Capítulo nueve.

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—¿Qué tal quedó el trabajo? ¿Dijo algo el profesor? –me habla Calum curioso.

—Quedó bien –digo sin mirarlo.

—¿Solamente bien? –pregunta. Puedo sentir su mirada sobre mi rostro, pero no quiero voltear a verlo. Puede que sea ridículo pero estoy asustada.

—Sí –respondo. Estoy molesta con él, me enoja el hecho de que él no da una mierda por mí pero yo no he dejado de preocuparme por su maldita vida desde que hablé con Robert ayer. No es justo.

Pasan unos cuantos segundos hasta que Calum vuelve a hablar. Su voz suena molesta.

—Mira Kiara, no sé cuál sea tu maldito problema, pero…

Levanto mi rostro hacia él enojada, dispuesta a decirle que no tienen ningún derecho de hablarme a así, pero me detengo cuando veo una pequeña marca en su mejilla izquierda, es algo así como un moretón, pero debe de habérselo hecho hace poco porque aún no tiene un color muy fuerte. Es casi imperceptible, pero sé que está ahí.

—¿Qué le pasó a tu mejilla? –Instintivamente llevo mi mano hacia donde está el hematoma y ambos nos estremecemos por el contacto. Su piel es muy suave y él me mira directamente a los ojos, silencioso. Siento mis mejillas arder, así que retiro mi mano lentamente—. ¿Y bien? ¿Qué te sucedió?

—No es nada –dice separando sus ojos de los míos para girarse hacia el pizarrón.

—¿Estás seguro?

—Sí Kiara, no me sucedió nada –dice con una voz sin expresión. Él niega que le haya pasado algo, pero no me deja para nada tranquila.

El profesor entra en el salón y nos saluda con voz cansada.

—Estuve revisando los trabajos ayer –habla sin mirarnos mientras saca de su portafolio nuestros trabajos—. Solamente hubo uno que cumplió con todos los requerimientos –levanta la mirada hacia el grupo y de pronto sonríe en dirección a Calum y a mí—. No sé por qué no querían trabajar juntos, hacen un buen equipo –nos dice.

Calum sonríe orgulloso, pero yo no tengo cabeza para pensar en otra cosa que no sea la amenaza de Robert y la mejilla lastimada de Calum.

—Trabajamos bien, ¿no? –me pregunta Calum sonriente y yo solamente asiento.

—Hoy tendrán que trabajar en parejas una vez más, será la última vez en esta semana, lo prometo. Dejaré las instrucciones en el pizarrón y las revisan en cuanto la clase termine, ¿de acuerdo?

Maldición. Ayer creí que podría estar lejos de Calum por unos días, pero si tenemos más trabajo tendremos que vernos en la tarde de nuevo. Temo por mí, por mi familia e incluso por Calum. No sé qué es lo que podría hacer Robert, pero sé que no es de los que se anden por las ramas o tengan consideración a los demás.

La clase continúa. El maestro habla sobre las primeras civilizaciones y los castigos que imponía el hombre en aquellas épocas a quienes cometían algún crimen, pero no entiendo muchas de las cosas que explica.

Cuando la clase termina, miro a Calum decidida.

—No podemos trabajar en mi casa.

Él inclina la cabeza hacia la derecha y me mira con curiosidad. Su ceño se frunce un poco y muerde su carnoso labio inferior. Desearía que no lo hiciera.

—¿Por qué? –me pregunta.

No puedo decirle la verdad, sería muy extraño algo así como: “No puedes ir porque hay un loco acosador asechándome y  nos podría matar a ambos si nos ve juntos”. Es por eso que prefiero decirle una mentira que probablemente él creerá.

Insensible »»Calum Hood.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora