotros? —pregunta Robbie.

—8:00 a.m —echo un vistazo a mi móvil.— En 3 minutos más para ser exacto—respondo tras dar un sorbo al jugo de naranja.

—No sé cómo pudiste dormir tanto —vuelve a recriminarme.— Es impresionante cómo el cambio de horario no tuvo efectos en ti.

—Cuando se trata de dormir, nada puede interponerse —me encojo de hombros.

Robbie niega con la cabeza y vuelve a las sobras de su desayuno. Podría apostar que se ha puesto de pie unas 5 veces para ir una y otra vez por un bizcocho marmoleado.

—¿Crees que pueda llevarme uno para el camino?

—Robbie —rio.— Has comido como 10 de esos.

—Estan muy buenos —dice en su defensa.— Además, el cambio de horario afecta en mi hambre.

—Claro —murmuro.— No es que tú seas demasiado bueno para tragar.

—Y tú para dormir, e igual te quiero, pelirrojo.

—No he dicho que no te quiera... —mi móvil interrumpe mis palabras. Es un mensaje de Ivan avisando que se encuentran en el estacionamiento del hotel.— Son ellos, vamos.

Más allá de la frontera ~ Paddy Holland & túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora