Capítulo ocho.

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No he visto a Calum en toda la mañana. En la clase de Historia el asiento junto a mí estuvo vacío. Él me había enviado su parte del trabajo por correo en la noche y yo junté todo así que no hubo ningún problema al entregar, pero él nunca llegó a clase.

En el descanso estuve comiendo con Meredith en la cafetería y aunque su charla era entretenida cada pocos minutos buscaba el rostro de Calum entre la gente, pero nunca apareció.

Faltan pocos minutos para que la última clase termine y por algún motivo me siento desesperada por salir de aquí pronto.

Cuando el timbre suena me parece que es el sonido más hermoso que he escuchado jamás y corro hacia mi casillero para dejar mis libros y buscar las llaves de mi auto.

Camino después hacia el estacionamiento y no me sorprende no encontrar el BMW de Calum, así que no hago más intentos por saber de su insistencia y conduzco directo a casa.

Cuando llego veo que el teléfono marca dos mensajes de voz. El primero es de mi mamá avisando que no la espere despierta porque trabajará hasta tarde en la oficina y el segundo es de un número que aparece como Desconocido.

Camino hacia mi refrigerador para tomar una botella de agua, después regreso al teléfono y presiono el botón de “Escuchar”. Doy un trago al agua, pero lo escucho me hace querer escupirla completamente.

—¿Qué crees que haces, Kiara? ¿No eras tú la chica que mantenía a todos alejados porque no eran lo suficientemente buenos? Creí que yo era el único chico especial en tu vida pero ahora Hood se está entrometiendo, ¿no? –la voz ríe detrás del teléfono y después de una pausa continúa—. Él no es lo que crees Kiara, te lo advierto, espero que sean simplemente compañeros de trabajo, te lo digo por el bien de ambos. La última ocasión cometí la estupidez de dejarte con vida pero ahora no estoy muy seguro de qué hacer contigo, demuéstrame que no es necesario que manche mis manos con tu sangre y mantente alejada de Hood, ¿de acuerdo, cielito? Sé una buena chica.

Cuando el mensaje termina siento mi rostro mojado y comprendo que en algún momento comencé a llorar. Esa voz trae muchísimos recuerdos a mi mente y ninguno es precisamente bueno. También estoy temblando, pero no me puedo controlar.

Hay algo que se repite en mi mente sin cesar.

“¿Por qué otra vez?”

Un pánico terrible me atraviesa y lloro con más fuerza mientras una ronda de preguntas se hace presente.

¿Cómo me encontró? ¿Cómo consiguió mi número? ¿Por qué sabe acerca de Calum? ¿A qué se refiere con que Calum no es quien yo creo? ¿Por qué quiere que me aleje de él? ¿En verdad está dispuesto a lastimarme de nuevo? ¿Me está vigilando?

El teléfono suena y miro el identificador de llamadas. Desconocido.

El miedo se hace más fuerte, pero decido que lo mejor es contestar. Necesito respuesta y probablemente enfrentarme a él sea la única forma de conseguirlas.

¿Hola?

Me alegra que hayas llegado con bien a casa, cielito –dice él.

—¿Robert? –digo y mi voz inevitablemente se quiebra.

¿Aún recuerdas mi nombre? –dice con una voz desesperantemente cariñosa—. A mí también me da gusto saludarte de nuevo.

—¿Qué es lo que quieres? –pregunto llorando—. Creí que nunca volvería a saber de ti.

—¿En serio? –dice fingiendo sorpresa. Bastardo—. Yo también creí que jamás volvería a escuchar tu dulce voz, pero me estás haciendo las cosas difíciles, cielito.

—¿De qué hablas? ¿Qué se supone que estoy haciendo?

—Vamos Kiara, no eres tonta, sabes a qué me refiero.

—Explícate Robert, por favor.

—Quiero que te mantengas lejos de Calum Hood, ¿entendiste?

—¿Por qué?

—Oh no, no necesitas saberlo. Solo has lo que te digo, ¿está bien?

—Robert…

—¡Que te alejes de Hood, Kiara, entiéndelo! –me grita furioso. No sé cuál es la causa de su coraje hacia mí, creí que ya la relación entre nosotros había quedado saldada hace mucho tiempo cuando él obtuvo de mi lo que quería.

—Pero –digo temblorosa—, él es mi compañero de clase y debemos trabajar juntos todas las semanas.

—Pues espero que hasta ahí llegue el asunto entre ustedes, cielito. No te involucres con Calum Hood más de lo necesario.

—Pero Robert…

—¡No me des ningún “pero”, Kiara! Solamente debes de hacer lo que te digo si es que quieres mantenerte con vida. ¿Entendiste? –tardo en responder así que él insiste—. ¿Entendiste?

—Entendí –suspiro tratando de contener mi llanto. Seguir respirando me parece muy complicado en este punto, pero no dejaré que él lo sepa. Recuerdo entonces que Calum no asistió hoy a clases y mi preocupación aumenta de manera gradual, ¿qué si Robert lo encontró y le hizo algo?

Así me gusta cielito, te llamo luego para ver cómo estás. Ah, y no se te ocurra decirle a nadie de estas llamadas, ¿ok? Sé que no soportarías que algo malo le pasara a tu amado padre, así que ya sabes qué tienes qué hacer. Te extraño.

Antes de que pueda decir más, la línea al otro lado ya está muerta. Robert se ha ido y sé que una parte de la vida que estuve tratando de reconstruir en los últimos cuatro años también.

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¡Holaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

¿Me extrañaron? Yo sé que sí, dd.

Bueno, aquí les traigo el capítulo ocho, sé que no es muy largo pero el domingo si puedo trataré de publicar el número nueve, yaaaaaaaaaaaaaai ;-; Estos días he estado enferma, ugh, soy una persona mega enfermiza y eso, les juro que soy cliente frecuente en las clínicas, lol.

Pero si hay algo que me puso súper feliz es ver que las leídas y votos han subido, neta que me llegan a mi jeart y eso, las amo mucho a todas aunque no voten o comenten (aunque las amaría más si lo hicieran, ya saben).

A las chicas que estén votando y comentando les iré dedicando algunos capítulos, y si ya lo hicieron entonces nada más tenganme tantita paciencia, ya llegará su tiempo, xdd.

Otra vez muchas gracias a todas esas personitas bonitas y ya saben que se aceptan quejas, sugerencias o dudas, si me quieren decir algo but les da penita aquí me envían un mensaje y listo, ¿va?

Bueno, ahora sí, ¡nos vemos el domingo! Wuwuwu, tengan bonito fiiiiiiiiiiiiin de semana(:

Insensible »»Calum Hood.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora