Capítulo seis.

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—No –decimos Calum y yo al mismo tiempo.

El profesor nos mira a ambos con el entrecejo fruncido. La clase se ha quedado en total silencio, esperando las reacciones.

—No veo cuál es el problema –dice lentamente el profesor.

—No voy a trabajar con ella –dice Calum señalándome—. De ninguna manera.

—¿Por qué?

—Porque yo no le caigo bien y él no me cae bien a mí –respondo—. Por eso.

—Bueno, a mí no me importa si sus familias son Montesco y Capuleto, a mí lo que me importa es que me entreguen el trabajo. Es el primero que encargo y ustedes ya están oponiéndose.

—¿Qué pasa si no entregamos? –dice Calum molesto.

—Tienen un cero.

—Bueno, pues yo no tengo ningún problema con sacar cero en un trabajo –respondo.

—Pues espero que tampoco tengan problema con sacar cero en todos los trabajos del resto de la materia, señorita Miller, porque por semana encargaré un trabajo en parejas y desafortunadamente su pareja es el joven Hood.

Ugh, pareja.

—¿No hay manera de cambiar eso? –dice Calum.

Ninguno de nosotros dos quiere trabajar juntos. Trabajo en parejas significa vernos después de clases y hablar mucho, además, uno dependería del trabajo del otro y no estamos dispuestos a eso. Nos odiamos.

—No –responde el maestro—. En mi clase no hay intercambio de parejas, así que o trabajan juntos o se quedan con un cero en todos los trabajos por el resto del ciclo escolar. Y esa es mi última palabra.

El maestro se gira hacia el pizarrón y comienza a escribir las instrucciones del trabajo. Ni Calum ni yo decimos nada. Ambos guardamos silencio sopesando las opciones que tenemos.

He estado en muchas escuelas durante los últimos años, pero eso no significa que mis calificaciones sean malas. Mi promedio siempre ha estado por encima de nueve, por eso me es fácil cambiar de escuela constantemente sin que alguien me ponga pretextos, sin embargo mi calificación se encuentra en juego ahora solamente por un chico idiota sentado junto a mí.

La clase continúa y cuando es momento de salir del salón miro a Calum decidida.

—No voy a bajar mi promedio por tu maldita culpa, Hood.

—¿Mi maldita culpa? –dice levantando una ceja.

Los chicos del salón comienzan a salir rápidamente, incluso Meredith sale de ahí, ella simplemente se despide de mí con la mano. En pocos segundos solamente somos Calum y yo en el salón.

—Sí –le digo.

—Te recuerdo que si estamos sentados juntos es por tu culpa, Kiara, no mía –dice, haciendo una mueca. Dios, ese chico hace demasiadas caras extrañas.

—¿Qué? ¿Por qué mía? –replico.

—¿Eres estúpida? Si ayer no me hubieras empujado, no habríamos entrado tarde, y si no hubiéramos entrado tarde no nos habríamos sentado juntos.

Él tiene un maldito punto.

—Imbécil, ¿cuándo vas a entender que yo no te empujé? Por Dios, no seas niña y supéralo.

—Y ahora que lo recuerdo, me diste una cachetada –dice y su rostro se pone rojo de furia—. ¿Te han dicho antes que eres una perra?

Me molesta que él me diga así, pero no se lo voy a demostrar, no va a tener el gusto de verme haciendo rabietas por su culpa.

—Sí, me lo dicen mucho –le digo sonriendo—. Y si no mal recuerdo, ayer después de que dejé mis dedos marcados en tu mejilla estabas a punto de decírmelo.

—Pues te lo mereces –dice.

—Sí, bueno, tú eres un cerdo –él ríe y yo lo miro mal—. Y no me importa lo que pienses de mí, Hood. Lo único que me importa es mi calificación y no estoy dispuesta a reprobar por ti, inútil.

—Pues yo tampoco quiero reprobar por tu culpa, así que tendremos que trabajar juntos –dice resignado—. Aunque déjame decirte que tengo unas cuantas condiciones.

—Mira qué coincidencia, yo también tengo condiciones –digo y comienzo a enumerar con los dedos—. La primera, vas a hacer todo lo que debas, no estoy dispuesta a hacerte el trabajo y la segunda es que no trabajaremos en mi casa.

—Oh no, eso sí que no, será en tu casa porque no estoy dispuesto a llevarte nuevamente a mi departamento.

—¿Por qué?

—Porque no, no quiero que estés ahí –dice como si fuera la cosa más obvia del mundo—. ¿Por qué no podemos trabajar en tu casa?

—Porque mi madre está ahí –respondo no queriendo hacerlo.

—¿Y está todos los malditos días? ¿No trabaja o algo? –pregunta molesto.

—Bueno, trabaja martes, miércoles y jueves hasta las 20:00 y los viernes hasta las 16:00, descansa sábado, domingo y lunes.

—Está bien, haremos esto –dice y suspira—. Estaremos en tu casa los días que tu mamá trabaje y me iré de ahí antes de que ella regrese y si tenemos que trabajar cuando ella esté entonces iremos a mi departamento, ¿de acuerdo?

—Está bien –digo no muy convencida.

—Entonces –mira hacia el pizarrón en donde están escritas las instrucciones del trabajo—, comenzaremos a trabajar mañana en tu casa. El trabajo debe de ser entregado en el próximo par de días.

—Entiendo, entonces mañana en mi casa, ¿saliendo de la escuela?

—Exacto –responde y toma sus cosas dispuesto a salir del salón.

—Espera.

—¿Qué? –me mira levantando una ceja.

—¿No dijiste que también tenías condiciones?

—Cierto, la primera era que no trabajaríamos en mi departamento, pero creo que ya quedó arreglado.

—¿Y la segunda? –pregunto rodando los ojos.

—La segunda –me dedica una cínica sonrisa y comienzo a temer por lo peor—, es que por más que lo desees, no vamos a abrazarnos, besarnos o tener sexo –dice saliendo del salón antes de que pueda alcanzarlo.

—¡Eres un maldito cerdo imbécil! ¡No quiero tener sexo contigo! –le grito pero él ya salió del salón, solamente puedo escuchar su sonora carcajada a través del pasillo.

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¡Hooooooooooooooooooooooola! 

Bueno, lo prometido es deuda, dd. Ayer subí un capítulo mega cortito y hoy les traigo este como para que se compense el asunto, xdd. La mayoría de los caps no son muy largos, por eso trato de subir seguido y así.

Omg, ya van más de 200 leídos, o sea, sé que es súper poquito comparado con otras novelas que tienen miles y miles but yo como quiera me emociono y siento bonito, hahaha.

Gracias a las personas que han estado leyendo y votando la nove y eso, sigan y así bc me hacen muy feliz, dd.

Insensible »»Calum Hood.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora